El líder de Morena suaviza su discurso sobre la izquierda tradicional con las presidenciales en el horizonte. Morena y PRD sumaron en junio el 34% de los votos, dos puntos por encima del PRI y cinco más que el PAN, destaca el diario español.
David Marcial Pérez | El País
Regeneración, 15 de julio de 2016. Andrés Manuel López Obrador aprovecha cada intervención pública para fijar y pulir sus discursos electorales como si fueran baldosas en el camino hacia las presidenciales de 2018. En una entrevista radiofónica, el veterano líder de la izquierda repitió esta mañana uno de sus eslóganes de cabecera –“la elecciones son entre Morena y el resto de partidos”– y lanzó un mensaje al PRD, la izquierda tradicional mexicana, de cara a los comicios de dentro de dos años: “si marcan una sana distancia con la mafia del poder, nos sentaríamos a analizar un posible pacto”.
Preguntado con insistencia por la posibilidad de una reconciliación estratégica con el partido del que salió abruptamente hace dos años para construir su propia alternativa de izquierda, Obrador no cerró la puerta. “Tendrían que ser muy claros en el deslinde con el régimen y mostrar una voluntad clara de transformar el país”.
La baza de una hipotética alianza electoral entre los dos partidos progresistas ha ganado enteros tras los comicios de junio y en medio de la enésima crisis desatada en el PRD, balcanizado por un rosario de facciones y en vías de elegir a su próximo presidente. Agustín Basave presentó su dimisión hace un mes, asfixiado por las presiones internas y con el aliento de Morena en la nuca tras las últimas elecciones.
Las dos agrupaciones de izquierda sumaron en junio el 34% de los votos, dos puntos por encima del PRI.
Ante la inminente elección de un nuevo líder en el PRD, Obrador ha empezado a moderar el discurso respecto a su rival en la izquierda, al que lleva azotando con dureza desde que abandonó sus filas. Ha suavizado su martillo polarizador –Morena, contra todos los demás– consciente de la ventana de oportunidad que se abre de cara a su tercer y más que probable último asalto al trono de Los Pinos.
En las negociaciones para elegir al sucesor de Basave está en juego también la estrategia política del partido. Por un lado, la confirmación de las alianzas con el derechista PAN, que le han servido para derrotar al PRI en tres Estados donde nunca había perdido. Por otro, una vuelta a la acción en solitario, un retorno a la ortodoxia, la condición a priori que exige López Obrador para sentarse a negociar.
Las dos agrupaciones de izquierda sumaron en junio el 34% de los votos, dos puntos por encima del PRI y cinco más que el PAN. La posible reconciliación entre los dos viejos conocidos, entre el tirón popular del carismático López Obrador –lidera todas las encuestas como el dirigente mejor valorado– y la maquinaria territorial del PRD, continuará sonando cada vez con más fuerza a medida que se acerque la fecha electoral.
“Lo más conveniente es revisar la reforma educativa”
Durante el año largo de enconado conflicto entre el Gobierno y la facción de maestros disidentes de la CNTE, el líder de Morena se ha colocado de parte de los docentes críticos. Tras la marcha atrás de la secretaría de Educación, que ha accedido a negociar incluso el núcleo que ha desatado las protestas, –las evaluaciones docentes y las tablas salariales–, la postura de López Obrador se ha distanciado ligeramente de los maestros. Mientras que la CNTE sigue pidiendo la derogación total de la ley, el líder de Morena aboga ahora por modificar el texto.
“El procedimiento más conveniente es que se revise en un periodo extraordinario de la cámara de diputados”, expresó durante la entrevista. Matizó en todo caso su rechazo a buena parte de los contenidos de la ley: “La evaluación es totalmente autoritaria, punitiva, no es para mejorar ni dar la oportunidad de que si hay atraso en los conocimientos puedan reponerse”.