Gran parte de la población ocupada en Chiapas, Guerrero y Oaxaca se emplea en el sector informal: por un lado, se encuentra vulnerable por la condición de la unidad para la que trabaja y simultáneamente son económicamente endebles por el monto de las remuneraciones que perciben, según información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el periodo abril-junio del 2018.
En Oaxaca, la entidad con mayor grado de informalidad laboral, se encuentran ocupados 1.7 millones habitantes, de los cuales 73.8% (1.3 millones) percibe como máximo hasta 5,300 pesos al mes, equivalente a dos salarios mínimos; sumando a la población que gana hasta tres salarios mínimos (7,950 pesos mensuales), el coeficiente llega a 83.3 por ciento.
Persiste el mismo escenario en Guerrero: de 1.4 millones que sí trabajan, por lo menos 1 millón (73.8%) gana como máximo 5,300 pesos; con el umbral de 7,950 pesos, el coeficiente se posiciona en 86.8 por ciento.
En Chiapas, la situación se profundiza. De los 1.9 millones de ocupados, al menos 80% (1.5 millones) recibe hasta 5,300 pesos al mes. O lo que es lo mismo: ocho de cada 10 tienen como tope de ingresos dos salarios mínimos. En 7,950 pesos se ubican 88.0% de los chiapanecos.
En los datos anteriores se considera a la población que no recibe ingresos por su fuerza de trabajo, rubro que clasifica a los trabajadores dependientes no remunerados y a los trabajadores por cuenta propia dedicados a actividades agrícolas de subsistencia.
“Los bajos niveles salariales en estas entidades obedecen al rezago industrial que presentan desde hace ya varios años», indicó la economista.
Agregó que aunado a esto, el sector agrícola también ha sido descuidado por las administraciones estatales.
«La población opta por involucrarse en actividades mayormente informales, en donde perciben muy bajos ingresos, o en empleo por cuenta propia, especialmente el comercio de artesanías o preparación de alimentos, en donde gran parte de los casos lo que ganan apenas alcanza para sus necesidades básicas”, dijo Eufemia Basilio Morales, también investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Foco de atención
La situación en estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, en materia laboral, es un foco de atención «debido a que sus bajos niveles de desempleo se acompañan de cifras altas de informalidad laboral y actos delictivos, además de una importante prevalencia de pobreza, de acuerdo con recientes estudios realizados por el Inegi y el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social)», indicó.
Basilio Morales agregó que el nuevo gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, deberá poner atención especial a estas entidades, especialmente porque con las cifras se observa una polarización entre la industria y el desarrollo del norte de México y el rezago económico y la pobreza del sur.
En Guerrero y Oaxaca, más de la mitad de su población ocupada percibe ingresos inferiores al costo de la canasta alimentaria: en territorio oaxaqueño, la relación al primer semestre del año es de 62.0% y en el guerrerense, de 60.1 por ciento.
Lo anterior expresa que seis de cada 10 personas no tienen ingresos suficientes para cubrir sus necesidades de alimentación, aun cuando destinaran todo su salario a ellas.
En Chiapas, 69.1% de los ocupados registra ingresos laborales por debajo de la línea del bienestar mínimo, esto es, alrededor de siete por cada 10 trabajadores no les alcanza su salario para cubrir el valor monetario de la canasta alimentaria.
La proporción de población que se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo —trabajadores con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria— incrementó 0.8 puntos porcentuales en Chiapas en el segundo trimestre del año en relación con el mismo periodo del 2017. Por otro lado, se redujo 4.3 puntos en Guerrero y 1.1 en Oaxaca.
La situación en materia laboral y de pobreza en Chiapas, Guerrero y Oaxaca puede combatirse con el diseño y el cumplimiento de mecanismos que administren y destinen los recursos de manera equitativa a todas las zonas del país, a fin de aumentar la productividad de cada estado, de acuerdo con sus necesidades específicas, aseguró la investigadora de la UNAM.
Será importante la creación de cadenas productivas que conecten a las zonas económicamente importantes, señaló, con las que presentan comportamiento negativo, mismas que de algún modo impulsen al alza el desarrollo.
“El sector turístico es una gran oportunidad para la reactivación económica en estos estados, debido a que tienen muchos destinos turísticos que se han visto afectados por la pobreza, la inseguridad y especialmente la falta de inversión en materia de caminos, infraestructura o recursos para el cuidado de dichas áreas”, indicó la especialista.
El valor mensual del bienestar mínimo en México, que es la línea de pobreza extrema por ingresos (canasta alimentaria), llegó a 1,492.3 pesos per cápita a precios corrientes en ámbito urbano durante julio del 2018. En otras palabras, para la línea de bienestar mínimo se calcula el porcentaje de la población que, con el ingreso mensual proveniente del trabajo de los integrantes del hogar, no el valor monetario de la canasta alimentaria.
Información de El Economista