Por Guadalupe Lizárraga / Los Ángeles Press*
Los mexicanos fuera de México vemos con profunda indignación y tristeza lo que sucede en nuestro país, y no podemos quedarnos callados.
El caso de Nestora Salgado, una mujer admirable por su integridad y su compromiso incondicional con las comunidades indígenas, ha movilizado a los mexicanos en varias ciudades de EEUU, aunque en México sólo sus familiares y activistas más cercanos a las causas de Guerrero se han volcado a la lucha por su liberación.
Como ustedes saben, Nestora Salgado, madre y abuela, que logró la ciudadanía estadounidense por violencia doméstica con su primer esposo, y que después de un accidente automovilístico fue inhabilitada por el Estado, dedicó su tiempo libre a ayudar a las comunidades indígenas de La Montaña Guerrero, específicamente en Olinalá, su pueblo natal.
Nestora creó un puente solidario entre la ciudad de Renton, Washington, y Olinalá Guerrero. Enseñó a sus hijas a amar a su pueblo, a sus orígenes, y a ser solidarias con los más vulnerables. Su inteligencia y su conciencia la llevaron más allá de la generosidad individual, y al ver que Olinalá estaba siendo desfalcada por las autoridades locales y se incrementaba la violencia con los secuestros de adolescentes por el crimen organizado, decidió organizar a la comunidad para proveerse su propio sistema de seguridad
Ésta fue la denuncia pública de Nestora Salgado y el principal estímulo para crear la Policía Comunitaria de Olinalá, el 27 de octubre de 2012.
Salió a las calles y a habló con el pueblo, les explicó la importancia de combatir la violencia desde la comunidad para salvar sus vidas y la vida de sus hijos, porque las autoridades oficiales y las policías municipales estaban vinculadas al crimen organizado.
La tarea fue ardua y muy valiente. La gente del pueblo empezó a escucharla y participar con ella en el proceso de selección. La forma de elegir a los integrantes de la Policía comunitaria fue abierta y directa. Cada interesado en participar como policía comunitario era presentado a la comunidad y la comunidad votaba para confirmar si esa persona era digna de pertenecer a esta institución facultada legalmente por el sistema normativo indígena, bajo el régimen de la Ley 701 de Reconocimiento, Derecho y Cultura de los Pueblos del Estado de Guerrero.
Ésta fue la tarea voluntaria de Nestora. El pueblo se unió y concretó su organización. Y ello tuvo un impacto positivo de inmediato en la seguridad de Olinalá. El crimen disminuyó radicalmente y se revelaron las acciones delictivas de quienes hoy precisamente se presentan como candidatos a diputados por parte del PRI y de otros partidos.
Nestora, después de varios éxitos de la policía comunitaria, fue invitada por el entonces gobernador Ángel Aguirre a participar dentro de su gobierno. Ella rechazó la oferta y se mantuvo con la comunidad. Meses después de rechazar esa oferta, Nestora fue detenida arbitrariamente por el ejército sin una orden de aprehensión, el 21 de agosto de 2013. Fue subida a un helicóptero, y trasladada a Chilpancingo donde le hicieron firmar unos documentos sin permitirle su lectura. De ahí la trasladaron a Acapulco para abordar un avión rumbo al penal federal de alta seguridad El Rincón Tepic Nayarit donde fue encarcelada.
Durante los primeros siete días la mantuvieron en absoluta incomunicación, hasta que intervino la Embajada de EEUU para saber su paradero.
Durante ese tiempo, los medios de comunicación en México no se interesaban en el caso de Nestora ni en la Policía comunitaria. Más aún, los medios cubrían las noticias sobre Michoacán y confundían a las autodefensas de esta entidad con la Policía comunitaria de Guerrero. La diferencia es abismal aunque las dos tengan el fin último de proveer seguridad a la comunidad. Las autodefensas de Michoacán surgen como una medida desesperada para detener el crimen organizado, y es una decisión que se da al margen del Estado mexicano, es decir, como un acto de insurgencia, lo cual fue señalado por los representantes de Estado como un acto de terrorismo, por el desafío a la autoridad y la portación de armas de fuego de uso exclusivo del ejército. En cambio, la policía comunitaria nace con el respaldo de la comunidad indígena, bajo facultades legales, la Ley 701 y el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los derechos de los Pueblos originarios. Es decir, la policía comunitaria opera dentro de los parámetros del Estado mexicano, y actúa bajo su manto legal.
Sin embargo, los medios dieron cabida a las manipulaciones de los funcionarios corruptos como en el caso del ex procurador Iñaki Blanco, quien fue denunciado con evidencias de sus vínculos con el narcotráfico, así como el mismo presidente municipal de Olinalá, Eusebio Rodríguez, quien funge hoy como candidato a diputado federal por el PRI, y el exgobernador Ángel Aguirre, con una trayectoria delictiva similar.
Mientras los mexicanos en Estados Unidos se movilizaban por la libertad de Nestora, hacían plantones frente a los consulados, e inundaban las redes sociales con la denuncia de las violaciones de los derechos humanos de Nestora, en México, los funcionarios de Guerrero le fabricaron un expediente para acusarla de los delitos de secuestro agravado y delincuencia organizada.
Ésta es la batalla que libra Nestora, con una huelga de hambre y de líquidos, como una forma de protesta radical contra la violación de sus garantías constitucionales, pese a que fue exonerada de cargos por el Poder Judicial federal en marzo de 2014.
Nestora debe de ser liberada de inmediato, porque el Estado mexicano ha cometido un crimen contra ella, y lo sigue perpetrando cada día que la mantiene presa, así sea en una clínica de la cárcel de Tepepan en la Ciudad de México.
El caso de Nestora no es un caso aislado. La violación a sus derechos humanos representa la política de represión y abuso contra las comunidades indígenas. Su caso revela la red de criminales que están dentro de las instituciones de gobierno y el saqueo que hacen de las comunidades.
Los criminales, desde el gobierno, prefieren mantener a México en la oscuridad, porque sólo pueden depredar a una sociedad con miedo y recluida en la televisión. Pero Nestora demostró, desde su trabajo en la comunidad de Olinalá, que el crimen puede combatirse con éxito y que la justicia es posible cuando el pueblo se organiza y pierde el miedo.
Regeneración 30 de mayo del 2015. Publicado primero en Los Ángeles Press