En la última semana de un total de 19 muertos, 8 eran niños, entre ellos, una con discapacidad para hablar y otro de sólo dos meses de edad.
Regeneración, 19 de julio de 2016.- Rápidamente Ciudad Victoria se ha convertido en un campo de batalla, en lo que va del año, pasó de ocupar el sitio 90 en violencia a un sexto lugar nacional en homicidios dolosos.
En la última semana, hubo tres masacres contra tres familias, el 9 de julio pasado, cuatro niñas, Galilea García Amaya, su hermana Mariana y sus primas María y Estefanía, fueron acribilladas junto con otros siente integrantes de su familia en Ciudad Victoria. Menos de una hora después, otra menor fue ejecutada junto con dos adultos. Pero la matazón no terminó ahí, el jueves pasado, una familia de cinco personas fueron ultimados en su casa; entre las víctimas había tres niños, uno de ellos era un bebé de dos meses de nacido.
La causa de la violencia, son los enfrentamientos entre dos grupos criminales, ambos producto de la fragmentación de Los Zetas, tras la detención o muerte de la mayoría de sus líderes. Así, Zetas Vieja Escuela (o Grupo Bravo), pelean contra otro que se hace llamar Cártel del Noreste (CDN) por el control de la plaza.
En lo que va del año, se han registrado 81 ejecuciones, un promedio de tres asesinatos semanales y ahora, la región ocupa el primer lugar en plagios denunciados por municipios desde 2012 y hasta mayo, con 204 casos según el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Pero a pesar de la obvia ola de violencia que azota a la entidad, para el secretario del Ayuntamiento, Rafael Rodríguez, aún no es una zona de guerra.
“No podemos habla de Victoria como una zona de guerra, que creo que es la imagen o la sensación que se ha generado afuera”, dijo. “Se suscitaron hechos violentos, hechos lamentables, todos estamos consternados, pero fueron hechos que se suscitaron en puntos muy específicos, muy focalizados en una zona de la ciudad. No es que la violencia esté en todas las calles y que estén matando y probando de la vida a personas en todos lados, por toda la ciudad, y que se esté generando un clima de guerra en la ciudad. No es así”.
Pero en las calles, no se aprecia el mismo movimiento, la gente deja de salir por las noches o viven en constante vigilancia.
“Todos estamos conscientes que ya no vivimos en la misma ciudad tranquila, en la que se vivía hace seis, siete, ocho, diez años y más para atrás”, se contradijo el funcionario.
“Tenemos que estar pendientes de lo que escuchamos, porque este tipo de actos de violencia inicialmente se dan con una serie de detonaciones de armas de fuego, con balaceras”.
Mientras la violencia escala y personas comunes y corrientes sufren las consecuencias, el columnista Alejandro Hope se pregunta en su columna de ayer.
“¿Por qué la saña? ¿Por qué cargarla contra familias, contra inocentes, contra niños?”, y se contesta, “porque las expresiones públicas de brutalidad son prácitcas de eficacia probada para las bandas criminales: Exhiben a los rivales, intimidan a la población y ayudan a preservar la disciplina interna. Y por lo general no acarrean costos o riesgos adicionales”, escribió.
“¿Los victimarios enfrentan algún riesgo excepcional por haber ultimado a un bebé o haber masacrado a cuatro niñas? Probablemente no. ¿Las autoridades van a dedicar recursos extraordinarios para capturar a los responsables? ¿Se dispondrá algún operativo especial para detener y procesar a los maleantes? Salvo que me contradigan las autoridades, yo diría que no y no. ¿Entonces, en términos de riesgo, da lo mismo matar a un sicario adulto en un enfrentamiento que liquidar a mansalva a una familia entera, niños incluidos? Eso parece. ¿Y eso lo saben los delincuentes? Con toda seguridad. Luego entonces, ¿van a seguir matando niños? Muy probablemente”.
Mientras tanto, el Gobierno mandó un 600 militares el viernes pasado para «combatir frontalmente a la delincuencia y restituir la tranquilidad y seguridad a las familias victorenses».
Vía Milenio y El Universal.