Por Tato Schab.
En el año 1979, la banda Pink Floyd editó su undécimo y legendario álbum titulado “The Wall” (El Muro). Compuesto principalmente por el bajista y cantante Roger Waters, las letras del disco relatan las desventuras de un rockstar llamado “Pink”, que afectado por diversos traumas y conflictos, se recluye en un mundo de paranoia. Ahí construye una inmensa pared que lo protege pero a la vez lo aísla de la sociedad, donde este personaje, evidentemente no se siente seguro.
De esta manera, el bueno de “Pink” comienza un viaje retrospectivo mental que incluye recuerdos de su niñez; la sobreprotección de su madre; la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial; así como también la continua opresión por parte de sus maestros en sus años de educación.
Entre el aire pesimista que rodea al disco, nos encontramos con la canción “Hey You”, que es un claro llamado de atención al estilo de vida que tiene atrapado a “Pink”, y donde la última frase de la letra es: “Juntos resistimos, divididos caemos”.
Los muros aún existen. Nos encargamos de construirlos día tras día con prejuicios, envidia, ideologías y pensamientos que prevalecen el individualismo sobre el interés colectivo y el bien común. Para todos los órdenes (y a veces desórdenes) de la vida es menester la capacidad de convivencia y comunión social, para lograr un compromiso de acción. Por lo tanto ¡ni un ladrillo mas en el muro! Afuera de nosotros mismos y en sociedad se encuentra el cambio.
Derribemos esa pared o corremos peligro de quedar encerrados tras ella en el mundo de “Pink”, con el agregado de la violencia atroz que se vive en estos días. El líder político y pacifista Mahatma Ghandi nos dejó la enseñanza “La violencia es el miedo a los ideales de los demás”.
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