Y es que no nos damos cuenta que jugar con fuego es jugar con uno mismo, creemos que el fuego sólo quema afuera, pero en realidad el que más arde es el que se manifiesta desde adentro.
Por: Cybil Herrera Gutiérrez, Filosofía, UNAM.
Lee: La Sombra (Parte I)
Regeneración, 04 de junio 2016.-Mis pesadillas cobraron sentido cuando entendí que la función principal de los sueños es la de compensar la vida diurna de uno mismo, mandando mensaje de qué es lo que debemos hacer o qué es lo que no hemos hecho, si la consciencia es muy rígida y no nos permitimos salir de una zona cimentada en prejuicios, entonces tendremos sueños donde hacemos lo contrario, estos sueños pueden llegar a ser muy desagradables para el ego que posea una ética acotada o cerrada. En mis sueños había todo tipo de advertencias, me advertían que había una sombra que comenzaba a tomar cuerpo y a ser fuerte, una sombra que me sobrepasaba y que a cualquier lugar que iba, ella me seguiría. Cuando se trata de sueños obsesivos, recurrentes, o de sueños muy emocionales normalmente se hace referencia a restos arcaicos, es decir arquetipos, lo que significa que su existencia no se puede explicar a partir de alguna experiencia individual, ya que son patrones hereditarios e innatos de la mente humana. Sin duda el arquetipo de la sombra me trataba de dar aviso de lo que ya se estaba gestando en mi interior.
En este proceso los sueños comenzaron a sumergirme en un lenguaje que considero yo arquetípico, no veía que el sueño trataba de compensar la conducta unilateral que estaba adoptando, y al mismo tiempo me estaba advirtiendo que si seguía alimentando una negación, esta me iba a perjudicar demasiado, al grado de perjudicar aún más a otras personas. Tenía que entregarme al proceso dejando a un lado la fantasía y asumiendo la pérdida de una gran parte de mi vida.
Jung menciona que los sueños son la fuente más común y universalmente accesible para investigar la facultad simbolizadora del ser humano. Necesitaba comprender la sombra en mis sueños para comprender mis acciones.
Sin embargo es por medio de los sueños, en donde el inconsciente halla un espacio con mayor libertad de expresión de sus contenidos, en donde la imagen de la sombra nos confronta cara a cara. En ellos podemos entrar en conocimiento de los aspectos de nuestra personalidad, que por diversas razones hemos preferido no contemplar muy de cerca. Así fue como comencé a conocer y a percibir una parte fundamental que mucho tiempo me encargué de repudiar a través de actos moralistas.
La confrontación de la conciencia con su sombra es una necesidad terapéutica y, de esta manera puedo comprobar que la mejor manera de encontrar el equilibrio mental y la salud fisiológica es a partir de que la consciencia y el inconsciente están conectados y se mueven por líneas paralelas y no cuando están disociados. Vale la pena pasar por este proceso de llegar a un acuerdo con «El Otro» que hay en nosotros, pues sólo así logramos conocer aspectos de nuestra naturaleza que difícilmente se aceptan y que nadie nos mostrará.
Y es que no nos damos cuenta que jugar con fuego es jugar con uno mismo, creemos que el fuego sólo quema afuera, pero en realidad el que más arde es el que se manifiesta desde adentro.
Tal vez después de todo, no estaba tan equivocada, en verdad había un demonio que me aguardaba en las noches, un demonio que de día se vestía de flores y de noche tomaba el nombre de lucifer ante los ojos de la tradición cultural. La realidad es que la sombra se estaba haciendo más fuerte en tanto yo la evadía y no tomaba responsabilidad de actuar. Al final dejé que mi sombra creciera al grado de hostigarme día a día, hora con hora, como un verdadero demonio. Creo que al final todos tenemos uno dentro, en mayor o menor medida, primitivo, inferior, inadaptado, negativo, pero igualmente de peligroso cuando no se acepta y no se procesa como parte de lo que nos constituye, y que sin duda en cada momento, por su naturaleza oscura, estará listo para atacar. Llegado este punto no encuentro mejor respuesta para responder que la claridad ante el inconsciente es imposible en un principio, pues éste está lleno de símbolos en un nivel subliminal, por esto que no podamos captarlos con pensamientos muy precisos. Acercarnos a la claridad, necesariamente implica un acercamiento a los sueños y a forjar con ello una consciencia onírica.
Aquella experiencia me hace recordar que en la vida hay demasiados tiempos inciertos, muchas lágrimas que aún quedan por derramar y seguramente golpes que soportar, y creo que la primera misión de cada mujer y hombre es aprender a que el sol se esconde para dar paso a una noche intranquila llena de pesares y que pasado este momento, si es aceptado, entonces estaremos más cerca de contemplar sabiamente la coyuntura de lo que implica la vida: muerte. Despedirnos de la Tierra para ir a lo astros, despedirnos de la luna para ir al sol, despedirnos de la noche plácida y tenue para ir al prometido amanecer. Entender lo que es la muerte.
Y después de cinco años aún me encuentro en el camino del entendimiento de lo que implica el suceso que me llevó a negar una realidad, la muerte de un ser querido. Aún trato de encarar la situación que llevé a un extremo radical y de la cual mis sueños querían dar aviso. Aún siguen siendo pocos los que han visto lo que hay detrás de sus lágrimas.
BIBLIOGRAFÍA:
C.G.Jung, “La vida simbólica”, traductor: Jorge Navarro Pérez, Madrid, editorial Trotta, 2009.