Por Omar Delgado
RegeneraciónMx.- Ahora que murió Alfonso Zayas habría que reconocer que era un tipo bastante simpático, de palabra fácil y experto en ese esgrima lingüístico mental que es el albur (y en el que sólo otros titanes como Rafael Inclán o Alberto el Caballo Rojas podían hacerle sombra).
Sin embargo, tampoco es para exaltar o santificar una de las menos presumibles manifestaciones del cine mexicano: el subgénero de la sexycomedia. Mucha gente confunde este tipo de películas con el llamado “cine de ficheras”, cuando en realidad son dos subgéneros que, si bien emparentados, cuentan con marcadas diferencias.
El cine de ficheras y cabareteras se caracterizaba por un guion más melodramático y centrado en los personajes femeninos. La vida dentro del burdel/cabaret era parte esencial de la trama y, si bien había desfogues eróticos bastante cómicos, en general, este tipo de historias solía terminar en tragedia.
Este cine, al ser heredero directo de las historias de rumberas, tenía a la música como protagonista y a la noche como eje central (y ambiental) de las acciones. Ejemplos de este cine fueron Las tentadoras (1980), Las cariñosas (1979) o Bellas de Noche (1975).
Por otro lado, las sexycomedias son esencialmente cómicas; el personaje principal es un galán de barrio (el recién finado Zayas como paradigma, pero también podían ser, por ejemplo, Alberto Rojas el Caballo, Polo Polo o Rafael Inclán), que casi siempre cuenta con un amigo escudero que lo secunda en sus aventuras (César Bono, Tun Tun o el Borolas). Estos personajes, casi siempre, ejercen los oficios tópicos del barrio, y que van del mecánico al lechero y del albañil al lanchero. Estos trabajos (u otros similares) les ofrecen la oportunidad de tratar con espectaculares y livianas damas a las que tienen acceso gracias a su simpatía y su virilidad (nunca a su inexistente galanura).
Los chistes de las sexycomedias giraban alrededor de un 90 por ciento en el sexo y, fuera de los ingeniosos duelos de albur, no pasaban de ser gracejadas de adolescente. Incluso el “erotismo” que se mostraba en ellas era bastante infantil, y casi podríamos decir que refleja el imaginario que se forman los pubertos de secundaria acerca de las mujeres, el sexo y los genitales y que solía resumirse en el mantra “pelos-chichis-pito-panocha, jeje”.
Pero, en realidad, lo único que tenía de variado la sexycomedia eran los desnudos de sus sabrosas estrellas femeninas, pues en cuestión de trama y de comicidad, se parecían demasiado unas con otras.
Así que… lamentemos la partida de Alfonso Zayas y pensemos que, en algún infierno Neón, quizá le está arrimando “el mueble” a algunas diablitas nalgonas, al lado de su infatigable compañero Pepe René Ruiz, Tun Tun.
* Narrador, editor y ensayista mexicano. Licenciado en Creación Literaria por la UACM y Diplomado en Literatura Fantástica por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Autor de cuatro libros, obtuvo el VIII Premio Internacional de Narrativa Siglo XXI-UNAM-COLSIN 2010.