Historia de un secuestro y violación; la víctima suplicó que la mataran

En mayo de 2015, una mujer de 50 de años estuvo cinco días secuestrada, el último día de su cautiverio, cuando el dinero ya había sido entregado, fue violada por el menor de sus captores.

 

secuestrada

Regeneración, 16 de noviembre de 2016.– Un día al salir de su trabajo, una mujer, a la que llamaremos Sandra, de 50 años, fue interceptada junto con su hermana; a ella se la llevaron y permaneció en cautiverio durante cinco días en los que fue golpeada, encadenada y violada.

El primer día fue esposada con las manos atrás, le vendaron los ojos y la subieron a un automovil con la cabeza entre los asientos.

“Yo no tengo dinero, no sé quién me quiere hacer daño”, dijo la mujer desesperada, y entre otras amenazas, los captores prometieron que si sus familiares cooperaban no le iba a pasar nada.

Al siguiente día entraron al cuarto para golpearla, mientras le informaban que sus hermanos no quería cooperar. Entre los golpes, Sandra recordó que tenía un crédito preautorizado, mismo que ofreció a sus captores si la dejaban libre.

Luego ella misma se desdijo, pues todas sus cuentas eran fiscales y tenía que justificar el dinero con una factura o se iría a la cárcel por evadir impuestos.

“A nosotros nos vale madre, nos das los 100 mil pesos, y si te vas a la cárcel, entonces te vas, dijo uno de los captores.

Aquel día empezaron a manosearla.

Para el tercer día de 200 mil pasaron a 500 mil pesos; y el cuarto día, los captores había negociado con su hermana, quien les ofreció 10 mil pesos, todo lo que tenía.

No estaban contentos, querían más, pero se limitaron a golpearla hasta romperle una costilla.

“Matenme”, les suplicó y a raíz de ello, empezaron a jugar a la ruleta con su cabeza.

“Me ponen una pistola en la cabeza, oigo cuando cortan cartucho… y disparan. No salió ninguna bala”, y el juego se repite una y otra y otra vez hasta que el secuestrador volvió a amenazar, “ esto no va a ser fácil, primero te vamos a torturar, te vamos a martirizar, te vamos a cortar en cachitos y lo único que va a aparecer en tu casa va a ser la cabeza”.

Sandra pidió a dios que si la mataban, la tiraran en un lugar visible para que le pudieran dar sepultura, pero lo que vino después fue incluso peor.

Al día siguiente Sandra se percató de que la familia había llegado a un acuerdo y entregaron el dinero; la noticia era esa, que la entrega había salido bien.

“Si mis hermanos ya cumplieron, ¿a qué hora me entregan?”, cuestionó.

Pasaron las horas, pero ella no recobraba su libertad por más que preguntaba; y cuando al fin se cansó, tomó una cobija para cubrirse. Para el quinto día, lo peor de su cautiverio llegó en la chico de 17 años.

“Vino la cosa más horrible que me pudo pasar: me violaron, me violaron”, dijo.

Esa noche fue liberada y al menos un año después, dos sujetos cumplen sentencia por su secuestro, pero uno de ellos, el menor, quien la violó, aún está en libertad.

“Es menor de edad y sabe lo que hacía, quieto que se le juzgue y pague con cárcel”, concluyó.

Reportaje original del Universal.