Política social, un camino a la esperanza

La política social que propone López Obrador cambiará el asistencialismo por una política participativa, incluyente, democrática, transparente, productiva y reconstructora de confianza. La política social extenderá el sentimiento de esperanza a todo el país.

Por María Luisa Albores González

Regeneración, 11 de mayo de 2018. La política social asistencialista basada en la focalización y asignación de subsidios condicionados (PROGRESA-OPORTUNIDADES-PROSPERA) está agotada. No obstante que han tenido un papel considerable en la contención del crecimiento de la pobreza extrema, el número de personas en condiciones de vida precarias es casi idéntico al que había hace 25 años: 20.5 millones de personas tienen un ingreso inferior a la línea de bienestar, cifra muy cercana a la que se tenía en 1992.

Es así que la promesa de “romper el círculo intergeneracional de la pobreza” no ha sido cumplida. Además, en este sexenio la mayoría de los programas sociales se han convertido en mecanismos para el uso clientelar de los recursos públicos, muchas veces con claros tintes electorales.

Si bien la disminución de la pobreza extrema no es exclusivamente responsabilidad de la política social, ya que existen factores económicos que influyen directamente en ella como el crecimiento económico, la inflación, el salario real, etc. La experiencia nos muestra que apostar exclusivamente a las políticas individualizadas sirve para mantener a las personas en condiciones de subsistencia mínimas, ya que el apoyo prácticamente se entrega para el consumo, pero no para generar prosperidad y hacer efectivos los derechos sociales.

Atendiendo esta realidad, la nueva política social que propone Andrés Manuel López Obrador para el nuevo periodo que está por comenzar en México, es una política potenciadora de las capacidades de las personas, reconociéndolas como constructoras de su propio progreso. La nueva función del Estado será como potenciador de procesos de desarrollo local incluyente de largo plazo.

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Esto implica el desarrollo de proyectos de Economía Social en los municipios con mayor grado de marginación y pobreza del país para convertirlos en territorios productivos que generen ingresos sostenibles para sus habitantes, que reconstruyan el tejido social y empoderen a las personas, quienes dejarán de ser tratadas como objetos de la política, como simples “cifras” y, en cambio, se les reconocerá como ciudadanos con derechos sociales, como actores de su propio destino.

Se trata de promover sociedades cooperativas, empresas sociales y agencias de desarrollo local por todo lo largo y ancho del país. Organizaciones que detonen procesos integrales de inclusión, en los que no solo participe la Secretaria de Desarrollo Social sino también Economía, Desarrollo Urbano y Territorial, Agricultura, Cultura, Comunicaciones y Transportes, Trabajo, entre otras. Nos proponemos que cada comunidad en condiciones de pobreza pueda vincularse a actividades productivas, desarrollar la infraestructura social necesaria para tener acceso a salud de calidad, a una educación pertinente de acuerdo con su cultura y su realidad regional, mejorando las condiciones de sus centros escolares. Es fundamental potenciar la riqueza cultural y valorar el conocimiento ancestral de los pueblos originarios. El objetivo es construir alternativas para mejorar la calidad de vida, sin paternalismo ni asistencialismo. En este propósito buscamos poner en el centro a las personas y a las comunidades como agentes del cambio.

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En una primera instancia, con todas nuestras energías, nos proponemos atender de manera prioritaria a los 7.4 millones de personas en pobreza extrema, considerándolos sujetos de derechos. Se mantendrán los programas sociales pero desterrando su uso clientelar y electoral. Por ejemplo, se fortalecerá el programa 65 y más, haciéndolo universal, estableciéndolo en la ley como un derecho, por lo que dejará de ser una dádiva a expensas de la voluntad del gobierno en turno. Se aumentará al doble la pensión que reciben los adultos mayores y se entregará mensualmente a lo largo de todo el sexenio.

La política social en nuestro gobierno será participativa, incluyente, democrática, transparente, productiva y reconstructora de confianza. La política social extenderá el sentimiento de esperanza en todo el país, porque, como dice Andrés Manuel, “POR EL BIEN DE MÉXICO, PRIMERO LOS POBRES”. Ha llegado el momento de disminuir la desigualdad social en el país y de mejorar la vida de la población en condiciones de pobreza. Este es el centro de la nueva política social que proponemos, un cambio verdadero para y desde la gente.

*Propuesta de AMLO para ocupar la SEDESOL