El PRI se encuentra disminuido ante el escenario electoral que se avecina. Así lo muestran todas las encuestas.
Por Omar Ovalle
Existen dos variables que demuestran que el PRI no pinta: la preferencia de su candidato y el rechazo del partido. Por un lado, su candidato, José Antonio Meade, no puede despegar en la preferencia de los electores. Se ha afianzado en un tercer lugar que cada vez lo aleja más de ser una opción competitiva para la presidencia. La impresentable clase política del PRI los obligó a abanderar un candidato externo que no puede levantar debido al rechazo hacia el PRI, el cual se encuentra por arriba del 50%.
El rechazo hacia el PRI obliga a buscar una nueva opción en la limitada oferta política. Aunque los electores no sepan a donde quieren ir, si saben lo que no quieren: al PRI en el poder. Los escándalos de corrupción de los gobernadores priistas, el rechazo hacia Peña Nieto, la creciente inseguridad del sexenio y la falta de resultados son algunas de las causas que ponen al PRI hacia una crisis al final del sexenio.
Es por ello que el priismo se encuentra desesperado. La prueba mas reciente de ello es el uso de las instituciones públicas para atacar a uno de los candidatos de oposición, Ricardo Anaya. La PGR publicó los videos de Anaya cuando estuvo presente en la SEIDO. De acuerdo con la PGR, publica los videos “derivado del interés público por los medios de comunicación”, y se dijo “ajeno a los procesos electorales”. Sí así fuera, nos mostrarían los videos de Lozoya y el caso Odebrecht, todos los casos de corrupción ligados a gobernadores y los innumerables casos de violaciones de derechos humanos por altos funcionarios públicos.
Es cierto que Anaya tiene mucho que aclarar, y esto no es para nada una defensa del candidato de ‘El Frente’, pero también es cierto que la PGR no puede ser utilizada como instrumento político, puesto que amenaza el desarrollo de una democracia joven y con muchos defectos.
El uso faccioso de la PGR demuestra el descaro y cinismo del PRI. Se encuentran desesperados y no saben que hacer. Usar a la PGR fue un intento por disminuir la preferencia de Anaya, que se consolida en el segundo lugar y se convierte en la opción para disputarle a AMLO la presidencia.
En su desesperación no midieron los efectos adversos de su campaña contra Anaya. El índice GLAC de Security Consulting Technology Risk Management, muestra que las menciones de Anaya crecieron un 84.7% en tan sólo una semana y en su mayoría fueron positivas. Además, hubo una condena generalizada en redes sociales hacia el PRI por el uso de una institución pública como la PGR para perseguir a un candidato.
Hay otro factor importante, que poco ha sido mencionado en los medios: el PRI puede perder las 9 gubernaturas en juego. Además, se pronóstica que el PRI obtendrá pocos legisladores en la siguiente legislatura. Es decir, el PRI está en el borde de una crisis de partido en donde se verán disminuidos, sin recursos económicos, con mucho menos posiciones políticas y habrá una persecución política en contra de todos los funcionarios salientes. No hay que descartar que salgan más ‘Duartes’ en otros estados.
El PRI busca desesperadamente entrar a la carrera por la presidencia. El escenario actual muestra que la tendencia es que AMLO puede ganar y quienes no quieren que él gane, votarán por quien se encuentre en segundo lugar. El PRI quiere ser ese segundo lugar. Todo indica que no lo logrará.