China ya tiene su primer robot interactivo, la «diosa» Jia Jia, una máquina con apariencia de mujer china, atractiva y joven, que es capaz de hablar y sincronizar su discurso con el movimiento de sus labios, y mostrar expresiones faciales
«Hola a todos, soy Jia Jia. ¡Bienvenidos!», dijo durante la presentación la robot que, sin embargo, no tiene la capacidad de llorar ni de reír.
«Esas son áreas a desarrollar», señaló Chen al respecto, y comentó que seguirán trabajando para conseguir que su mujer robotizada, de cabello largo y moreno, desarrolle «habilidades de aprendizaje», y pueda reconocer expresiones faciales para poder interactuar con humanos de una «manera más profunda».
A través de estas mejoras, Chen esperó que Jia Jia pueda convertirse en una robot inteligente, «una diosa».
A pesar de la buena acogida, Chen reveló que, «de momento», su equipo descarta que su modelo se comience a producir de forma masiva en fábricas, mientras crece el interés por los robots en el país.
La robótica es una de las diez áreas señaladas por Pekín como prioritarias en su estrategia «Made in China 2025», que pretende remodelar la base industrial del país para orientarla hacia áreas más intensivas en tecnología y menos en mano de obra.