La Copa Mundial en Brasil ¿Quién se beneficia y quién paga la cuenta?

Por: Jorge Vital de Brito Moreira | Novas Pensatas

El diario Sport del día 19 de mayo 2014 enseña una foto del jugador Leonel Messi sentado en una mesa de cristal al lado del señor Josep María Bartomeu, el actual presidente del Futbol Club Barcelona de España. Debajo de la foto, se encuentra una noticia intitulada, “Leo Messi firma la mejora de su contrato con el Barça”. A continuación, el documento amplía la información, “Leo Messi ha firmado este mediodía la mejora de su contrato (pasará a cobrar 20 millones de euros netos por temporada) y esta tarde se va a Argentina.”

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 ¡Qué noticia! Unas semanas antes del inicio de la realización de la Copa Mundial de la FIFA en Brasil, el Barcelona mejora el contrato del crack argentino. Bueno, una vez más, no tenemos otra alternativa que denunciar hechos obscenos como este: no podemos dejar que una escandalosa noticia deportiva como la mencionada, circule impunemente por la media corporativa, sin ninguna resistencia de los oprimidos por el sistema capitalista.

Antes de continuar, me gustaría, sin embargo, informar a los lectores que además de ser de nacionalidad brasileña, me complace jugar y asistir a los partidos de fútbol nacional e internacional. También debo decirles que desde hace muchos años, soy hincha del equipo del Barcelona de España y considero a Leonel Messi en la actualidad (pese a la débil campaña que hizo este año), el mejor jugador de fútbol del mundo. En este punto, estoy de acuerdo con la opinión del brillante ex jugador brasileño, Zico Antunes: «Hoy en día, Messi es el único genio, jugando al fútbol”. La estrella argentina es, sin duda, un jugador fenomenal. Pero a pesar de los elogios al jugador Messi y a su excepcionalidad, me parece absurdo que un club de fútbol pague € 20 millones por temporada para que podamos ver en la pantalla o fuera de ella, un gran jugador de fútbol.

Espero ser muy claro: no me refiero solamente a lo que ganará Leonel Messi para jugar al fútbol dentro del sistema capitalista; aquí me refiero sin excepción al propio sistema, por lo tanto, a todos los clubes, y a todos los jugadores de fútbol (Cristiano Ronaldo, Ibrahimovich, Neymar Jr., Santiago Silva, etc.) que, como Messi, ganan millones de euros cada año para jugar al fútbol. Por lo demás, no me meto aquí (por falta de tiempo) con lo que ellos ganan o ganarán para hacer publicidad para las grandes corporaciones capitalistas internacionales.

Es inaceptable que los países endeudados, inmersos en graves crisis socio-económicas, productores de millones de desempleados y subempleados, tengan el poder para continuar promoviendo esta obscena concentración de riqueza junto a esta abominable injusticia social. En España, por ejemplo, los datos a que tengo acceso, informan que el desempleo entre los jóvenes menores de 25 años alcanza una tasa de más del 55%. Los mismos datos revelan que la tasa de desempleo para toda la población económicamente activa, se encuentra por encima de 27%. Si tenemos en cuenta, no sólo el caso del Futbol Club Barcelona sino también el caso del Real Madrid Club de Fútbol no podemos dejar de preguntar: ¿cómo y dónde el señor Florentino Pérez, presidente del Real Madrid (club en el cual Cristiano Ronaldo recibe alrededor de € 18 millones anualmente) consigue tanto dinero para cubrir una de las nóminas más caras del planeta?

Del mismo modo, debemos cuestionar, sin concesiones ¿cómo es posible que el gobierno de un país, como Brasil (auto denominado democrático) que produce, por un lado, una de las mayores concentraciones de ingresos en el mundo para el beneficio de una pequeña minoría de multimillonarios; que produce, por otro lado, una de las peores distribuciones de ingreso en el planeta en prejuicio de la mayoría de la población (un país en donde la injusticia social aumenta y se consolida año tras año, día tras día), pueda gastar tanto dinero público en una Copa Mundial con el objetivo fundamental de aumentar aun más la concentración del ingreso y la injusticia social en el país sudamericano?

