Guerra internacional comercial y alternativa nacional

La guerra internacional comercial se basa en la dependencia de las exportaciones de EU, esto puede cambiar, la diversificación comercial es posible

Por Antonio Gershenson| La Jornada

Regeneración, 15 de julio de 2018.– ¿Cómo estalló esta guerra comercial sin que muchas personas se dieran cuenta?

Se dieron aumentos de impuestos a las exportaciones entre las dos naciones con mayor economía del mundo: Estados Unidos y China. Las inició el presidente del primero mencionado, Trump.

Están por verse las consecuencias internacionales de ese hecho. Y para nosotros, debemos considerar algunas experiencias nacionales.

En una información en este periódico, ayer sábado, nos enteramos de que “aranceles a seis productos de EU impactarían en costo al consumidor”. También que “85 por ciento de las importaciones totales provienen de Estados Unidos”.

Ante consecuencias difíciles, especialmente a partir del presidente Adolfo López Mateos, y algunos que le siguieron, han mencionado, y empieza la necesidad de diversificar la relación económica internacional. El alto porcentaje de esta economía con Estados Unidos frenaba la economía mexicana.

Ahora se presenta una situación en nuestro país, y tal vez peor que en casos anteriores. El mencionado presidente López Mateos realizó por ejemplo, un viaje a países asiáticos, incluida China, para estimular una mayor relación con ellos. Y se ha buscado también la mayor cantidad de exportaciones, y de hecho también, de importaciones, con países diferentes a Estados Unidos.

Durante los pasados sexenios esto fue silenciosamente abandonado, y en lugar de los gobiernos de los 40 años después de Cárdenas y la expropiación petrolera, se emitió una economía más entreguista, que también ya hemos analizado. Esto hizo que 6 por ciento de crecimiento se diera poco después de la expropiación petrolera y otras políticas complementarias, como la Reforma agraria. Ahora andamos alrededor de 2 por ciento anual.

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En realidad, los hechos han mostrado el principio de algo de esta nueva etapa. China, Japón, Corea del Sur e India, son las que más importan mercancías mexicanas desde Asia. Ya se envían a esos países, por ejemplo, aceite de girasol, chocolate, mezcal, salsas preparadas, semillas de ajonjolí, café tostado, aguacate y frutas.

También se les exportan madera en bruto, autos, circuitos electrónicos y pantallas, según informes de la Secretaría de Economía. Hay que tener una política para que aumente con ellos el comercio en ambos sentidos, entre otras razones para no depender tanto de nuestro vecino.

La actual política económica con el exterior ha sido ya afectada por la del gobierno del norte. La experiencia no es sólo para México, también para Asia, Europa –que también tiene que tomar medidas contra nuestros vecinos del norte– y toda la América que está hacia el sur. En Venezuela y Ecuador ya se habla de restituir la Gran Colombia, que fue una unión de esos mismos dos países y también Colombia, Panamá y Guayana, con la iniciativa del libertador Simón Bolívar.

Varios países latinoamericanos ya han mostrado que esta política diversificada es posible. Para Venezuela es obvio. Brasil, Perú y Ecuador han tenido sus créditos, y lo han adquirido también en diversas condiciones. Canadá ya lo ha hecho.

La política exterior de México necesita tomar todo esto en cuenta. No sólo hay que destruir las políticas de los gobiernos salientes como las privatizaciones del petróleo y de Pemex, y la del sector eléctrico. Habrá que regresar conscientemente a la diversificación de la política económica exterior.

Eso no excluye las negociaciones. Pero hay que ser firmes en ellas en la independencia nacional, en la economía, como en los otros aspectos.

Hay que recordar algunos ejemplos. La medicina cubana es reconocida mundialmente. India tiene sectores en los que es muy avanzada, como en caso de los llamados puertos secos para los ferrocarriles. En este rubro es la primera en el mundo.

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Por cierto, que se quiere sustituir la nueva refinería para Poza Rica con puertos del sureste, diciendo que la eventual producción de sus productos pueden ir en barco. No toman en cuentan el costo de un oleoducto del puerto “de llegada” a Ciudad de México o, digamos, a otras ciudades del interior.

Pero hay que considerar que el ducto de Poza Rica ya llevaba crudo, desde antes de la expropiación petrolera, hasta la refinería de Azcapotzalco, y de ésta se distribuían la gasolina y demás productos a sus destinos, sobre todo en la capital. Y además muy cerca de Poza Rica está el puerto de Tuxpan que, por cierto, fue de donde partiera a la Sierra Maestra de Cuba el grupo que iniciaría la Revolución cubana.

Todo eso no quita que se construya una refinería en Poza Rica, el lugar donde el presidente entreguista Salinas de Gortari ordenó que quitaran la existente, y lo hicieron. En cuanto al suelo, fue la infraestructura la que quedó, y es lo que ahorra, en tiempo y dinero, para la nueva instalación. Y además estaría lista más pronto, porque se pueden ya iniciar los trabajos preparatorios, estando en el poder local, y reducir el tiempo de terminación todavía más.

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