“¿Queremos una ciudad donde mande la policía?”
Regeneración, 17 de octubre del 2015.-El viernes 16 de Octubre, en la Feria del Libro del Zócalo se llevó a cabo la mesa redonda “Libertades Mutiladas en el DF” en donde activistas, legisladores y defensores de Derechos Humanos (DDHH) analizaron la represión sistemática a los movimientos sociales que impera en la capital del país desde el 2012, con la llegada de Miguel Ángel Mancera y Enrique Peña Nieto a los poderes ejecutivos local y federal.
En la mesa, moderada por Marina Taibo, se presentaron Alejandro Cerezo, del comité Cerezo, Fritz Glockner, escritor e historiador, Francisco Estrada, abogado, Citlalli Hernández, diputada local de Morena, Citlali Hernández, de Servicios y Asesoría para la Paz (SERAPAZ) y Jesús Robles Maloof, abogado y defensor de Derechos Humanos.
Los ponentes se preguntaron colectívamente qué es lo que ha pasado con la Ciudad de México, en donde se lograron conquistar libertades civiles importantes desde 1997, con la llegada de los gobiernos progresistas, y en donde ahora es patente el clima represivo impulsado desde el mismo Gobierno del Distrito Federal.
Para Francisco Estrada, ha habido claras omisiones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que ha dejado de ser un organismo capaz de defender los diversos abusos del gobierno, para alinearse del lado del poder que pretende dar marcha atrás a las libertades ganadas en las calles: “Se reanudó la presencia policíaca en la calles y las libertades que hemos perdido ya son demasiadas” señaló ante un foro Eduardo Galeano completamente lleno.
Por su parte, Citlali Hernández, de SERAPAZ, dijo que conservar la libertad de manifestación en el Distrito Federal es muy importante “pues a esta ciudad llegan miles de movimientos sociales de todo el país para protestar frente a los poderes que tienen su sede en la capital”. Desde su punto de vista, “pareciera que la sociedad civil está dispuesta a renunciar a ciertas libertades a cambio de la supuesta seguridad pública pues permite la instalación de miles de cámaras e incluso la revisión de mochilas para entrar al transporte público”. Por esto, es necesario que los movimientos sociales sean capaces de explicar sus demandas no sólo ante el gobierno sino a la gente que habita la capital.
Para Alejandro Cerezo, uno de los hermanos que fueran encarcelados injustamente en el 2001, acusados de terrorismo, la andanada represiva actual es “la continuación de la represión a los movimientos sociales que se ha incrementado incluso con los gobiernos panistas que precedieron al re establecimiento del priismo en 2012”. Desde el punto de vista del Comité Cerezo, organización a la que representa, “estas agresiones son sistemáticas y van dirigidas no sólo a los movimientos sociales sino a la población en general” con el fin de provocar miedo y “desmovilización”.
De forma muy puntual señaló que en un año, de mayo 2014 a 2015, se han dado 863 agresiones a defensores de DDHH que incluyen desapariciones forzadas, amenazas y ataques físicos. “La Policía Federal sigue siendo el instrumento para reprimir en todos los Estados donde han luchas sociales”, sentenció.
En su ponencia, Jesús Robles Maloof dijo que la responsabilidad de cuidar esta ciudad es colectiva y recae sobre la gente. “Afortunadamente hoy estamos más conscientes y dispuestos a defender la ciudad”, continuó, “es imperativo que defendamos el derecho a reunirnos en público: ¿o acaso queremos una ciudad donde quien mande sea la policía?”. Recordó que el Artículo 9 de la Constitución garantiza que “ninguna reunión puede ser disuelta si esta tiene un objeto lícito”, por la que la actuación de la policía muchas veces es francamente ilegal.
La diputada local Citlalli Hernández, de Morena, explicó que su grupo parlamentario ha presentado una ley en donde se pretende derogar los artículos 287 y 362 del Código Penal del Distrito Federal en donde se definen los delitos de “ultraje a la autoridad” y “ataque a la paz pública”. Estos artículos han servido para que las autoridades puedan realizar detenciones arbitrarias e iniciar procesos en contra de jóvenes que se manifestaban pacíficamente. Sin embargo, aclaró que “la única esperanza para transformar esta realidad es una ciudadanía organizada y consciente” que haga contra peso al discurso de violencia “que busca generar miedo entre los que marchamos”.
Para finalizar, el historiador poblano Fritz Glockner expuso que lo que sucede en la capital del país “tiene resonancia en el resto del país e internacionalmente. Por eso, los habitantes de esta ciudad tienen una responsabilidad con el resto de México” para poder contrarrestar la “guerra de baja intensidad” que el Estado promueve en contra de los movimientos sociales. En esa responsabilidad radica, todavía, la mayor de las libertades que se tienen en la ciudad y es precisamente lo que el sistema está intentando reducir.