Estas preguntas cruciales acerca de la concentración de la renta (en donde millones de euros, dólares, pesetas o reales van a parar en los bolsillos de los propietarios de las multinacionales como Coca Cola, Adidas, McDonalds, y en los bolsillos de los atletas de los deportes, en el de los artistas de cine, de los ejecutivos de finanzas, etc. ) han sido resaltadas, no sólo por parte de la población europea en crisis, sino por millones de personas que son víctimas permanentes de la explotación económica, la injusticia social y la opresión del sistema capitalista.

Pero a pesar de ser socialmente explotados, una parte significativa de la población mundial se mantiene lúcida para cuestionar la dominación económica, política e ideológica de la mayor transacción comercial del mundo del deporte: La Copa Mundial de la FIFA, de las multinacionales, de los contratistas, de las autoridades políticas, administrativas y deportivas de Brasil. Fue Eduardo Galeano, el brillante escritor uruguayo, apasionado por el fútbol, quien nos dijo acertadamente: “La FIFA es el FMI del fútbol”.

Por lo tanto, frente al aumento de la concentración de los ingresos, frente al aumento de la injusticia social que la Copa Mundial de la FIFA trae a Brasil (no nos meteremos a comentar, por falta de espacio y tiempo, la corrupción de la FIFA y CBD desde el tiempo en que João Havelange (1) y su yerno Ricardo Teixeira (2) eran los dueños del futbol; ni tampoco profundizarnos en el aumento de la corrupción y del asalto de los políticos y las autoridades brasileñas a los fondos públicos), la única alternativa es: denunciar, defender, protestar y organizarnos para luchar sin tregua contra la opresión que se oculta atrás del fútbol.

No debemos olvidar el ejemplo de Sudáfrica; ni podemos dejar de mencionar que la celebración de la Copa Mundial en aquel país incrementó, por un lado, los beneficios multimillonarios de la FIFA y de multinacionales como Coca Cola, Adidas, McDonalds, Nike; y, por otro lado, produjo un miserable resultado para la mayoría de la población: pagar las cuentas que la FIFA y sus cómplices dejaron en las espaldas del gobierno y pueblo de Sudáfrica. Y ni siquiera el extraordinario legado político y moral de Nelson Mandela (resultante de la derrota del Apartheid) ha podido derrotar la dominación económica del neoliberalismo y de la FIFA en Sudáfrica: la pobreza y las desigualdades sociales siguen creciendo y la situación socioeconómica de la mayoría empeora cada día que pasa.

Por lo tanto, frente a tan grande calamidad social, las marchas de protesta y las manifestaciones públicas por parte de la población brasileña (estudiantes y trabajadores) y de los movimientos sociales (como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, MST) de repudio a la Copa Mundial, contra el gobierno, contra las multinacionales, contra la complicidad de los medios de comunicación corporativos, y de las autoridades políticas, administrativas y deportivas, están plenamente justificadas y legitimadas: son respuestas tácticamente inteligentes; necesarias, esenciales y contundentes no sólo para denunciar los escandalosos casos de corrupción y abuso de poder del gobierno brasileño, sino para organizarnos para cambiar este infame sistema social capitalista.

Notas:

1) Uno de los libros más importantes para el proceso de esclarecimiento popular acerca de la corrupción de la FIFA y del fútbol en general, fue elaborado y publicado por David Yallop ¿Cómo se robaron la copa? Editorial Oveja Negra, 2001.

2) Con prólogo del ex jugador de fútbol y actual diputado federal, Romario de Souza Faria, el libro O Lado Sujo do Futebol (El lado sucio del fútbol) es un trabajo reciente de los reporteros Amaury Ribeiro Jr., Leandro Cipoloni, Luiz Carlos Azenha y Tony Chastiner (Editora Planeta). El libro enseña la trama de los sobornos, las extorsiones, las traiciones y los escándalos en que fueron involucrados la FIFA, la CBF y el fútbol.