Juan Nepomuceno María Álvarez Hurtado (1790 – 1867) Nació en el barrio de la Tachuela, región comprendida de la entonces población de Santa María de la Concepción de Atoyac (hoy Atoyac de Álvarez), Guerrero fue un destacado político y militar que participó en la mayoría de los conflictos armados del México independiente, desde la guerra de independencia hasta el derrocamiento del Emperador Maximiliano durante la Segunda Intervención Francesa. Llegó a la Presidencia de la república, combatió el centralismo y el gobierno del dictador Antonio López de Santa Anna; en 1847 intervino en la lucha contra la invasión norteamericana al frente de la División del Sur. Posteriormente fue nombrado comandante general de Puebla.
En 1849, al constituirse el estado de Guerrero, fue nombrado gobernador interino y poco después, mediante elecciones, se convirtió en gobernador constitucional. Durante su gobierno creó la primera Casa de Estudios de Enseñanza Superior, antecedente de la actual Universidad Autónoma de Guerrero. Desde su cargo se opuso al Plan de Jalisco que se proclamaba en contra del presidente Mariano Arista y a favor del regreso al poder de Antonio López de Santa Anna, y gracias a su tenaz resistencia logró sustraer a su estado del poder de Santa Anna. Con su gran prestigio, aunado a su autoridad, ejerció gran influencia en los estados de Michoacán, Morelos y Oaxaca.
El 25 de febrero de 1854, ante un nuevo envió de tropas a los territorios dominados por Álvarez, éste dirigió a sus soldados la «Proclama de la Providencia» en la que les hizo ver que el verdadero objetivo de Santa Anna era imponer en la región su tiranía. Enseguida, reunidos Álvarez, Comonfort, Trinidad Gómez, Diego Álvarez, Eligio Romero y Rafael Benavides, redactaron los artículos del Plan de Ayutla, en el que entre otras cosas, declaraban que cesaba en el ejercicio de funciones Santa Anna y los funcionarios que hubiesen desmerecido la confianza de los pueblos; que se convocaba a representantes de los estados para elegir presidente interino y que a quince días de haber asumido el puesto, el nuevo presidente convocaría a un Congreso extraordinario para constituir al país en República representativa y popular. El documento fue remitido a Florencio Villarreal, quien lo proclamó el 1º de marzo de 1854.