Como rector de la UNAM, José Narro Robles omitió las irregularidades de un directivo, luego lo «premió» con un puesto en la Secretaría de Salud.
Regeneración, 8 de mayo del 2020. La Dirección General de Responsabilidades, Inconformidades y Registro e la UNAM registró en 2015 graves irregularidades durante la gestión de José Narro Robles.
De acuerdo con el informe de órgano de contraloría de la Máxima casa de estudios, observó distintas anomalías manejo del presupuesto universitario y en la contratación de bienes y servicios para la realización de la Olimpiada Nacional 2014.
El documento apunta desvío de recursos públicos, mala administración, violaciones a la normatividad, negligencia y omisión por Severino Rubio Domínguez, director general de Actividades Deportivas y Recreativas.
La investigación de Contralínea, asegura que el entonces rector negó las acusaciones y que en vez de sancionar al funcionario universitario, lo premió con un puesto tras su segada a la Secretaría de Salud.
LAS IRREGULARIDADES
De octubre de 2014 a enero de año siguiente la contraloría revisó las operaciones financieras de los 20.7 millones d pesos aportados por la Conade para este evento deportivo donde la universidad fungió como subsede.
“Hubo múltiples irregularidades e incumplimientos en la aplicación de la normatividad e instrumentación de controles para el buen uso de recursos financieros por parte de la Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas (Dgadyr) de la UNAM»
Las que apuntan a Rubio Domínguez y a sus subalternos Maximiliano Aguilar Salazar, director de Deporte Representativo, y José Luis Marín Correa, secretario académico.
La auditoria destaca que el 30 por ciento dela distribución de los recursos fue con cargo a fuentes distintas al patrocinio otorgado por la Conade.
Además no se realizó licitación alguna para la adquisición de de vienes y servicios ni existe evidencia de la celebración de contractos.
También e observaron otros desvíos por 829 mil 232 pesos a conceptos ajenos a la Olimpiada.
Llama la atención el patrocinio de una comida entre ex jugadores de fútbol americano y jugadores de Pumas CU Liga Mayor que costó 43 mil 500 pesos.
Y el hospedaje del equipo de baloncesto en el hotel Villas Posadas con un costo de más de 282 mil pesos, actividades que no estaban establecidas en el contrato.