El libertarismo que EU tanto presume, no ha sido más que el pretexto encubierto para querer instaurar su control de la Doctrina Monroe transcentenaria
Por Pablo Rojas
Regeneración, 25 de septiembre del 2021. En política los posicionamientos sirven para formar bloques en torno a proyectos políticos, por eso son el momento clave de las definiciones.
El pasado 16 de septiembre, durante el desfile militar anual (que es el acto marcial que sirve para presumir la fuerza del Estado), el presidente Andrés Manuel López Obrador se posicionó en contra del ataque de Estados Unidos de América contra Cuba e hizo un llamado al presidente Joe Biden para terminar con el bloqueo vergonzoso que ha ceñido a la isla durante décadas.
Miguel Díaz-Canel fue el único presidente invitado a la ceremonia, y en su discurso, además de hacer un recuento histórico de los lazos de amistad entre Cuba y México reconoció que en medio de la “guerra total” en la que se encuentra su país, la ayuda del gobierno mexicano resulta clave.
Por su parte, el posicionamiento de AMLO representa un afianzamiento antiimperialista, al extender un brazo de ayuda y rebelarse al cerco de EUA, lo cual seguramente será tomado como un desacato por parte de la potencia del norte.
No es casual que se escogiera el 16 de septiembre, pues al ser día de la independencia de México, se dio también un mensaje de independencia política respecto a EUA, al mismo tiempo que se extendió un brazo de solidaridad con Cuba en medio de un llamado a desaparecer la OEA, ese aparato añejo de intervencionismo en el continente.
En unos días, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) discutirá plantear un posicionamiento consensado en ese sentido, a propuesta del gobierno de AMLO.
Durante el período neoliberal, Estados Unidos consolidó la subordinación económica de México.
Esto, a través del Tratado de Libre Comercio; de las privatizaciones de las empresas paraestatales; de la línea geoestratégica de apropiación del sector energético; de la deuda y la política de ajuste; del control financiero del Banco de México.
Además con el supuesto combate contra el terrorismo y el narcotráfico; y del control ideológico de la tecnocracia administradora del Estado, EUA logró fijar a México como su subordinado y principal operador latinoamericano de la política imperialista.
Gracias a la Alianza TransPacífico, los gobiernos neoliberales de Vicente Fox y Felipe Calderón promovieron la subordinación de la política diplomática latinoamericana con iniciativas como el ALCA, el Plan Puebla-Panamá o el Plan Mérida.
Fox llegó al extremo de correr a Fidel Castro de un importante encuentro internacional, defendiendo vergonzosamente los argumentos ideológicos de George W. Bush.
Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto fueron por su parte, los principales artífices de la política privatizadora.
Peña fue de hecho, el operador de la privatización petrolera que entregó a las grandes corporaciones estadunidenses y españolas el crudo mexicano.
La narrativa imperialista neoliberal ha insistido en tildar al gobierno cubano de ser una dictadura, promoviendo todo tipo de intervencionismo.
Hacer un llamado a respetar la soberanía de un país independiente, convierte a México en un nuevo país líder en el debate soberanía nacional-imperialismo.
Tanto Biden como el resto de dirigentes imperialistas de EUA tomarán esto como un gesto de desacato e insurbordinación.
En ese sentido, el papel de la derecha mexicana continuará siendo el de respaldar de manera lacaya la narrativa estadunidense, posicionándose cada vez más en un sentido golpista y proimperialista.
Debemos cuidarnos de sus andanadas, porque la alianza entre ese sector y el gobierno de EUA puede significar un verdadero peligro autoritario contra la soberanía mexicana.
Para quienes creemos que la independencia política y económica de cualquier país debe ser respetada a toda costa, es necesario sumarnos a favor de la soberanía latinoamericana y por el fin del bloqueo genocida contra Cuba.
El libertarismo del que Estados Unidos tanto presume de ser guardián, no ha sido más que el pretexto encubierto para instaurar su control de la Doctrina Monroe transcentenaria.
Si estos días han estado llenos de posicionamientos es porque en plena crisis de la hegemonía estadunidense, se va agudizando la conformación de los dos bloques en América: el del imperialismo y la subordinación ante EUA y el de la independencia y la libertad latinoamericana.
Que cada quién tome su posición.
*Pablo Rojas. Especialista en Estado, Gobierno y Democracia por el Instituto Complutense de Estudios Internacionales. Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM.