banco centralde Estados Unidos, en una videoconferencia con motivo de la Expomanagement 2007 y comportándose como elefante en cristalería, advirtió que o se cambiaba la Constitución para dar paso libre a las petroleras privadas, o México enfrentaría una
gran crisis fiscal. Le llovieron las críticas.
El suyo fue un desplante inusual, reflejo de problemas que vinculan lo monetario-financiero con el predicamento energético de Estados Unidos. No fue, ni es, asunto menor: aunque el jefe de la Fed vota como uno de los 12 bancos Fed
, es un cargo de gran poder: fija la agenda, los montos de emisión del dólar, moneda de reserva mundial y las tasas de interés. No fue sólo la codicia de su clientela. Greenspan exhudó incertidumbre por el abasto de hidrocarburos del mayor consumidor de crudo per cápita del planeta, en medio de una narrativa oficial de supuesta bonanza energética shale.
Desde entonces la Fed ha comprado 4.4 billones (millones de millones) de dólares en papeles gubernamentales e hipotecas respaldadas con bonos del Tesoro. Los analistas de la oferta global de dólares, conocida como M3, se alarmaron porque en medio de la explotación shale, Greenspan aceleraba la emisión de moneda. Pero a partir de marzo de 2006, luego de que dejó la Fed, entró en vigor una prohibición rara, aprobada en 2005, anulando la publicación de la M3 que seguía la pista de lo que grandes bancos e inversionistas de Wall Street hacen con su dinero. Las excusas están en línea (FRB:H.6Release-Discontinuance of M3). La M1 calibra sólo las formas más líquidas de dinero: el efectivo en manos del público –conocida como M0– más los cheques de viajero, cuentas de cheques y otros tipos de depósitos con los que se permite girar cheques. En noviembre de 2005 M0+M1 sumaron 2.2 billones. La M2 incluye la M1 más cuentas de ahorro, depósitos hasta 100 mil dólares; estados de cuenta en dinero comercial y el mercado de fondos mutuos. (M1+M2= 6.7 billones). El M3 incluye todo el M2 –y el M1– más dinero de alta denominación, de 100 mil dólares o más, depósitos temporales, estados de cuenta institucional –bancos– y en fondos, recompra de obligaciones emitidas por instituciones de depósito y eurodólares –no es la moneda euro sino depósitos de residentes de Estados Unidos en sucursales extranjeras de bancos estadunidenses, o en los bancos de Canadá, Reino Unido o paraísos varios. En 2005 la M3 fue de 10.0 billones. Si se resta la M2, se perdió la pista de 3.3 billones.
Ben Bernanke, sucesor de Greenspan, reemplazado en 2014 por Janet Yellen, dijo que la Reserva Federal no ocultará al público los datos de M3
, simplemente, no vamos a recabar ni organizar esa información
(¡Ah!).
Sin descanso se repite que ha sido por las bajas regalías
, la flexibilidad
yaccesibilidad
a favor de firmas e inversionistas del gas shale, que Estados Unidos es el único país que ha podido tener una explotación a gran escala de este hidrocarburo
y además se dice que es porque permite la presencia de privados y de pequeñas y medianas empresas en la explotación del shale(Reforma, 10/4/14). Se deja a un lado que diferente a otros productores, Estados Unidos maneja a su antojo la principal moneda de reserva mundial, cuya emisión desde 2006 es secreta y que en lo geológico los registros de 10 años de extracción diaria de más de 60 mil pozos shale en 32 cuencas analizados por el geofísico David Hughes (Drill Baby, Drill Postcarbon Institute 2013) indican que la producción shale de Estados Unidos no es de larga duración y que, según estudio financiero de Deborah Rogers (Shale and Wall Street Energy Policy Forum, 2013), los pozos shale no producen lo que habían ofrecido producir ni los ingresos que prometían.
En marzo de 2007, cuando Greenspan recetaba a México la regresión constitucional y petrolera para que Exxon, Chevron, Shell o BP et al. se lanzaran sobre el país, según el Departamento de Energía la producción de gas de Estados Unidos había aumentado 25 por ciento y el petróleo en 2 millones de barriles diarios. Banca y Fed sabían que pese al declive abrupto de los pozos, la producción se sostuvo por medio de un frenético y costoso ritmo de perforación. Según Rogers, eso fue alentado por las grandes firmas bancarias y de inversión de Wall Street, llevando a cientos de pequeñas y medianas empresas shale a la quiebra. Hughes dice que el costo de perforar más de 7 mil pozos sólo para mantener el mismo nivel de producción de gas en 2012, fue de 42 mil millones de dólares –mmd–. En petróleo shale se perforaron poco más de 6 mil pozos en 2012, con un costo de 35 mmd, para mantener el mismo nivel de producción.
Gracias a PRI y PAN, Morgan Stanley, Citigroup, Goldman Sachs, JP Morgan, etc, lograron grandes victorias. Con sus cómplices y socios y los bolsillos repletos de la etérea M3, vienen de la mano de big oil y de las mineras por petróleo, gas, agua y tierra enfrentando sin duda gran rechazo y resistencia popular.