Los autos de Uber toman clientes sin tener seguro de vida, pagar ningún tipo de impuesto, ni pasar por las revisiones técnicas de seguridad: Omar Viviani
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— TV Pública Argentina (@TV_Publica) 28 de octubre de 2016
.- Miles de taxistas argentinos se movilizaron para exigir la salida de Uber, multinacional de transporte en ese país. Al grito de «¡Fuera Uber de Argentina!», los taxistas, congregados con su sindicato, se movilizaron el viernes en protesta porque un juez habilitó a la empresa a operar pese a que el gobierno la considera fuera de la ley.
Los tribunales se vieron congregados de banderas negras y amarillas, el color de los 38,000 taxis de la capital argentina. El sindicato y la cámara de propietarios marcharon juntos a pie y en vehículos una vez que apelaran el fallo judicial.
De acuerdo a algunos de los manifestantes, la compañía opera como «grupo pirata», pues no está registrada fiscalmente, carece de domicilio legal y no realiza sus pagos por canales bancarios, según denunciaron los manifestantes.
Durante una rueda de prensa, el líder sindical Omar Viviani, Uber «Es una empresa fantasma totalmente ilegal», además, afirmó, Uber «trabaja aunque tiene las tarjetas de crédito suspendidas» por la justicia.
Las protestas volvieron a desatarse cuando se dio a conocer que el juez Luis Zelaya falló a favor de la multinacional al determinar que en su caso hay «inexistencia de delito». Con este fallo el juez le permitirá trabajar a los taxis de esta compañía sin tener seguro de vida, pagar ningún tipo de impuesto, ni pasar por las revisiones técnicas de seguridad.
Con la aparición de este servicio en Argentina en abril, se desató una puja con los conductores de taxis que pagan impuestos y mantienen sus unidades bajo inspección y control comunal.
A nivel internacional existen manifestaciones de inconformidad contra esta empresa: Madrid, Bogotá, Yakarta, San José de Costa Rica, Londres y Sao Paulo, así como en otras ciudades de Argentina. En Estados Unidos soportan denuncias judiciales por abusos.
Con información de El Economista