* Demetria García, abuela de Rubí, solo prueba alimentos una vez al día. Uno de sus hijos, enfermo y también de la tercera edad, la cuida, la asea y recolecta PET para darle de comer a su madre.
Regeneración, 14 de julio de 2017.- Mientras que la famosa quinceañera Rubí se encuentra en la cúspide de la fama, contagiando a sus seguidores a ritmo de reggaetón con la canción ‘No quiero nada’, cuyo video ya suma más de 200 mil reproducciones, su abuela paterna vive en la pobreza.
Con 97 años de edad, la señora Demetria García Puente llega al grado de sólo probar alimentos una vez al día. Uno de sus hijos, enfermo y también de la tercera edad, la cuida, la asea y sale a la calle a recolectar material de reciclaje para venderlo y darle de comer a su madre.
En Matehuala, San Luis Potosí, la abuela de Rubí vive con su hijo, Felipe Ibarra García de 64 años. En la humilde casa, los cuartos carecen de puertas y, cuando hace mucho frío, colocan plásticos o cobijas para no padecerlo tanto.
Demetria está enferma y ya no puede moverse por sí sola, lo hace con la ayuda de su hijo Felipe, quien recientemente fue operado de cataratas, situación que le impide acercarse a la lumbre pero que él pasa por alto por la necesidad de cocinar algo para su madre.
El tío de Rubí no siempre logra juntar recursos para alimentar a su mamá, su trabajo es recolectar material de reciclaje, con lo que logra obtener unos 50 pesos, a veces hasta 90, cuando bien le va.
El señor Felipe relató que cuando deja su casa para ir a trabajar, teme que algo le pase a su madre, porque no puede moverse.
Él lava la ropa, cocina, hace la limpieza y asea a la señora Demetria pues no tienen a nadie que les ayude pese a que su hermano Crescencio Ibarra, padre de Rubí, se jacta de tener buenos recursos.
Entrevistado por el periódico Pulso, Felipe dijo que Crescencio no visita a su madre, que no se acuerda de que existe. Además, sobre la famosa fiesta, dijo que no fueron invitados: “Nos enteramos por vecinos que en el mes de diciembre su nieta Rubí Ibarra cumplió quince años, no nos invitaron porque somos pobres”, dijo.
Felipe recordó que hace muchos años dejaron la comunidad de La Joya, del municipio de Villa de Guadalupe.
“Hace más de 25 años me vine con mi madrecita a Matehuala en busca de trabajo, fuimos cinco varones, todos ahora separados, yo me quedé con mi madrecita, no la podía dejar sola, aunque la pobreza nos ahoga, pero sobrevivimos, por ella lucho con lo poco que gano para darle de comer”.
Felipe le pide a Dios que cuide a doña Demetria pues teme que él muera antes y la deje desamparada.
“La veo como si fuera mi hija, pero dentro de la pobreza que nos agobia, aunque me encuentro enfermo, temo que Dios me llame primero y mi madre quede en el desamparo”.
Con información de Pulso y Excélsior