Representantes de 25 comunidades nahuas y totonakus pidieron al Papa Francisco una audiencia para defender “nuestra casa común” de la destrucción que propician mineras, petroleras y otros proyectos. Tomando como base la encíclica Laudato Si, los indígenas serranos se oponen a la embestida de empresas como Walmart, Grupo México, Almaden Minerals, Deselec 1- Comexhidro, ICA, que quieren saquear los bienes naturales de sus territorios.
Leticia Ánimas
Regeneración, 21 de abril de 2017. Huauchinango, Puebla.- Una audiencia y su oración para poder enfrentar las agresiones que representan los megaproyectos para sus pueblos y defender la “Casa Común”, pidieron al Papa Francisco, indígenas totonakus y nahuas de 25 comunidades y municipios de la Sierra Norte de Puebla a través de una carta entregada al nuncio apostólico en nuestro país, Franco Coppala.
Los indígenas agrupados en la Organización Tutunakú-Nahua en Defensa del Territorio y sus Pueblos pidieron al jesuita Jorge Bergoglio su oración, su palabra y su solidaridad, para fortalecer la lucha que han decidido dar como pueblos en defensa de su vida, su identidad y su cultura ante la embestida de empresas poderosas como Walmart, Grupo México, Almaden Minerals, Deselec 1- Comexhidro, ICA, que quieren establecer hidroeléctricas, minas, petróleo, gas y saquear los bienes naturales de sus territorios.
“Necesitamos tu oración y tu palabra para seguir caminando con amor y esperanza, para que el corazón de estos empresarios y gente del gobierno que no nos respetan y que no aman a la Madre Tierra puedan abrirse al amor a los demás y comprendan que somos hermanos y que no se puede dañar a la Madre Tierra sin dañar a toda la humanidad”, indicaron.
Los habitantes de la cuenca del Río Ajajalpan señalaron que además de manifestar su rechazo a los denominados proyectos de muerte, han caminado los senderos que “las leyes nos dan para defender nuestro territorio, pero parece que las leyes están hechas para su favor, de los empresarios y no de los pueblos indígenas”.
Acusaron que, menospreciándolos, les quieren imponer un “desarrollo” que no es el que han decidido construir como pueblos, porque implica la destrucción de la naturaleza. “Hermano Francisco –le dijeron–, queremos compartir nuestra tristeza y dolor por la destrucción que de nuestra Madre Tierra están haciendo empresarios que pensamos no conocen nuestra historia, nuestra cultura, que no saben cómo escuchar a la Madre Naturaleza que cada día nos habla, nos cuida, nos da vida, tal vez porque nadie les enseñó como a nosotros, que todos somos hermanos y todos somos hijos y guardianes de la Tierra, que la tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la Tierra”.
Los indígenas serranos que al amparo de la encíclica Laudato Si, ha decidido continuar con el “desafío urgente de proteger nuestra casa común” y por eso piden una audiencia para “colaborar como instrumento de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades por que el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”, como lo establece el texto papal.
“Dicen los empresarios, junto con gentes del gobierno que sus proyectos de minería, petróleo, gas, hidroeléctricas, nos traen progreso y desarrollo. Y nosotros miramos diferente, miramos que lastiman la tierra, secan los ríos, se adueñan de manantiales y nos dejan sin agua; hacen acuerdos con unos cuantos sin respetar a los más humildes, a nuestros ancianos; distinguen a los que más tienen de los que tenemos poco y compran conciencias aprovechando que hay hermanos con mucha necesidad y que por algunos pesos entregan su parcela, les entregan una firma, traicionan al pueblo. Y pues ellos, los empresarios ricos y también algunas gentes del gobierno dicen que somos ignorantes porque no tenemos mucho estudio, porque seguimos hablando nuestra lengua, o haciendo nuestros rituales cuando sembramos, cuando falta la lluvia, cuando viene la enfermedad. Se desesperan cuando tomamos tiempo para hablar y decidir en asambleas, cuando tomamos tiempo para orar y pedir a nuestro Padre Dios que nos guié para que las asambleas vayan bien, para que los acuerdos sean los mejores para nuestros pueblos”, explicaron.