La jerarquía católica cuestionó los resultados del gobierno de Enrique Peña Nieto y señaló que “2016 es el año del calvario de los mexicanos”. “En México se acentúan profundas brechas de desigualdad e injusticia, poniendo en tela de juicio esas reformas estructurales que están haciendo agua”, señaló Desde la Fe, medio oficial de la Arquidiócesis de México, que llamó «populista» al gobierno peñista.
Regeneración, 18 de julio de 2016. La jerarquía católica cuestionó el desempeño y el triunfalismo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
En su publicación semanal, Desde la Fe, la Arquidiócesis de México puso en entredicho los resultados del gobierno de Peña Nieto: “El 2016 es año del calvario para los mexicanos. Se estrangula a millones de consumidores con nuevas alzas en los combustibles y tarifas eléctricas, poniendo en duda si realmente la reforma energética está corriendo por los caminos adecuados. Hay inestabilidad social por la Reforma Educativa y la promesa presidencial para que “las ciudades, los pueblos, las carreteras, vuelvan a ser espacios de tranquilidad, en los cuales, los mexicanos transiten con seguridad, sin temor de perder la libertad o la vida”, queda en pura retórica populista.
En su análisis del gobierno peñista, la jerarquía católica cuestiona que al principio, “la presente administración prometió cambios profundos y poner al país en movimiento”… “Sin embargo, la realidad es distinta y apabullante. Grandilocuentes justificaciones que hacen a México ‘un lugar atractivo para invertir’, contrastan con el crecimiento de la pobreza entre 2012 y 2014, al pasar de 53.3 millones de personas a 55.3 millones. Los salarios se han encarecido; hay un bajo crecimiento económico que no supera el 2 por ciento anual; la divisa estadunidense está arrasando con la apreciación de nuestra moneda, pues cuando al inicio del presente gobierno un dólar valía 12.96 pesos, hoy alcanza los 19 pesos”.
“Los recortes presupuestales amenazan la efectividad de las políticas públicas. En 2016, la política de desarrollo social sufrió disminución de recursos debido a la fusión de programas, perjudicando así a los más pobres”, señala Desde la Fe.
En una clara alusión a los funcionarios de la política social del gobierno federal, la iglesia católica destaca que “el cinismo no puede ser más descarado cuando los responsables de estas políticas menosprecian informes de organismos internacionales sobre la pobreza rampante, aseverando que se puede vivir holgadamente con 12 pesos diarios, es decir, poco más de 300 pesos mensuales”.
La Arquidiócesis de México hace un duro cuestionamiento contra los privilegios y la corrupción de la clase política: “El Presupuesto de Egresos para el año 2017 ya no debería amparar lujos irresponsables y salarios indecentes de burócratas que le han fallado al pueblo de México. No se puede seguir sosteniendo a partidos políticos que disfrutan del gasto público millonario; esto raya en la obscenidad al estar hundidos en los círculos más profundos de desconfianza y desprecio entre los mexicanos. Ya no se pueden soportar dietas y emolumentos del Poder Legislativo y de organismos autónomos empeñados en los lujos, prebendas y canonjías. No es justo conceder prestaciones y compensaciones multimillonarias a once ministros del Poder Judicial apoltronados y envueltos en carísimas togas de seda de más de medio millón de pesos, que encubren su pragmatismo y favoritismo por ideologías que dinamitan instituciones del Derecho, vulnerando preciadísimos valores sociales como el Matrimonio entre un hombre y una mujer, la protección de la familia o el respeto a la vida de los niños en el seno materno”.
El Papa Francisco reprueba la economía sin rostro humano, y denuncia los sistemas neoliberales injustos y corruptos. En febrero pasado, en Palacio Nacional, el Santo Padre dijo a las autoridades, diplomáticos y sociedad civil: “Les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz”.
La Arquidiócesis concluye que “en México se acentúan profundas brechas de desigualdad e injusticia, poniendo en tela de juicio esas reformas estructurales que están ‘haciendo agua’”.