Por Asa Cristina Laurell
De acuerdo con el documento Registros vitales: mortalidad, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se observa que a partir de 2007 el número de fallecimientos de hombres a causa de agresiones empieza un ascenso vertiginoso. Pasan de 7 mil 776 en ese año a 24 mil 257 en 2011, con un ligero descenso a 23 mil 986 en 2012.
No hay datos oficiales para 2013 y 2014. Se convierte en la primera causa de muerte entre los hombres de 25 a 44 años en 2010 a 2012, y también entre los hombres de 15 a 24 años en 2011 y 2012.
Es decir, si los hombres jóvenes han de morir en nuestro país es como víctimas de la violencia. En 2011 la muerte por violencia correspondió a 7.3 por ciento del total de las defunciones masculinas, mientras que en 2007 fue de 2.7 por ciento. Es decir, casi se triplicó su peso en la mortalidad general.
Si se toma la mortalidad por agresiones de 2007 como normal
, la mortalidad en exceso es de 53 mil 730 fallecimientos entre 2008 y 2012. Este dato se acerca a los 55 mil reportados como víctimas de la llamada guerra contra el narco por el gobierno. Sobra decir que muchos nada tuvieron que ver en esta ofensiva y aunque lo tuvieran la ejecución extralegal es un crimen de Estado.
Es de enfatizar que estos datos no incluyen a los desaparecidos. Desconocemos el dato exacto, pero suponiendo que el dato oficial de 26 mil 500 sea correcto y que se encontrasen en alguna de las innumerables fosas clandestinas, tendríamos alrededor 73 mil víctimas por la violencia. Si éstos se repartieran entre los años 2008 a 2012, la agresión como causa de muerte general masculina se ubicaría en cuarto lugar, sólo después de las enfermedades del corazón, la diabetes y el cáncer. El Movimiento Migratorio Mesoamericano sostiene además que hay 40 mil cuerpos sin identificar en los servicios forenses mexicanos.
Tan grave es la situación que la esperanza de vida se redujo un año en México; situación que sólo se ha dado en tiempos modernos en sociedades en guerra o con Estados fallidos.
El flagelo de la violencia se distribuye desigualmente en el territorio. Así fue la primera causa de muerte de hombres en Chihuahua de 2008 a 2012, en Guerrero de 2009 a 2012 y en Sinaloa y Durango la primera o segunda causa de 2009-2012.
Es posible que una situación semejante se esté dando en Michoacán y en el estado de México actualmente, pero carecemos de datos para 2013 y 2014.
Las muerte violenta es mucho menos común entre las mujeres, pero pasó de ser la décimo novena causa en 2000 a la décimo octava causa entre 2001 a 2007, a la décimo tercera en 2012. Es de destacar que elfeminicidio ha llevado a una gran movilización de la sociedad, mientras que aparentemente se considerenormal
que nuestros hombres jóvenes se mueran por agresiones. Extraña y profunda expresión del machismo.
Detrás de cada uno de estos muertos prematuros, dolorosos y aterradores hay una vida y una historia. Se encuentran una familia y amigos que no sólo han perdido un ser querido, sino que son además estigmatizados por el juicio de que el fallecido se buscó su suerte y pagó su culpa con la vida.
La atrocidad cometida contra los normalistas de Ayotzinapa ha despertado la indignación de los más diversos sectores de la sociedad, porque demuestra con meridiana claridad que una infracción menor se castiga con la desaparición forzada, operada en contubernio entre el gobierno y los narcos.
Junto con las ejecuciones de Tlatlaya es la prueba de que para el gobierno la vida no vale nada, si pertenece a un joven pobre como es la inmensa mayoría.
La violencia, complicidad e impunidad, que conforman un Estado terrorista, tienen que ser derrotada. De allí depende la salud de la República.