Piden a AMLO declare bienes de Octavio Paz patrimonio nacional

Viuda de Octavio Paz muere sin dejar testamento, propiedades -como su archivo- están desprotegidos
Regeneración, 2 de junio del 2018. Toda vez que la viuda de Octavio Paz, murió sin dejar testamento el patrimonio del Nobel de Literatura mexicano están desprotegidos, por ello Fabricio Mejía, presentó en la plataforma Global Change, una petición dirigida a Andrés Manuel López Obrador pide que sus propiedades sean declaradas patrimonio de México

«La viuda de Octavio Paz murió sin dejar testamento y, tanto las propiedades como el archivo del Premio Nobel de Literatura mexicano, están desprotegidos. Pedimos a las autoridades del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador hacer las gestiones que permitan que se le declare patrimonio de todos los mexicanos», señaló Fabricio Mejía.

La petición que puede firmarse aquí; ha sido reforzada por quienes apoyan esta petición con los siguientes señalamientos.

En el caso Noe Aguilar, externa que el legado de Paz debe quedarse en México, para que lo estudien las futuras generaciones.

Enrique Márquez, subraya la obra de Octavio Paz de quién dice que es el hombre mas importante de las letras del siglo XX y lo expresa de la siguiente manera «es importante salvaguardar el acervo documental del hombre de letras más importante de nuestro siglo XX».

Por su parte Graciela Salazar Leon, expresó al brindar su apoyo a esta iniciativa que sus bienes»Nos pertenece a los mexicanos».

Otros como David Morales, señalan la pertinencia de esa modalidad de rescate de los bienes de Octavio Paz «Estoy de acuerdo que se lleve acabo de esa forma»

Laos Quirós explica «Estoy de acuerdo pertenece a nuestro país Mexico, no mas ventas al extranjero».

Y es que Octavio Paz, estuvo ligado a Marie-José Tramini de nacionalidad francesa, desde los años 60s, cuando la conoció durante su estancia como embajador de México en la India.

Marie-José, falleció en la Ciudad de México, el pasado 26 de julio del 2018.

El diario El País recuerda algunas estampas de Octavio Paz, en la descripción de la escritora mexicana Elena Poniatowska:

A la vuelta de India, al filo de los 70, la pareja se instaló en la capital mexicana, en un piso del paseo de la Reforma. “Sus días  −rememoraba un artículo de este diario de 2014− transcurrían entre la escritura, decenas de viajes, el cuidado de un invernadero y de algunos gatos. A primera hora, Marie-Jo leía los periódicos y seleccionaba lo que pudiera interesarle a su marido. Desayunaban juntos y luego él se metía a su estudio para escribir “sin interrupciones”. Por la tarde iban al mercado, al tenis (“solo jugaba yo. Pero Octavio me acompañaba, el pobre”), al cine, a una cena o se quedaban en casa viendo la tele (“¿sabe que a Octavio le encantaban Los Simpson?”).

Dicho diario narra además que en 1996, un incendio arrasó su casa, incluido un mueblecito donde Paz guardaba las primeras ediciones de sus libros.

El presidente Ernesto Zedillo intercedió por el Nobel mexicano y la pareja se mudó a una mansión −la antigua casa del conquistador español Pedro de Alvarado− en el barrio colonial de Coyoacán; indicó el rotativo.

Tras la muerte de Paz, Tramini se mudó de nuevo al acomodado barrio de Polanco.

Allí la imaginaba Poniatowska: “en la noche se comunica con Octavio y durante el día lee y corrige la obra de jóvenes creadores en torno a una mesa, frente a una taza de café o simplemente accede a satisfacer su curiosidad sobre la vida y la obra del gran poeta mexicano”, según relató dicho medio.


Óyeme como quien oye llover

Por Octavio Paz

Óyeme como quien oye llover,

ni atenta ni distraída,

pasos leves, llovizna,

agua que es aire, aire que es tiempo,

el día no acaba de irse,

la noche no llega todavía,

figuraciones de la niebla

al doblar la esquina,

figuraciones del tiempo

en el recodo de esta pausa,

óyeme como quien oye llover,

sin oírme, oyendo lo que digo

con los ojos abiertos hacia adentro,

dormida con los cinco sentidos despiertos,

llueve, pasos leves, rumor de sílabas,

aire y agua, palabras que no pesan:

lo que fuimos y somos,

los días y los años, este instante,

tiempo sin peso, pesadumbre enorme,

óyeme como quien oye llover,

relumbra el asfalto húmedo,

el vaho se levanta y camina,

la noche se abre y me mira,

eres tú y tu talle de vaho,

tú y tu cara de noche,

tú y tu pelo, lento relámpago,

cruzas la calle y entras en mi frente,

pasos de agua sobre mis párpados,

óyeme como quien oye llover,

el asfalto relumbra, tú cruzas la calle,

es la niebla errante en la noche,

es la noche dormida en tu cama,

es el oleaje de tu respiración,

tus dedos de agua mojan mi frente,

tus dedos de llama queman mis ojos,

tus dedos de aire abren los párpados del tiempo,

manar de apariciones y resurrecciones,

óyeme como quien oye llover,

pasan los años, regresan los instantes,

¿oyes tus pasos en el cuarto vecino?

no aquí ni allá: los oyes

en otro tiempo que es ahora mismo,

oye los pasos del tiempo

inventor de lugares sin peso ni sitio,

oye la lluvia correr por la terraza,

la noche ya es más noche en la arboleda,

en los follajes ha anidado el rayo,

vago jardín a la deriva

–entra, tu sombra cubre esta página. ~