Hallan muerta a nieta de Robert F. Kennedy, Saoirse de 22 años

Kennedy. La joven escribió una carta luego de un largo período en un centro de salud como un pedido desesperado por contención, compasión y respeto por parte de la comunidad educativa

 

 

Regeneración, 2 de agosto del 2019. Saoirse Kennedy Hill, la nieta de Robert F. Kennedy, hermano del ex presidente John F. Kennedy, murió este jueves a causa de una posible sobredosis en una vivienda de la familia en Hyannis, en el estado de Massachusetts.

El hecho lo informó el diario The New York Times citando un comunicado de la familia.

The Times citó a dos personas no identificadas que se consideran cercanas a la familia que dijeron que Hill aparentemente había sufrido una sobredosis.
Familia, tragedias

Ella era la única hija de Paul Michael Hill y Courtney Kennedy Hill, la quinta de 11 hijos de Ethel y Robert Kennedy.

Ethel Kennedy ha sufrido una serie de tragedias, incluyendo la muerte de su esposo, entonces senador por Nueva York, quien fue asesinado a tiros en Los Ángeles.

Eso fue justo después de ganar la primaria de California por la nominación presidencial demócrata en 1968.

Dos de los hijos de Robert y Ethel sufrieron muertes prematuras: David, de una sobredosis de drogas en 1984 a los 28 años y Michael en 1997 a los 39.

«Nuestros corazones están destrozados por la pérdida de nuestra amada Saoirse», dijo la familia en un comunicado. «Su vida estuvo llena de esperanzas y amor».

«Comencé a aislarme en mi habitación, a alejarme de mis relaciones y a renunciar a mis tareas escolares (…) la tristeza me rodeaba constantemente», escribió Saoirse Roisin Hill, la nieta de Robert F. Kennedy, que murió ayer de sobredosis en la mansión familiar.

La columna, titulada «Enfermedad mental en Deerfield», es un crudo relato del calvario que atravesó la joven desde muy pequeña.

Deja mensaje

En el texto revela que sufrió un ataque sexual y que, incluso, intentó suicidarse: «Mi sentido de bienestar ya estaba comprometido, y lo perdí totalmente después de que alguien a quien conocía y amaba rompió los límites sexuales serios conmigo.

Hice lo peor que puede hacer una víctima y fingí que no había pasado. Todo esto se convirtió en demasiado, y traté de quitarme la vida».

La joven escribió la carta luego de un largo período en un centro de salud como un pedido desesperado por contención, compasión y respeto por parte de la comunidad educativa.

«La gente habla libremente sobre el cáncer; ¿por qué es tan difícil hablar de los efectos de la depresión, de la bipolaridad, la ansiedad o los trastornos esquizofrénicos?», se quejaba.