Durante los 27 años que duró el encarcelamiento de Mandela, la pasividad que había permitido la existencia del apartheid fue barrida por el surgimiento de un fuerte movimiento liderado por un grupo de jóvenes negros entre los que estaba “Khusta” Jack.
Por Fabiola Rocha
Regeneración, 18 de julio de 2016.- En el Día Internacional de Nelson Mandela, se celebra hoy, como una forma de honrar al abogado y activista negro quién lideró la lucha anti apartheid, una forma de segregación negra sustentada por el Estado, pero sus logros no serían nada si un grupo de jóvenes negros, entre los que se encontraba Mkhuseli “Khusta” Jack, no lo hubieran liberado utilizando el boicot económico.
Jack habló con la generación 2016 de la Escuela de Periodismo Auténtico sobre las tácticas que se utilizaron en la década de los 80 para terminar con el Apartheid en Sudáfrica.
Khusta era un pequeño la primera vez que notó la desigualdad que sufrían los negros en Sudáfrica, en aquel entonces, su familia sufrió el despojo de sus tierras por un terrateniente blanco apoyado por las leyes del apartheid.
“Mi madre se casó y enviudó cuando yo tenía seis niños; su esposo le dejó con muchos recursos, digamos, teníamos muchas cosas, pero de la noche a la mañana lo perdimos todo, eso para mí no estuvo bien”, contó.
“No sabía nada de política, nadie de mi familia tenía educación, pero sentí, tenía un sentido natural de justicia en mí; crecí así y me convertí en un problema”.
La progresión de Khusta fue lenta, la lucha anti apartheid había empezado muchos años antes y él se unió para 1975, entonces, dijo, pasó momentos de ridículo cuando llamaba a una reunión y la gente simplemente no asistía.
“Había momentos en que llamábamos a nuestra gente para una reunión en sábado y la gente no llegaba y la policía de seguridad, nos estaba viendo desde la puerta y gritaban desde la puerta: ‘Señor Jack, podemos empezar la reunión?, que empieza el partido de rugby a esta hora y queremos llegar ahí’. Y complementaban: ‘qué pena, tres personas en la reunión y los demás ven a la policía en la entrada y ya no quieren venir’, esos eran nuestros días más tristes”, relató.
“Yo estuve en esta lucha desde el 75 y luego en el 76 no fui líder, pero siempre estuve viendo qué estaba pasando y muchas más personas estaban haciendo lo mismo; lentamente empezábamos a entendernos entre nosotros y así entre nosotros tenemos la capacidad de estar juntos”, abundó.
Para 1985, cuando Jack tenía 27 años, él y un grupo de jóvenes negros de Port Elizabeth fueron portavoces de la campaña del boicot, la cual jugó un papel significativo en desestabilizar el régimen del apartheid.
El boicot fue simple: ninguna persona negra compraría en las tiendas de los blancos hasta que se eliminaran la ley de segregación racial que era el Apartheid; tuvieron poco tiempo para ponerse de acuerdo, los organizadores pidieron a los comerciantes de los distritos negros que se abastecieran lo suficiente para un largo periodo.
El 15 de julio de 1985 empezó el boicot, éste era la última táctica de 10 meses de levantamiento que tenían a los distritos negros sumidos entre agentes de la policía quienes los mataban a la menor provocación.
En menos de cinco días, el boicot resultó ser la mejor táctica para presionar al gobierno y en sólo tres semanas, varias tiendas en los distritos blancos empezaron a cerrar debido a las pérdidas económicas.
“El boicot tuvo éxito por la amplia participación, por la solidaridad internacional, y por el hecho de que la violencia del régimen contra nuestra gente le fue contraproducente, y por la resistencia de nuestro pueblo,” dijo Jack en entrevista para la reportera Leehee Rothschild.
Con el éxito del boicot, los organizadores prepararon un documento de demandas condicionadas a que la protesta terminara, exigencias concretas:
1. Abrir los servicios o instalaciones públicas a personas de todas las razas
2. Retirar a las tropas de los distritos negros
3. Hacer accesible cualquier cosa que no lo estuviera
4. Acabar con la discriminación en los puestos de trabajo
5. Libertad de Mandela
El éxito del boicot también se demostró cuando las autoridades implementaron el “estado de emergencia”, mismo que se tradujo en una ola de represión en los que los soldados que ya estaban en los distritos incrementaron sus agresiones contra la población, pero pese a todo, los negros no estaban cometiendo ningún delito, dijo el Coronel Lourens DuPlessis, encargado de la represión en el documental La Fuerza Más Poderosa.
“Realmente no estaba cometiendo un crimen, si no querían comprar no era un crimen, pero era una acción en masa, qué hacíamos, no podíamos dispararle a todas esas personas, fue muy eficaz”, dijo DuPressis.
De cualquier manera, el gobierno sudafricano continuó con su campaña mortífera.
“Cada paso que logras vas a pagar un precio terrible, muchos de los compañeros que estuvieron conmigo, que fueron al paro fueron asesinados brutalmente”, recordó Jack.
El boicot fue apoyado entonces por presiones internacionales, empresas como IBM, General Motors y Ford, suspendieron sus operaciones en Sudáfrica debido al evidente fascismo con el que se estaba tratando a la población negra.
Desde 1985 y hasta 1989, la represión fue la principal función del Estado, y durante ese periodo, las fuerzas anti apartheid tuvieron que ser clandestinas, pero no desaparecieron, y las organizaciones negras eran los más poderosas.
A finales de 1989, Frederik de Klerk se convirtió en presidente de Sudáfrica y actuó rápido, ordenando la liberación de Mandela y legalizando las organizaciones políticas negras.
Durante los 27 años que duró el encarcelamiento de Mandela, la pasividad que había permitido la existencia del apartheid fue barrida por el surgimiento de una sociedad segura de sí misma.
Para 1993, Mandela y De Klerk ganaron el premio nobel de la paz por negociar una constitución que garantizaba los mismos derechos para todos los ciudadanos. El Apartheid había terminado.
Pese al triunfalismo final, Khusta recordó en su charla que son frecuencia encontrarás con personas que no están de acuerdo con lo que hacer sino hasta que te ven ganar.
“La mayoría de nosotros, ganamos después de muchos fracasos, eso es natural, se puede ganar de casualidad, pero es casualidad no es la norma y la norma es que cada persona tiene que sudar y trabajar duro y ser humillado, insultado, aislado, todas las cosas que le pueden suceder cuando uno cree en algo, no importa en qué crea”, concluyó.