En el marco de Original, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia lanza una defensa en pro de los pueblos originarios y sus saberes
Por Martha Rojas
Este domingo llega a su fin la primera edición de Original, un proyecto impulsado desde la Secretaría de Cultura, que busca visibilizar las costumbres, tradiciones y producciones artísticas de los pueblos originarios, cuyos saberes han sido expropiados y comercializados en beneficio de las culturas hegemónicas.
Al respecto, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la Presidencia, resaltó el acto de resistencia que los pueblos originarios han mantenido por más de 500 años frente a los actos que los han relegado de su papel como proveedores de identidad.
“Ustedes representan y son los guardianes de las tradiciones de nuestros pueblos. Hombres y mujeres que han dado parte de esta batalla cultural por la defensa de nuestro patrimonio cultural porque somos orgullosamente un pueblo de pueblos, México no es un sólo pueblo. Somos muchos pueblos y que lo que nos distingue en el mundo son los colores, son los cantos, son las danzas de nuestros pueblos originarios.
“Este año que celebramos 500 años de resistencia de los pueblos indígenas, de los pueblos originarios, también estamos celebrando la defensa cultural porque la lucha contra la colonización también es una lucha por la defensa de los colores de la danza, de la música, de las lenguas de nuestros pueblos originarios que han sufrido 500 años de opresión, 500 años de ignorar el valor cultural que representan para el mundo, no sólo para el pueblo de México porque ustedes son la voz de la tierra arraigada en los pueblos que, a través, de la danza ordenan el mundo, que, a través del canto conectan al hombre y a la mujer con la Madre Tierra, con los elementos de la naturaleza y todas las obras, los textiles, los grabados, las llamadas artesanías que para mí son obras de arte, que para mí son obras de arte.
Ahí están expresadas la cosmovisión de los pueblos y la forma de entender el mundo, una que es con todos porque está obra artística se diferencia de otras en el mundo de hoy del mercado del arte porque representa una voz colectiva, una voz comunitaria, con esa voz antigua que no regresa a los orígenes”, aseveró Ramírez Cuevas durante la inauguración del encuentro cuyo objetivo es dar a conocer y respaldar los derechos autorales de los textiles que se fabrican en distintas regiones de México como Oaxaca, Chiapas, Hidalgo o Sonora y que, recientemente han sido objeto de apropiación por parte de las grandes casas de moda.
El evento quedará registrado como la primera ocasión en la que desde una dependencia gubernamental se reconoce el valor del trabajo artesanal y el papel simbólico que la realización de bordados y colores desempeñan en la identidad de las comunidades originarias.
Identidad y tradición
El arte textil es un práctica milenaria, no sólo rastreable en los pueblos mesoamericanos, sino en diversas culturas que han visto en el bordado una manera de plasmar su particular visión del mundo y la voz de sus ancestros.
El bordado, una práctica usualmente asociada a las mujeres también representa un momento de interacción social único de convivencia entre madres hijas, un momento en el que el relato de sus vidas, los hechos políticos, sociales y cotidianos quedan plasmados en figuras representativas de cada región.
Se trata de bordados en los que los relatos acerca de la maternidad, la gastronomía, la muerte o las celebraciones queda bellamente codificado, resultando en un arte textil que reivindica su identidad y su historia y que dan cuenta de la diversidad cultural que existe en México.
Las formas, las líneas y los colores, aprendidas a través de la oralidad generacional, dimensionan el lazo estrecho que los pueblos mantienen con la Tierra y con los espacios que habitan. Es por ello que en los bordados de Huazolotitlán las artesanas mixtecas plasman gallos, que representan el canto de la mañana y del atardecer y figuras geométricas que establecen su relación con el tiempo; en Zinacantán, Chiapas es común que las mujeres porten el huipil emplumado no sólo porque es un forma de expresar su relación con la naturaleza sino porque representa la victoria de los zinacantecos sobre los conquistadores españoles.
En ese sentido los bordados textiles como objeto de creación artística representan la defensa de la identidad nacional y el reconocimiento de los saberes ancestrales.