“Me han dicho ‘indio huarachudo’, yo les contesto que mis huaraches son el ejemplo de que ir de a un lado a otro, es llevar tus raíces de aquí para allá”, dice.
Regeneración, 8 de noviembre de 2017.- Ricardo Pablo fue galardonado con el Premio Nacional de la Juventud 2017 y aunque ha escuchado que le digan “indio huarachudo”, hoy es el único indígena mexicano en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).
Ricardo es originario de La Mina, una comunidad en Tuxtepec, Oaxaca, estudió en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y contó que, aunque en su pueblo existe la regla “naces pobre y mueres pobre”, él desde niño trabajó cargando bolsas y pasando hambre porque sabía que quería romper esa regla.
“Desde pequeño sabía que no quería morir pobre. No sé hablar la lengua de mi tierra, porque mi madre se rehusó a enseñarme para que no me discriminaran, porque vivimos en un país que juzga por su forma de hablar, incluso por el color de piel”, dijo.
Ricardo viste la ropa típica de su región y calza un par de huaraches que le dio su abuela hace cuatro años, antes de morir.
El joven estudia en el MIT y trabaja limpiando departamentos para poder apoyar a su hermana que padece cáncer cerebral.
“Me han dicho ‘indio huarachudo’, yo les contesto que mis huaraches son el ejemplo de que ir de a un lado a otro, es llevar tus raíces de aquí para allá”, aseguró.
Cuando leyó su discurso, el joven dijo que nunca se ha podido sentar a comer con sus hermanos porque todos migraron de México.
“Desde pequeño sabía que no quería morir pobre. Mi familia, la educación y mis amigos siempre me han acompañado, han sido la fuerza”.
Cuando estudió en la UNAM, dijo que no tenía idea de donde dormiría pero que sus compañeros le abrieron las puertas de sus casas e incluso lo apoyaron económicamente.
“Estudiar y trabajar no es posible si uno quiere ser químico, por lo que comencé a vender dulces en mis clases”.
Antes de concluir sus estudios en la UNAM, Ricardo soñaba con estudiar en el extranjero y aunque no sabía cómo lo haría, nunca abandonó el sueño.
Fue el 30 de enero de 2012, cuando recibió la noticia de que había sido aceptado en el MIT, “fue uno de los más emocionantes de mi vida”.
Actualmente estudia el último año y «trabajo con nanomateriales hechos de silicio, carbono y polímeros. Me gusta entender el comportamiento de polímeros y de los otros materiales; la idea es generar y mejorar microchips para distintas aplicaciones”, señaló el joven de 26 años en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
https://youtu.be/Dam-EFwleuI
Con información de Conacyt y El Universal