El Papa aseguró que la pederastia sacerdotal “se trata de una monstruosidad absoluta, de un pecado horrendo».
Regeneración, 16 de agosto de 2017.- En el libro “Lo perdono, padre”, escrito por el francés Daniel Pittet, quien ahí relata cómo fue abusado de niño por un religioso, el Papa Francisco tuvo la oportunidad de escribir el prólogo y, una vez más pidió “perdón” a todas las víctimas de este tipo de abuso sexual, al que considera una “monstruosidad absoluta” y un “sacrificio diabólico”.
“¿Cómo puede un sacerdote, al servicio de Cristo y de su Iglesia, llegar a provocar tanto mal? ¿Cómo puede haber consagrado su vida para conducir a los niños a Dios, y acabar, en cambio, devorándolos en eso que he llamado ´un sacrificio diabólico´, que destruye tanto a la víctima como la vida de la Iglesia?”
El Papa agregó que “Algunas víctimas han llegado hasta el suicidio. Estos muertos pesan en mi corazón, en mi conciencia y en la de toda la Iglesia”.
Además, asegura que la pederastia sacerdotal “se trata de una monstruosidad absoluta, de un pecado horrendo, radicalmente en contra de todo lo que Cristo no enseña”.
“Es nuestro deber dar prueba de severidad extrema con los sacerdotes que traicionan su misión, y con su jerarquía, obispos o cardenales, que los hubieran protegido, como ya ha sucedido en el pasado”, dijo.
Asimismo, expuso que el objetivo de la Iglesia “es cuidar y proteger con afecto particular a los más débiles e indefensos”, como son los niños.
El Papa Francisco dijo que Daniel Pittet, el autor del libro, “no perdió la esperanza en los hombres ni en Dios” a pesar de los abusos sexuales que sufrió.
“Su historia de dolor me conmovió profundamente. Me di cuenta del tremendo daño causado por el abuso sexual y el largo y doloroso camino al que se enfrentan las víctimas”.
Incluso, dijo que Pittet “decidió encontrar a su agresor cuarenta años después, y ver en los ojos de ese hombre que lo hirió lo profundo del alma. Y le tendió la mano. El niño herido es hoy un hombre de pie, frágil, pero de pie”.
El Papa concluye asegurando que reza por Pitttet y por todas las víctimas de los sacerdotes pederastas, pidiendo a Dios “que nos dé a todos nosotros su perdón y su misericordia”.
Con información de Proceso