#Opinión: El monopolio de la verdad – Parte I

Por Fernando Valdés Tena

Esta frase la escuché en boca de López Obrador hoy en la Mañanera. Inmediatamente se me agruparon de modo gradual imágenes en la cabeza que me remitieron irremediablemente a Televisa. Pero hagamos un poco de historia para los Millenials y la Generación Z:

Era el año de 1940 y el presidente Lázaro Cárdenas terminaba de apoyar los experimentos de televisión de Guillermo González Camarena, a quien le facilita los estudios de la radiodifusora XEFO del Partido Nacional Revolucionario (antecesor del PRI) para que patentara en México y en Estados Unidos un sistema de televisión a colores que utilizaba el espacio aéreo para sus transmisiones.

En 1944 los gobiernos de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés, comienzan a recibir solicitudes de concesión para operar comercialmente canales de T.V., basados en el modelo británico de la British Broadcasting Corporation (BBC) de Londres y en el modelo estadounidense, el cual finalmente se decidió adoptar en México.

Rómulo O’Farrill —dueño del periódico Novedades—, el industrial de la radio y el cine, Emilio Azcárraga Vidaurreta, y su protegido, el propio ingeniero González Camarena, obtienen respectivamente del Estado mexicano los primeros tres canales de T.V. concesionados, para operar Canal 4 (XHTV en 1949), Canal 2 (XEWTV en 1951) y Canal 5 (XHGC – GC de González Camarena, ¿por qué no?, en 1952).

Y es en 1955 cuando estos 3 concesionarios deciden constituir Telesistema Mexicano para administrar y operar las emisoras y producir programación para ellas, empresa a la que se suman en 1962, sus filiales Teleprogramas Acapulco de Miguel Alemán Velasco —hijo del expresidente y padre de Miguel Alemán Magnani, hoy prófugo de la justicia por presunta evasión fiscal— en alianza con la American Broadcasting Corporation (ABC) y Cablevisión en 1969, así como Televisión Independiente de México —Canal 8 (XHTM), cuarta concesión otorgada propiedad del Grupo Alfa de Monterrey— incipiente competidor que Telesistema absorbió para fusionarse y formar en 1972 Televisión Vía Satélite, mejor conocida como Televisa, que hasta entonces no producía noticiarios propios sino que adquiría los servicios de información de periódicos como Excélsior.

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Cuando un gobierno permite que cuatro canales se unifiquen, está autorizando que todo un sistema de comunicación de noticias, quede en manos de unos cuantos intereses. Poniéndolo en perspectiva, es como si la dirección de todos los periódicos y redes sociales que existen hoy en día, quedara en manos de un solo grupo empresarial. Eso fue lo que sucedió en 1972.

El primer noticiero que se produjo y transmitió en vivo en 1950 por Canal 4 fue Notimundo del diario El Universal, un noticiario de 2 horas dirigido por Jacobo Zabludovsky y patrocinado por General Motors, al que siguió el Diario Nescafé en 1967, basado en el matutino Hoy de la cadena NBC, precursora de la amalgama de diversión e información y que instauró un modelo a base de locutores carismáticos que mezclaban noticias con espectáculos para captar mayores audiencias, brindar variedad al programa y hacer atractivos los telediarios a los patrocinadores.

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Era un formato que vendría a consolidar el icónico informativo estelar 24 horas estrenado en 1970 y que estaría “al aire” durante 28 años hasta 1998, dirigido por Zabludovsky y creado por la nueva Dirección General de Información y Noticieros, que para producir los propios programas informativos de Televisa, se encargó a Miguel Alemán Velasco. Eran los tiempos del hoy decrépito expresidente Luis Echeverría. Se terminaba de estatizar el Canal 13, bandera de lo que hoy ya privatizada es Uno de Azteca Noticias de Ricardo Salinas Pliego y que comenzó el impulso de sus noticiarios con Siete Días, conducido por el Chayotícher Joaquín López-Dóriga. Televisa se disponía a convertirse en el monopolio de la verdad.

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