Amancio Ortega, quien se ostenta hoy como el hombre más rico del mundo, forjó su fortuna con el esfuerzo ajeno, aprovechándose de las ínfimas condiciones de los trabajadores que maquilan sus marcas alrededor del mundo.
Por Fabiola Rocha
Regeneración, 07 de septiembre del 2016.-Esta mañana, titulares internacionales anunciaron el destrono de Bill Gates en el banquillo del hombre más rico del mundo, por Amancio Ortega, el cofundador de Inditex, empresa que integra marcas como Zara, Pull and Bear, Bershka, Oysho, entre otras.
Y mientras los medios indican que Ortega es un hombre venido a más con gran esfuerzo y lo pintan como alguien que come todos los días con sus empleados, habría que recordar algunas cosas.
El 24 de Abril de 2013 una fábrica textil en Bangladesh se derrumbó en horario laboral dejando más de 1000 muertos.
Luego de que los costos de producción se acrecentaron en China, grandes empresas textiles como Inditex, trasladaron sus talleres a Bangladesh, lugar que entonces ostentaba el peor sueldo mínimo del mundo (aproximadamente 457 pesos al mes).
La estrategia de movilidad no es gratuita, estas empresas saturan el mercado con nuevos modelos fabricados a marchas forzadas, manteniéndose a la vanguardia en innovación, “economía” y rapidez en la factura de prendas (algunas piezas pueden ser diseñadas, fabricadas y puestas en el aparador en 15 días, dijo Greenpeace).
En Bangladesh, la industria textil es una de las principales actividades económicas, equivalía en 2014 al 84% de las exportaciones y aproximadamente 24 mil millones de ingresos al año, sin embargo estas ganancias no implicaron mejoras en los sitios de trabajo, donde se presentaron infinidad de accidentes siendo el más trágico el derrumbe de la fábrica Rana Plaza donde murieron mil 138 personas y alrededor de 2 mil 500 heridos, sin que se siguiera acción legal en contra de los dueños.
Este hecho, además puso en cuestionamiento la responsabilidad de las grandes empresas con sus proveedores y los trabajadores de los proveedores. Pues el crecimiento de las textileras es sobresaliente en la bolsa, tomando como ejemplo a Zara que empezó a cotizar en 2001 y que hoy otorga a su fundador, Ortega, una fortuna de 79 mil 600 millones de dólares por su revalorización en el mercado cambiario, dijo Forbes.
¿Cómo se puede justificar que una empresa que vale 7 mil 556 millones de euros permita que sus trabajadores trabajen por menos de 50 euros al mes? No hay justificación, los grandes empresarios forjan sus fortunas explotando trabajadores en todo el mundo con costos altísimos a nivel social.
Como parte de las soluciones, luego de la tragedia en Bangladesh, los empleados estuvieron pugnando por mejoras salariales y de condiciones de trabajo, pero en cuanto el salario mínimo aumentó 77%, alrededor de 50 euros al mes, las trasnacionales se fueron a explotar otros mercados en África.
Ortega fue hoy el hombre más rico del mundo, una persona a quien no le gusta la opulencia, humilde, tan austero que lo llaman “El Peniques”, se puede entonces entender que le importe más abaratar costos que las personas.
¿Qué es lo que está mal en el mundo? Miles de personas sufren las consecuencias del consumismo voraz desde varias aristas: trabajadores explotados por los grandes capitales, gente endeudada por consumir de más, crisis económicas que provocan suicidios, contaminación producida por las empresas trasnacionales; por donde se vea, el capitalismo deja mucho que desear, pero es el más importante régimen socioeconómico en el mundo, y de todas maneras buscamos entrar en la regla y tener más y comprar más y contribuir a la mordaz manera en que las grandes empresas siguen con su política de exterminio de la naturaleza, el agua y nosotros mismos.
Fuentes:
La Jornada, El País, Economía Digital, El Sol y El confidencial