#Opinión: La promesa de mi abuelo | Relatos De Pesadilla

En Relatos de Pesadilla, Luis Orlando Montane tiene la historia de un abuelo que cargó por décadas con una pesada culpa por haber faltado a su palabra ante el verdadero amor: la promesa de mi abuelo.

La historia de un abuelo que cargó por décadas con una pesada culpa por haber faltado a su palabra ante el verdadero amor: la promesa de mi abuelo.

Por Luis Orlando Montane

RegeneraciónMx, 10 de mayo de 2022.- Amigos de Relatos de Pesadilla y RegeneraciónMx, en esta ocasión les tengo la historia de una talentosa escritora del hermoso estado de Durango, Annais Veloz. Ella, a parte de escribir historias macabras, también es músico y emprendedora. Está en Facebook como Historias macabras para no dormir. Síguela.

El gran amor de mi abuelo

Esto que te contaré a continuación le sucedió a mi abuelito, quien a cada oportunidad nos decía que debíamos cumplir nuestras promesas para que no nos sucediera lo mismo que a él…

Desde muy joven se enamoró de Clara, una chica que, a diferencia de él, pertenecía a la alta sociedad. Los padres de mi abuelo solo tenían una pequeña tienda donde él trabajaba y aprovechaba para ver a Clara cada que iban a surtir la despensa.

Mi abuelo siempre trataba de cruzar una que otra palabra con ella, pero siempre cuidando que ninguno de sus padres lo descubriera, ya que para ellos no era bien visto que entablaran una amistad y, mucho menos, un noviazgo siendo de clases sociales diferentes.

Cierto día, los padres de Clara tuvieron que salir de la ciudad, así que ella aprovechó para conocer a mi abuelo. Fueron los días más hermosos para ambos, pues se dieron cuenta que estaban enamorados. Cuando regresaron los papas de Clara, ella y mi abuelo tuvieron que verse a escondidas por las noches en un parque. Así pasaron los días escondiendo su romance, hasta que lamentablemente fueron descubiertos por uno de los trabajadores de la familia de la joven.

El padre furioso encerró a Clara en su habitación, porque había deshonrado a su familia al tener un romance con alguien de clase social baja.

Mi abuelo, bastante dolido, se enlistó en el Ejército para obtener un mejor estatus social, pues en ese tiempo los militares eran bastante respetados. Pero antes, le envió una carta a Clara jurándole que regresaría por ella.

Promesas sin cumplir

Mi abuelo olvidó rápido su promesa y un día se comprometió en matrimonio en Michoacán. Clara, al enterarse, enloqueció. Llena de rabia quebró uno de los vidrios de su casa y, al escuchar el escándalo, sus padres y trabajadores salieron de inmediato a ver qué sucedía. Y vaya sorpresa: Clara sostenía un gran pedazo de vidrio entre sus manos y todos podían ver la fuerza con la que lo tomaba, porque escurrían grandes hilos de sangre sobre su brazo.

Intentaron tranquilizarla, pero sus esfuerzos eran inútiles. Ella culpaba a sus papás por el matrimonio de mi abuelo y, sin querer, de un solo movimiento se cortó la garganta cuando su papá intentó quitarle el vidrio de la mano.

Los padres de Clara cayeron en la locura al ver morir a su hija hasta ser llevados a un hospital psiquiátrico, donde pasarían sus últimos días de vida. Nunca se supo a ciencia cierta quién se quedó con la casa de la joven, pues las personas que trabajaban ahí abandonaron la vivienda al poco tiempo. Todos aseguraban ver a Clara deambulando por la casa y podían escuchar claramente sus lamentos.

Siempre llegaban a oídos de mi abuelo un sinfín de historias sobre Clara y eso lo entristecía bastante, pues sabía perfectamente que él había incumplido su promesa y por ende era el responsable de que Clara estuviera vagando por los dos mundos, el de los vivos y el de los muertos.

Por esa razón no perdía oportunidad de recordarnos cuán importante es cumplir nuestras promesas.

El reencuentro

Lamentablemente, mi abuelo después de enviudar fue diagnosticado con cáncer terminal, así que les pidió a mis tíos lo llevaran a Guadalajara a la casa de Clara. Decía que necesitaba pedirle perdón para poder morir en paz.

En la familia no estaban muy felices con la idea, pero después de tanto insistir terminaron por aceptar. Mi abuelo jamás olvidó el sitio exacto donde se encontraba la casa y quedó atónito al ver que era tal cual la recordaba. Obviamente, ya estaba bastante deteriorada por el paso del tiempo y en ese momento se encontraba deshabitada. Por ello mi abuelo pidió entrar en la casa, y fue bastante difícil porque el terreno y la maleza hacían casi imposible el ingreso.

Cuando por fin lograron entran pudieron escuchar un leve lamento que les erizó la piel

Es ella, gritaba mi abuelo.
—¿Es quién papá?, preguntaba mi tío nervioso.
—Clara, aún sigues aquí mi amor.
—Pero, papá aquí no hay nadie.

El lamento se hacía cada vez más fuerte y se escuchaba el crujir del piso a su alrededor. Bastante temerosos dijeron que era hora de marcharse pues las cosas se estaban poniendo demasiado raras, y justo cuando tomaron a mi abuelo para dirigirlo hacia la salida, uno de los pocos vidrios que quedaban tronó de la nada, quedando esparcidos los vidrios muy cerca a mi abuelo.

—Tranquila Clara, ya estoy aquí mi amor.

En ese momento, todos se sorprendieron demasiado pues mi abuelo tomó una fuerza que hacía años no tenía, y comenzó a caminar con paso firme adentrándose cada vez más a la casa. Asustados seguían a mi abuelo tratando de darle alcance, pero el caminaba rápido y la casa de verdad era enorme.
Cuando por fin lograron alcanzarlo, mi abuelo se veía bastante diferente. Ahora, su aspecto era demasiado joven y estaba tomado de las manos de una hermosa mujer de tez clara, ambos se miraban enamorados y despedían una fuerte luz.

—Papá, le gritaban mis tíos al ver que se alejaban tomados de la mano.

Él solo volteó y les sonrió y siguió su camino con aquella bella mujer. Todos vieron cuando ella atravesó el muro. Pero mi abuelo cayó desplomado a escasos centímetros del mundo. Al acercarse, mi abuelo estaba muerto y su rostro había envejecido nuevamente, pero tenía un semblante de paz que jamás habían visto en él.

Según dice la gente, después de la visita de mi abuelo y mis tíos jamás se volvió a ver o escuchar nada. Quiero creer que ahora mi abuelo es feliz con la que siempre fue el amor de su vida.

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