Senado brasileño dio un paso decisivo hacia la destitución de la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, al aceptar, por 59 votos contra 21 por irregularidades fiscales
Regeneración, 10 de agosto del 2016.-En una sesión que se prolongó durante unas 16 horas, el pleno del Senado brasileño decidió este miércoles por 59 votos a favor y 21 en contra seguir adelante con el proceso de destitución contra la presidenta Dilma Rousseff, acusada de graves irregularidades fiscales. Y que supondría el fin de un gobierno de izquierda, después de 13 años. Que empezó con Luiz Inácio Lula da Silva que inauguró el gobierno en 2011.
Mientras los Juegos Olímpicos de Río 2016 captan la atención de los brasileños y el mundo, el Senado daría un fuerte respaldo al impeachment contra la primera mujer presidenta de Brasil.
ALa banda presidencial que Michel Temer usa desde mayo, cuando sustituyó a Rousseff suspendida debido al juicio político, será suya hasta el 1 de enero de 2019 si las dos terceras partes del Senado finalmente destituye a la mandataria en una última votación prevista para fines de este mes.
En su primer período fue dura con la corrupción y castigó toda sospecha, al punto de que en sus primeros doce meses no le tembló el pulso para destituir a siete ministros salpicados por denuncias.
En junio de 2013 la sorprendieron unas de las mayores protestas de la historia del país, cuando millones de personas tomaron las calles para protestar por los pésimos servicios públicos, justo un año antes de que Brasil acogiera el Mundial de fútbol.
Desde entonces, Brasil entró en ebullición y Rousseff comenzó a derrumbarse, aunque logró ser reelegida en 2014.
El Congreso investiga si incurrió en un “crimen de responsabilidad” al aumentar el gasto público durante la campaña electoral para su ratificación en 2014, sin contar con el visto bueno del Parlamento, tal y como exige la legislación brasileña.
Mientras sus detractores la acusan de violar la Constitución, la mandataria denuncia que es víctima de un «golpe» orquestado por la centro-derecha para tomar el poder sin acudir a las urnas.
(Agencias)