Tras la violenta represión en Nicaragua, cientos de miles se lanzan a las calles para demandar un cambio político . Oscar Vargas explica el giro político en el país
Regeneración, 25 de abril del 2018. Más de 100 mil personas participaron en la marcha del lunes 23 de abril. Sin la participación de ciudadanos de otros departamentos y sin recursos.
Cuando la marcha estaba en el reparto Bello Horizonte aún había personas en el área de la Rotonda Cristo Rey, algunos llegaban a la Universidad Politécnica (UPOLI). Eran miles y miles de personas, algunas visten de negro en memoria de los fallecidos.
La resistencia estudiantil a la represión gubernamental en la UPOLI se había transformado en el bastión de la lucha del movimiento social, por eso era importante que la manifestación se movilizará hacia ese sector.
También hubo marchas en las ciudades de León, Estelí, Jinotepe, Bluefields y Matagalpa de manera simultánea. Por las fotografías conocidas podemos decir que fue importante. Desconozco la cifra de las diferentes movilizaciones departamentales. Fácilmente sin temor a equivocarnos se movilizaron en todo el país unas 250.000 personas.
Los elementos sociológicos y políticos a retener son:
La gran mayoría de los participantes eran jóvenes menores de 30 años. Por lo menos la mitad de los manifestantes eran mujeres.
Los partidos políticos tradicionales zancudos no tuvieron ninguna presencia significativa, ni influencia en el desarrollo de los acontecimientos. No tienen fuerza en el movimiento social emergente.
Las consignas dominantes en el transcurso de la marcha eran: no más represión, apoyo a los estudiantes, condena a los asesinatos, Ortega y Somoza son la misma cosa, no a la corrupción, policías asesinos, eliminación de las fuerzas de choque, pueblo unido jamás será vencido, etcétera.
Todo lo anterior nos corrobora nuestro análisis de que el movimiento social estaban en una etapa de gestación y que algún momento iban a salir al escenario político nacional.
El reto del movimiento social es darle un liderazgo representativo que tenga la capacidad de seguir aglutinando el descontento social que se ha manifestado.
Sin liderazgo representativo y visible existe el temor que el movimiento social se encamine a la dispersión o la anarquía.
Es necesario una pronta reunión de los liderazgos juveniles para establecer una estrategia a seguir y dar a conocer los pasos tácticos a dar.
Hay que reconocer que no se puede mantener el movimiento social sin un liderazgo reconocido por todos.
Ortega-Murillo han sido derrotados política y socialmente. Sufren un aislamiento. Perdieron el control de la calle. El espíritu de la marcha era de repudio a la pareja presidencial por el irrespeto total a la vida y a los derechos ciudadanos.
Por la amplitud de las movilizaciones sociales y por el grado de represión ejercido por el gobierno Ortega-Murillo los diferentes poderes fácticos han cambiado de posición. Es decir, hay proceso dinámico de conformación de una nueva correlación de fuerzas.
Los grandes empresarios toman distancia, aunque sin ruptura con el gobierno. El pacto Ortega-COSEP hace agua, al interior de la empresa privada hay voces diferentes. A mi criterio el presidente del COSEP, Chano Aguerri dejó de ser el representante de los diferentes sectores de los empresarios.
La mayoría de los obispos de la Iglesia católica deja de ser un autor ausente de la problemática nacional y decide apoyar al movimiento social.
El partido de gobierno está inmovilizado. La separación de los viejos cuadros lo ha dejado sin capacidad de repuesta. Por eso el gobierno ha recurrido a utilizar a las fuerzas de choque (lúmpenes) sin base social.
Los sindicatos progubernamentales han demostrado su incapacidad de movilizar a las bases que dicen representar. El tema de la reforma del INSS, la represión y muerte de estudiantes, dirigentes sin legitimidad social los ha llevado a la parálisis.
El gobierno no puede contar con el apoyo de los trabajadores estatales, ya que, aunque no se han manifestado públicamente a favor del movimiento social, tampoco son una base social incondicional.
A pesar de que mantienen el control de los medios de comunicación, han perdido la influencia por la existencia de los medios en las redes sociales. Las redes sociales han sido el medio que se utilizado para estar informado de los acontecimientos de los últimos días.
Internacionalmente el tema de Nicaragua y de la crisis política que sufre el gobierno Ortega-Murillo está en los principales medios escritos y televisivos. El gobierno perdió la invisibilidad internacional que les beneficiaba. Ahora en adelante, los medios tratarán de averiguar él porque y las causas del estallido social.
El gobierno Ortega-Murillo comenzará a ser calificado como una dictadura familiar, similar a la de los Somoza. Este hecho le restará apoyo internacional en los gobiernos y en la izquierda internacional.
Estados Unidos, Unión Europea y diferentes países latinoamericanos se han pronunciado a favor del cese de la represión y por la restauración de la democracia.
Los diferentes poderes del Estado (Judicial, Electoral, Legislativo y Contraloría) son cuestionados por el movimiento social. Por lo tanto, han terminado de perder la poca legitimidad que todavía conservaban.
El otro tema escondido era la corrupción gubernamental para los medios internacionales. En las movilizaciones sociales ha estado presente el enriquecimiento inexplicable de muchos funcionarios de los gobiernos municipales y central.
La Policía es la institución más cuestionada por la población por su actuar represivo y por las muertes ocasionadas. Existe una demanda generalizada: la renuncia de los jefes policiales Aminta Granera y Francisco Díaz. Uno de los mayores problemas será cómo limpiar esa institución para hacerla potable a los ojos de la población.
El Ejército se ha mantenido un poco al margen del conflicto. Las voces de los anteriores jefes del ejército (Humberto Ortega y Joaquín Cuadra) jugaron un papel para que Ortega no usará a esa institución en labores de represión. Sin embargo, Ortega lo utilizó para reguardar diferentes institucionales estatales.
Hasta el día de hoy, 24 de abril de 2018, podemos decir que la situación es: socialmente el gobierno Ortega-Murillo se encuentra aislado sin soporte; económicamente la situación tiende a deteriorarse lo que provocará un mayor descontento; internacionalmente se encuentra más sólo que nunca; políticamente le favorece que no existe, por el momento, un liderazgo visible y aglutinador.
Sin embargo, el gobierno Ortega-Murillo se encuentra más vulnerable que nunca en los últimos doce años (2007-2018).
La lucha inmediata es: la liberación de todos los presos políticos y que los hospitales públicos atiendan a los heridos.
Las demandas más importantes son: la conformación de un gobierno provisional con representación de los jóvenes, académicos honestos, demás sectores de la sociedad civil (mujeres, campesinos de lucha contra el canal, mineros).
El establecimiento de una Comisión de la Verdad para que se investigue y castigue a los responsables de los crímenes y asesinatos de 30 ciudadanos, así como la corrupción de los funcionarios.
Pedir a los sectores honestos del Ejército y la Policía que apoyen al gobierno Provisional.
El objetivo de un Gobierno Provisional sería –entre otras cosas- cambiar la lógica del Estado-Botín, abolir el actual sistema autoritario, eliminar la omnipresente impunidad de la clase política, defender los recursos naturales (bosques, agua, biodiversidad) y luchar por disminuir la desigualdad social.
Oscar René Vargas. Sociólogo y analista político. Cursó estudios universitarios en Suiza y México donde estuvo exiliado. Militante de la revolución sandinista, luego critico de izquierda ante la degeneración política y moral del FSLN. Es autor y coautor de numerosos libros sobre historia política y social de Nicaragua y Centroamérica.