Regeneración, 30 de noviembre de 2015.
¿De qué se hablará en la cumbre mundial por el cambio climático?
Para entender un poco sobre la importancia de esta cumbre tenemos que volver un poco atrás a la historia de las anteriores.
Hace ya veinte años que se llevan a cabo cumbres de este tipo. La primera fue en rio de Janeiro en 1992, en el Earth Summit, cuando varios gobiernos conformaron la Marco de la Convención de Cambio Climático, un tratado para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y prevenir el cambio climático ocasionado por el hombre.
No fue sino hasta cinco años más tarde, que en Kyoto, se logró que todas las naciones pudieran acordar reducir sus emisiones al menos un cinco por ciento comparado con los niveles de 1990, aunque esto no podía imponerse sino hasta que E.U. o Rusia lo firmaran (dos de los principales emisores de gases de efecto invernadero del mundo). Pero ni Rusia ni Estados Unidos firmaron el protocolo, y no fue sino hasta el año 2004 que Rusia accedió a firmar. Sin embargo, Estados Unidos continuó sin aparecer en la cumbre, y hasta el año 2009 no participó en los acuerdos. Ese año se construyeron solamente acuerdos no legalmente vinculantes.
Pero este año parece que hay que poner una atención particular a la cumbre. A ella asisten alrededor de 196 representantes y mandatarios, tanto el presidente Barack Obama como el presidente Xi Jinpig y el primer ministro David Cameron.
El tema sigue siendo la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El acuerdo actual que se plantea termina en el 2020, pero el tema necesita llevarse mucho más allá de sólo reducir las emisiones de los países más desarrollados. Y quizá esta vez sea posible que se logren acuerdos legalmente vinculantes.
¿Qué se quiere conseguir?
El consenso científico es que necesitamos limitar las temperaturas globales por debajo de 2°C de calentamiento por encima de los niveles pre-industriales. Este año se alcanzaron temperaturas que nos pusieron cerca del límite (se sobrepasó el límite de la marca de 1°C). Para resolverlo, el mundo necesita cortar de tajo sus emisiones de gases de efecto invernadero. Y sólo puede lograrse si cada nación firma el acuerdo para que pueda ratificarse.
Diferentes países tendrán diferentes objetivos con muchos de los principales emisores ya estableciendo acuerdos específicos. Por ejemplo, la Unión Europea recudirá emisiones un 40% comparado con los niveles de 1990 para el 2030, y los Estados Unidos han accedido a reducir las suyas un 26% o 28% comparado con los niveles del 2005, para el 2025.
Pero hay mucho más de lo que hablar. Uno de los principales y más contenciosos problemas vendrá para quien pague por estas reducciones. Muchas de las naciones más pobres, que inevitablemente tendrán que encarar el esfuerzo del cambio climático (al menos al principio), están esperando que sean las acciones más ricas las que cubran algunos de los costos. Ya se han hecho algunas promesas, pero las naciones más pobres están tratando de obtener garantías de que se cumplirá.
¿Algo saldrá de esto?
Es una tarea difícil. Lograr que 196 naciones acuerden un compromiso legalmente vinculante para limitar sus reducciones de gases de efecto invernadero es como “pastorear gatos” pero hay precedentes de esfuerzos similares. En los noventas se descubrió que las emisiones de fluorocarbonos a la atmósfera estaban ocasionando un agujero en la capa de ozono, exponiendo al planeta a niveles mortales de radiación. El Protocolo de Montreal se formó como un tratado internacional para desactivar el uso de fluorocarbonos, lo cual hasta ahora se ha conseguido casi completamente y se firmó por 196 países y la Unión europea. Así que este tipo de cosas pueden hacerse.
Sin embargo hay mucho escepticismo en cuanto a que algo bueno pueda surgir de este encuentro. En las ediciones previas apenas si se ha conseguido algo, entonces las esperanzas no son muy altas. El Cambio Cimático es un tema altamente polarizante y hay evidencia que sugiere que la voluntad pública de hacer compromisos fuertes está disminuyendo. Aunque, a diferencia de previas conferencias, este año se verá a dirigentes de muchas naciones –incluyendo a los Estados Unidos, china, India, Alemania y el Reino Unido, llegar al inicio de las charlas con muchos de los políticos seguros de que podrán lograrse algunos acuerdos. El hecho de que el panorama político haya cambiado tanto desde la última cumbre mayor también parece prometedor.
(Con información de IFL Science)