Nuño quiso hacer de su política de mano dura hacia los maestros el centro de su campaña para obtener la candidatura a la Presidencia. Fracasó. Hoy nadie apuesta un centavo en favor de él.
Por Luis Hernández Navarro, Regeneración, 04 octubre 2016.- Una bella maestra de suéter color lila pasa lista a sus alumnos en el salón de clases. Sonríe. Está sentada en una silla que se encuentra detrás de un robusto escritorio de madera. A sus espaldas hay un pizarrón en el que se han dibujado con gis operaciones matemáticas, una pequeña biblioteca y gran cantidad de materiales de apoyo escolar, incluido un globo terráqueo.
Frente a ella, en orden, vestidos con sus uniformes escolares, se encuentra un pequeño grupo de niños de no más de seis años de edad, que responden diligentemente a su nombre. Sus pupitres, también de madera, parecen nuevos.
Los estudiantes tienen nombres de héroes. Se llaman Josefa Ortiz, Miguel Hidalgo, Leona Vicario, Benito Juárez. Al ser nombrados, responden ¡presente!
Mientras, una voz en off explica: Para que todos nuestros niños tengan la posibilidad de convertirse en grandes mexicanos, partidos políticos, legisladores y el gobierno de la República ponen en marcha la reforma educativa. Un gran paso para mover a México. Mejor educación pública, mejores mexicanos. Pacto por México.
El espot, transmitido una y mil veces en la televisión abierta y en la radio durante 2013, fue uno de las decenas de promocionales difundidos para vender la reforma educativa como si fuera golosina, producto de belleza o manual de autoyuda. Fue parte de una apabullante campaña de medios que incluyó la divulgación de comerciales disfrazados de información, opiniones de expertos y una avalancha de propaganda negativa contra quienes se oponen a la nueva norma. La campaña en favor de la reforma y contra sus detractores ha durado ya más de tres años y medio, sin que se haya detenido un solo día.
Pese a ello, los mexicanos que tienen una opinión negativa de la reforma educativa son más que los que la apoyan. Según el sondeo de GEA titulado México: política, sociedad y cambio; escenarios de gobernabilida d, publicado el 21 de septiembre pasado, 47 por ciento de los encuestados está en desacuerdo con esta reforma, contra 43 por ciento que la apoya.
Por donde se vea, es un enorme descalabro al gobierno federal en lo general y del secretario Aurelio Nuño en lo particular. En marzo de 2016, el porcentaje de aprobación era mucho mayor que ahora: 61 por ciento. En cuatro escasos meses, el apoyo a la norma cayó 18 puntos porcentuales. El aval que la reforma tiene ahora es el más bajo desde diciembre de 2013.
La campaña del gobierno en favor de la reforma ha estado acompañada de una incesante guerra de lodo contra la CNTE. Se ha difundido una imagen de los maestros que la integran en la que éstos son profesionales desobligados y abusivos, que compraron o heredaron sus plazas, culpables no sólo de los grandes problemas educativos, sino también de los nacionales. Se ha hecho una caricatura de sus dirigentes presentándolos como líderes inescrupulosos y corruptos, que se oponen a la reforma porque afecta sus intereses y negocios. Estas mentiras se han machacado una y otra vez en artículos de opinión, reportajes supuestamente objetivos y filtraciones en columnas periodísticas.
Incluso se han hecho montajes en los que supuestos maestros (en realidad vendedores ambulantes disfrazados) rapan por la fuerza a maestras que apoyan la reforma (en uno de los casos, una periodista que se hace pasar por profesora).
Esta campaña de odio contra la CNTE también ha fracasado. Según el sondeo de GEA, 40 por ciento de la población tiene una buena opinión de la coordinadora, y 7 por ciento muy buena, contra 24 por ciento que la desaprueban y 17 por ciento que tiene un parecer muy malo.
El fracaso de la estrategia gubernamental es un triunfo de la CNTE. Los 124 días de paro de la coordinadora por la abrogación de la reforma educativa, iniciados el pasado 15 de mayo, lograron que, a pesar de tener todo en contra, la opinión pública desapruebe mayoritariamente la reforma y tenga una opinión mayoritariamente favorable de su movimiento.
La jornada de lucha de la coordinadora puso en el centro de la agenda política nacional el rechazo a la reforma educativa. Un estudio de 17 periódicos nacionales muestra que, entre el 1º de abril y el 30 de septiembre de este año, el tema que mereció más ocho columnas fue el de educación: 580 princesas, equivalentes a 20.4 por ciento del total. Esto, a pesar de que en abril (cuando todavía no empezaba el paro indefinido) el tema educativo ocupaba apenas el octavo lugar en primeras planas.
Para Aurelio Nuño, el resultado es catastrófico. Él quiso hacer de su política de mano dura hacia los maestros el centro de su campaña para obtener la nominación a la candidatura a la Presidencia por el PRI. Fracasó. Hoy nadie apuesta un centavo en favor de él.
Por el contrario, aunque provocó el enojo de los sectores empresariales más duros, la negociación con la CNTE permitió al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, seguir con vida en su carrera presidencial.
El naufragio político de Nuño y la sobrevivencia de Osorio Chong no fueron resultado de una decisión política de la CNTE. Los maestros luchan por resolver sus demandas, no por quitar o poner funcionarios. La coordinadora no apoya a ningún político en su aspiración por ser candidato presidencial. Pero la actitud de esos funcionarios ante la inconformidad magisterial tuvo consecuencias para ellos.
Tocado, el secretario de Educación ha vuelto a la carga. Quiere venganza. Está decidido a hacer uso de la represión y la política de miedo. Despidió a 21 profesores de primaria de la Ciudad de México que participaron en las protestas magisteriales entre el 5 y el 14 de julio pasados. Se trata de cinco maestros de la escuela Ricardo Flores Magón, cuatro docentes de la López Portillo; 11 profesores de la Leonardo Bravo, y una maestra de la Alfredo E. Uruchurtu. Se trata de un escarmiento, pues en los paros participaron miles de docentes. Por lo visto, la venganza del secretario es reavivar el conflicto.