Mayas, zapotecos y yaquis exigen a Peña parar megaproyectos de muerte

En la asamblea participaron casi 100 representantes de comunidades mayas de Campeche, donde afirmaron que los megaproyectos están acabando con esta manera de vivir de los pueblos indígenas”

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Regeneración, 15 agosto 2016.- En una reunión histórica, realizada en el municipio de Hopelchén, estado de Campeche, integrantes de los pueblos mayas, zapotecos y yaquis firmaron un pronunciamiento dirigido al Gobierno de Enrique Peña Nieto, en el que piden se respeten sus derechos humanos, particularmente su derecho a la autonomía, al libre desarrollo y al consentimiento previo e informado en relación con megaproyectos que pretenden desarrollarse en sus comunidades.

Sin embargo, destacaron, hasta el momento las consultas realizadas en sus territorios ancestrales se han hecho sin los procedimientos adecuados y “como un mero trámite” destinado a avalar la realización de los proyectos, “sin respetar nuestro derecho a la autodeterminación, sin proporcionarnos la información adecuada, sin respetar nuestros usos y costumbres, criminalizándonos y atacando nuestras autoridades y nuestros líderes”.

En la asamblea participaron casi 100 representantes de comunidades mayas de Campeche, Calakmul, Kancabchen, Santa Rita, Bacalar, Pakchen, Chenkoh, Hopelchén, Sahcabchén, Xpujil, Cripx, Chan-Chen, Iturbide, Pakchen, Chunchintuk, Chunchintok, Xculoc, Temozón Norte, Xcalot, Tinun, y Chunyaxnic, entre otras, quienes escucharon el testimonio de Mario Luna, secretario de las Autoridades Tradicionales de la Tribu Yaqui, así como de Bettina Cruz Velázquez, integrante del pueblo zapoteca de Juchitán de Zaragoza Oaxaca, quienes refirieron las violaciones cometidas durante los procesos de consulta del Acueducto Independencia en Sonora y el parque eólico en Juchitán.

El pronunciamiento de estos pueblos indígenas demanda específicamente lo siguiente:

–La cancelación definitiva de los megaproyectos que afectan al pueblo Yaqui, Zapoteco y Maya; en particular se nulifiquen los efectos de los permisos administrativos que fueron otorgados por el Estado mexicano en violación de nuestros derechos humanos.

–Respetar la autodeterminación y autonomía de los pueblos indígenas sobre su decisión de someterse a una consulta para el consentimiento, previo, libre e informado.

–Realizar procesos de consulta que sean de forma previa, libre, informada, culturalmente adecuada, respetando la decisión de las comunidades.

–Abstenerse de emitir comentarios con el objetivo de influir en la decisión de los pueblos consultados y que entreguen información de forma oportuna, objetiva e imparcial.

–Respetar el proceso de consulta para que este mecanismo realmente permita a los pueblos indígenas obtener justicia socio ambiental y eliminar las prácticas discriminatorias de las que históricamente hemos sido objeto; para poder realmente participar en la toma de las decisiones que nos afectan y para poder decidir efectivamente el futuro de nuestras comunidades.

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En el caso de la Tribu Yaqui, los pasados 8 de mayo y 7 de agosto del 2013, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) violó los derechos del Pueblo Yaqui en lo que se refiere a la Evaluación de Impacto Ambiental para la construcción y operación del Acueducto Independencia. La sentencia de la Corte ordena consultar al Pueblo Yaqui y, en caso de que las autoridades identifiquen un daño irreparable para sus miembros, suspender la operación del Acueducto.

A pesar de que los daños irreparables son evidentes, puesto que la actual extracción de agua del río Yaqui está poniendo en riesgo la sobrevivencia de la comunidad, el Acueducto continúa operando. Adicionalmente, el proceso de consulta ordenado por la Corte se encuentra suspendido, toda vez que la información entregada por las autoridades federales fue incompleta y sesgada. Además de esto, la Tribu Yaqui denunció que los principales líderes y autoridades tradicionales han sido objeto de encarcelamientos, amenazas, discriminación y agresiones a su integridad.

Por su parte, en 2014 y ordenado por la Secretaría de Energía (Sener), se inició en el pueblo Zapoteca de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, el primer proceso de consulta llevado a cabo en México en el contexto de la Reforma Energética, para la instalación de un parque eólico.

El proceso de reuniones, denominado “consulta”, sin embargo, se trató de un protocolo basado en un documento diseñado y decidido sólo por las autoridades, además de que los tiempos no fueron acordados con el pueblo Zapoteca, sino marcados por las autoridades federales, denunciaron. Sin embargo, antes de haberse iniciado las reuniones, la Semarnat aprobó la manifestación de impacto ambiental presentada por la empresa y a la mitad del proceso de consulta, sin que esto hubiera concluido, la Sener aprobó el permiso de generación eléctrica del proyecto que estaba siendo consultado, demostrando que no le interesaba respetar los derechos del pueblo indígena, sino cumplir con un requisito más para implementar el proyecto.

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Adicionalmente, dijeron, fue el Ayuntamiento municipal el encargado de decidir a quién se le debía consultar, conformando un proceso de consulta “lleno de irregularidades, con la presencia de grupos armados, con amenazas e intimidación a quienes cuestionaron el proyecto”. Las reuniones de lo que el Gobierno denominó “proceso de consulta” concluyeron el 28 de julio del 2015 en una reunión consultiva señalando falazmente que se contaba con el consentimiento del pueblo Zapoteca.

En cuanto a los pueblos Mayas de Campeche y Yucatán, en noviembre del año pasado, la SCJN resolvió que la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM) y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) debía consultar al pueblo Maya con motivo del permiso otorgado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagarpa) a la empresa Monsanto para la liberación al ambiente en fase comercial de soya genéticamente modificada, resistente el glifosato.

Este proceso inició en abril pasado pero, a la fecha, “la Misión de Observación ha registrado diversas violaciones como la participación de actores no vinculados con el proceso o con conflicto de interés en el mismo, como es el caso de la Sagarpa, así como amenazas a los apicultores por parte de los productores de soya”.

Finalmente, destacaron, para los mayas el llamado desarrollo significa muchas cosas: identidad, patrimonio, cultura, biodiversidad, conocimientos ancestrales que se transmiten a sus hijos e hijas, diversidad de actividades, la producción de nuestros alimentos, la tierra es nuestra fuente de trabajo y nos garantiza la vida en nuestro territorio. Sin embargo, “estos megaproyectos están acabando con esta manera de vivir de los pueblos indígenas”.

Con información de Sin Embargo