El premio entregado en el marco del Foro de Liderazgo Mundial sólo contrastó la crítica situación del gobierno de Peña Nieto, el presidente mexicano que ha llegado a los más bajos niveles de desaprobación en la historia del priismo
Por Jenaro Villamil | Homozapping
Regeneración, 21 de septiembre del 2016.-El mismo día que la moneda mexicana, el peso, rebasó la frontera de las 20 unidades por dólar, el primer mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, fue galardonado en Nueva York por la Asociación Política Exterior (FPA, por sus siglas en inglés) con el premio “Estadista 2016”.
A tres semanas que recibió en Los Pinos, el 28 de agosto pasado, al candidato republicano, Donald Trump, con protocolo de jefe de Estado y que el histrión inmobiliario reiteró la amenaza de que va a construir un muro fronterizo y endurecerá las relaciones comerciales y migratorias con México, Peña Nieto fue galardonado por ser un jefe de Estado “que trabaja en el mejoramiento de relaciones internacionales responsables”.
¿Fue responsable servir de plataforma para que Trump repuntara en la contienda presidencial norteamericana? ¿Fue responsable que el gobierno mexicano interviniera de esa manera torpe en la contienda interna de Estados Unidos? ¿Fue responsable ser el patiño de un político que ha prometido revisar el TLCAN y adoptar medidas proteccionistas? Esas preguntas no fueron respondidas por los promotores de este galardón.
El mismo día que Peña Nieto le pidió al Consejo General de la ONU que no le “dé la espalda” a los migrantes y exhortó a “superar visiones que criminalizan el fenómeno e impulsar políticas globales que impacten positivamente en la vida de los migrantes”, en la ceremonia para premiarlo como Estadista del Año, no hubo uno sólo de los migrantes mexicanos que viven en Nueva York, que pasan por múltiples carencias y que no han recibido ayuda del consulado.
A la ceremonia “en familia” del galardón asistieron, principalmente, los funcionarios del gobierno de Peña Nieto, como la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, el nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade, su amigo, el cónsul mexicano Diego Gómez Pickering y, entre las escasas personalidades de la vida neoyorquina, estaba el gobernador de Nueva York, Andrew Mark Cuomo.
La misma semana que el gobierno de Peña Nieto presentó ante el Congreso mexicano un Paquete Económico de 2017 con un severo recorte al gasto público, con escasas perspectivas de crecimiento económico, con unas finanzas públicas desfondadas por el alto nivel de endeudamiento, el mandatario mexicano fue reconocido como Estadista del Año.
En la misma ceremonia no estuvieron inversionistas, banqueros ni estrategas de alto nivel que antes habían alabado el Mexican Moment y las once reformas estructurales del peñismo, pero que ahora le dan la espalda.
En otras palabras, el premio entregado en el marco del Foro de Liderazgo Mundial sólo contrastó la crítica situación del gobierno de Peña Nieto, el presidente mexicano que ha llegado a los más bajos niveles de desaprobación en la historia del priismo.
Para no ser una broma, el galardón es una vacilada. Fue un evento similar a la foto que los turistas internacionales se toman en Disneylandia, con Mickey Mouse, para acentuar el mundo de la fantasía consumista que domina en Estados Unidos.
Ni siquiera los medios norteamericanos y neoyorquinos más serios, ni los más frívolos, tomaron en cuenta la foto de Peña Nieto en el Foreign Policy Association.
La propia cuenta de Twitter de la organización, @FPA_ORG, con sólo 23 mil 277 seguidores, reprodujo el autohalago del vocero presidencial Eduardo Sánchez, del cónsul general de México en Nueva York, Diego Gómez Pickering, artífice de este galardón para su amigo el presidente, y de medios mexicanos como Televisa, Newsweek en Español o El Universal. Ningún medio norteamericano tomó en serio este galardón.
A Peña Nieto no se le recordará por este efímero reconocimiento sino por el daño causado en apenas 4 años de su administración, más los que se acumulen. De alguna manera, es el Estadista del Daño.