Por Jesús Ramírez Cuevas.
Vivimos una guerra, pero no una guerra contra el narco, esa está perdida desde hace 80 años; sino que vivimos una guerra contra el pueblo de México. Una guerra que es un negocio de los Estados Unidos y sus socios mexicanos.
Una guerra justificada por una idea violenta y criminal: que el dinero vale más que las personas; que los negocios son primero que los pueblos y que los intereses de los bancos y de los grandes consorcios están por encima de la humanidad y de la naturaleza.
Es una guerra económica que despoja a los mexicanos de sus riquezas para concentrarlas en unas cuantas manos, a costa de los salarios miserables y de la pobreza de la mayoría.
Es una guerra contra la justicia, que otorga impunidad a los poderosos y a sus cancerberos y castiga la pobreza y la rebeldía, que encierra a los pobres y a los defensores de derechos que luchan por la vida, por nuestro territorio, por nuestra dignidad.
Es una guerra contra los niños, en donde nadie castiga la muerte de 49 niños de la guardería ABC de Sonora y tampoco se protege a los miles de huerfanos de las familias cuyos deudos suman mas de 40 mil compatriotas. En cambio, en esta guerra se protege a los grandes consorcios de comida chatarra que dañan la vida de millones de infantes más.
Es una guerra contra la diferencia que diariamente alienta en los medios de comunicación y en la sociedad, la violencia del sexismo, de la homofobia y del racismo que alimenta los crímenes de odio en todo el país.
Es una guerra contra la democracia. Ha corrompido el sistema político y nos niega a los ciudadanos el derecho a decidir el destino del país.
Hoy alzamos la voz contra esa guerra.
Es nuestra capacidad de indignación lo que nos mantiene vivos y nos impulsa a cambiar la situación.
Dentro de todo esto, Felipe Calderón Hinojosa tiene delito y debe ser juzgado por ello. Lo mismo toda laya de gobernantes corruptos.
El inhumano, letal, destructivo, sistema económico también habría de ser llevado a juicio y obligado a reparar toda suerte de calamidades y daños; lo mismo que nuestro sistema político sometido a la barbarie y a la estulticia.
Nuestra lucha es por la Paz.
Nuestra lucha es por la dignificación de México.
Nuestra lucha es por la vida.
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