Nadie se cansa, los mexicanos buscan que los suyos resurjan de los escombros

La unión de los mexicanos que, sin conocerse, ponen sus manos y esfuerzo, da esperanza a quienes lo perdieron todo. 

Regeneración, 21 de septiembre de 2017.- Diana Pacheco, de 31 años, vio morir a uno de sus compañeros mientras intentaba salir del edificio de Álvaro Obregón número 286.

Ella, como muchos otros, quedó atrapada entre los escombros. Diana apenas había conseguido trabajo en el despacho de contadores IPS, que desde hace siete años ocupaba el cuarto piso del edificio.

De acuerdo con lo publicado por Animal Político, el esposo de Diana, Juan Jesús García, llegó al edificio colapsado desde el martes a las 15 horas, intentó entrar a rescatarla, pero no se lo permitieron.

Diana estuvo ahí unas 17 horas, sin moverse. Fue gracias a que se quedó con el celular en la mano que pudo ser rescatada. Envío un mensaje de WhatsApp a su esposo y le dio su ubicación. A las 6:30 de la mañana de ayer, Diana salió viva.

En el mismo edificio, Noemí Manuel García también quedó atrapada. Ella es estudiante de contaduría en la Universidad de Londres y hace 10 meses decidió hacer su servicio social en el despacho de contadores IPS y hace cuatro fue contratada.

Ella es una de las 36 personas que siguen entre los escombros.

Así también se encuentra Paulino Estrada Villegas quien a la hora del sismo también estaba en el cuarto piso del edificio de Álvaro Obregón y no logró salir.

Una de sus amigas le envió un mensaje por WhatsApp para preguntarle cómo estaba.

“Las palomitas se pusieron azules. Vio el mensaje”, contó la joven a Animal Político.

Paulino y Cecilia se han comunicado por Facetime. La chica comentó que solo se ven pedazos de concreto y no se escucha nada, pero, esa llamada mantiene con esperanza a la familia del joven.

En otro punto de la ciudad, en el Multifamiliar de Tlalpan, luego de 30 horas una menor de ocho años fue rescatada con vida.

De acuerdo con Animal Político, se estima que en el lugar se encontraban unas 30 personas en el momento del sismo.

Ahí mismo, una madre alza un altavoz. Sus hijos, de seis y 11 años, atrapados entre los escombros del edificio multifamiliar siguen entre los escombros: «¡Hijo, dónde estás! ¡Te están buscando, diles dónde estás!”, destaca Reforma en una crónica de lo ocurrido.

Las historias de éxito también han dado esperanza a Jojutla, Morelos, donde una mujer de 85 años fue localizada ayer con vida.

Pero también, el dolor, la rabia, se ha apoderado de quienes lo perdieron todo. Se quedaron sin un techo, sin un hogar.

Ahí mismo, en Jojutla, la señora Miriam Guadalupe Cueto, entrevistada por Reforma, relató que perdió todo.

«Siento muy feo que no tengo nada, no sé, siento muchas cosas», dijo a Reforma.

El mismo caso es el de Silvia Leyva, quien observa la sucursal bancaria donde trabajaba y ahora, está destruida.

«No sabemos qué va a pasar, tenemos que esperar, no queda otra más. Yo vivo aquí, he caminado sobre las avenidas y es triste todo lo que ha sucedido. Esto es totalmente fatal», dijo.

Entre voluntarios y propietarios de casas dañadas, han rescatado lo que han podido: muebles, enseres domésticos, documentos, colchones que han sido colocados en la calle, donde intentan descansar luego del movimiento telúrico que los dejó sin nada.

La señora Teodora Martínez dijo a Reforma: «Rescatamos lo que pudimos. La mayoría de las cosas las perdimos y la casa seguramente va a ser demolida. La construimos con muchos sacrificios y ahora ya no tenemos dónde vivir».

En Jojutla, entre los escombros caminan cuatro jóvenes cargando un ataúd. Llevan a una de las víctimas, nadie los sigue, algunos solo levantan el puño en señal de duelo.

Ayer, durante el recorrido que hizo Enrique Peña Nieto, de acuerdo con el reporte de Proceso, una mujer enfurecida lo increpó:  “Ensucia tu camisa de miles, cerdo”.

Pero el mandatario, al lado del gobernador Graco Ramírez, apenas y se inmutaron ante las palabras de los habitantes que, entre otras cosas, reclamaron los recursos del Hospital Meana, el más grande la región que está por colapsar.

“Jojutla se nos cayó, así como usted lo oye, Jojutla se nos acaba de caer”, dice un hombre en un video que circula en redes.

La persona dice que las imágenes del pueblo «parecen sacadas de una película de terror».

Aunque la situación es amenazante en todos los puntos donde el sismo dejó daños, nadie se cansa. Rescatistas, brigadistas, civiles levantan las manos y apoyan en lo que les es posible: levantan casas desechas, edificios, buscan a personas con vida. Nadie espera que el número de víctimas siga subiendo.

 

 

 

Con información de Reforma, Animal Político y Proceso