En el operativo de Nochixtlán participaron, según testimonios de pobladores y de defensores de los derechos humanos, elementos de la SSP de Oaxaca y civiles armados pertenecientes a la Ubisort, grupo paramilitar ligado al PRI que ha cometido crímenes atroces que tienen en la cárcel a varios de sus dirigentes.
Regeneración, 8 de julio de 2016.- En el operativo de desalojo del pasado 19 de junio, que cobró nueve vidas y dejó más de 100 heridos, participaron según testimonios de pobladores y de defensores de los derechos humanos elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca y civiles armados pertenecientes a la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort), grupo paramilitar ligado a facciones del PRI que ha cometido crímenes atroces que tienen en la cárcel a varios de sus dirigentes.
Los testimonios indican que en el choque que siguió al fallido intento de despejar el bloqueo carretero, participaron al menos ocho hombres armados que llegaron de la parte trasera del cementerio. Desde antes de arribar a ese punto habían comenzado a disparar. Luego, se pertrecharon en la loma, y desde ahí abrieron fuego tanto contra la policía como contra los pobladores que la enfrentaban con cohetones, piedras y bombas molotov.
Eran unos ocho hombres con sombreros y paliacates, o sea, se disfrazaron de maestros de la CNTE, dice un defensor de los derechos humanos que se ha entrevistado con decenas de testigos
Si se combinan esos testimonios con los registros que pobladores de Nochixtlán tienen en sus teléfonos celulares, los militantes de Ubisort habrían disparado desde la loma al filo de las 10:48 horas, cuando los agentes federales lograron su máximo avance, en el punto donde termina el panteón y donde el camión de pollos era consumido por las llamas. Esos de la loma fueron los que metieron el desmadre, dice un testigo.
El 20 de junio, en una entrevista con Denise Maerker, el gobernador Gabino Cué excluyó a la Ubisort cuando puso nombre y apellido a los grupos radicalizados que, dijo, han participado en los bloqueos de la CNTE. Mencionó, para el caso Nochixtlán, al Frente Amplio de Lucha Popular (FALP), al Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT) y al Frente Popular Revolucionario (FPR).
Militantes del FPR viven en un asentamiento irregular, la colonia 20 de noviembre, que se ubica muy cerca del crucero de la emboscada, como funcionarios federales han preferido llamar a los hechos que la CNTE y presidentes municipales de la zona nombran masacre.
El 19 de junio, varios manifestantes huyeron hacia la loma donde se encuentra la colonia y fueron perseguidos por policías que lanzaron gases a las precarias viviendas del lugar. Veintiocho niños, con sus padres, pasaron una semana refugiados en el vecino municipio de San Andrés Sinaxtla, hasta que volvieron acompañados de personal de la CNDH y la defensoría local.
El FALP es una organización afín al Partido del Trabajo, que en los pasados comicios llevó como candidato al senador Benjamín Robles, a quien en el entorno del gobernador Cué consideran traidor por haber dividido el voto de las izquierdas y favorecido el triunfo de Alejandro Murat.
La Ubisort se ha enfrentado a lo largo de su historia con otras organizaciones del pueblo Triqui, pero en la actualidad, dice un conocedor de los conflictos de la región, la Ubisort y su antiguo rival, el MULT, ya son la misma cosa.
Unos días antes de la balacera había llegado a Nochixtlán un numeroso contingente de habitantes de diversas comunidades de Tlaxiaco. La mayoría se fueron la noche del sábado, molestos porque veían escasa participación de los maestros en el bloqueo. Nos dijeron que los teníamos ahí sufriendo bajo el sol y que no veían apoyo, dice una maestra de la zona.
Pero los militantes de la Ubisort no habrían llegado necesariamente con ese grupo, pues antes del 19 de junio el bloqueo era muy relajado, muy flexible, como dice un profesor.
Ahora se ven pipas atravesadas, esqueletos de otros vehículos, montones de tierra y piedras en distintos puntos de la autopista y la carretera libre. Pero antes del domingo trágico, el bloqueo se limitaba a unas barricadas que daban paso libre a los vehículos ligeros, de modo que los pistoleros pudieron entrar –como según denuncias de los lugareños lo hicieron también policías– en vehículos del transporte público local.
La versión de la presencia de miembros de la Ubisort se nutre del testimonio de un joven que ha sido activo participante desde que iniciaron. Dice que, por casualidad, se acercó a un pequeño grupo que, en la barricada, estaba frente a una computadora abierta. Como la habían dejado quieta un rato, se activó la protección de pantalla y apareció el logotipo de la Ubisort. El joven avisó a sus compañeros y sacaron al grupo, en el cual no había ningún triqui.
En Nochixtlán, Tlaxiaco y otros municipios de donde procedían los muertos y los heridos, el terror no terminó el 19 de junio. Desde el día siguiente, grupos de desconocidos comenzaron a visitar a los deudos de los muertos y a los familiares de los heridos. En algunos casos, los invitaron a que no acudieran a presentar denuncias; en otros, se dedicaron a rondar las casas de las familias con afectados. Mucha de la gente de aquí no tiene miedo a los policías, pero a los paramilitares les tiene terror.
Un dirigente de la CNTE en la región dice que por esa razón, algunos de los heridos, como un profesor que se encuentra hospitalizado en Tlaxiaco, y un joven que está en Tehuacán, Puebla, son permanentemente custodiados por sus compañeros.
Según defensores de los derechos humanos, es más que improbable, dado que la organización triqui tiene fuertes vínculos con sectores del PRI, particularmente con el entorno del ex gobernador Ulises Ruiz, cuyos operadores políticos en Nochixtlán son los hermanos Herminio y Daniel Cuevas, diputado local electo y presidente municipal electo, respectivamente.
El contacto histórico de la Ubisort con el poder estatal ha sido el ex diputado local y ex presidente municipal de Juxtlahuaca José Mejía, señalado públicamente por familiares de la activista Alberta Cariño como uno de los autores intelectuales de su asesinato, en un ataque en el que también pereció el finlandés Jyri Jaakkola (abril de 2010).
Los defensores de los derechos humanos consideran muy probable que el 19 de junio en Nochixtlán hayan actuado personas del grupo del ex alcalde de Santo Domingo Ixcatlán Fredy Eucario Morales, actualmente preso, quien en abril de 2008 ordenó el asesinato de tres personas a plena luz del día (a una la mataron a golpes y luego subieron el cuerpo a un vehículo y le prendieron fuego; a otra le cercenaron los genitales a machetazos).
Eucario Morales encabezaba un comando paramilitar de la Ubisort que, hasta la fecha, sigue operando en la región triqui y otras partes del estado. “Son un grupo paramilitar que también actúa en el narcomenudeo local”, afirma un defensor de los derechos humanos, quien también cuestiona: A las tres horas del enfrentamiento, las autoridades estatales ya estaban diciendo que hubo civiles que dispararon. ¿Por qué? ¿Por qué ellos los metieron?
El miércoles 29 de junio, los afanes del alcalde electo y empresario de la construcción, Roberto Alcides, afin de congraciarse con la población, completaron la tarea de acabar con las posibles evidencias.