Un tercio de los chinos menores de 20 años podría morir por culpa del tabaco
Así lo advierte un estudio publicado en la revista científica británica “The Lancet” que se basa en dos análisis elaborados con catorce años de diferencia a cientos de miles de ciudadanos chinos
Regeneración, 10 de octubre del 2015.-La gran afición de los chinos por los cigarrillos pasará factura al país en las próximas décadas. Un estudio realizado conjuntamente por investigadores de Reino Unido y del gigante asiático alerta de consecuencias nefastas para la población, la más alarmante la posibilidad de que uno de cada tres hombres jóvenes mueran de forma prematura por el tabaco.
La investigación, publicada por la revista científica The Lancet, prevé que, si se sigue el ritmo de consumo actual, el número de muertes derivadas del tabaquismo en China alcance los dos millones anuales en 2030 –el doble que en 2010– y alcance los tres millones en 2050. Y la mayoría serán hombres: «Alrededor de dos tercios de los jóvenes chinos se convierten en fumadores a una edad muy temprana. Si la tendencia no se detiene, al menos la mitad de ellos morirán por el hábito», afirma el documento, elaborado por investigadores de la Universidad de Oxford y la Academia China de Medicina.
El análisis compara los resultados de dos estudios realizados con 15 años de diferencia a más de 730.000 ciudadanos chinos de varios puntos del país, tanto en las ciudades como en el campo, para mostrar la evolución del porcentaje de fumadores en China. Los resultados son totalmente opuestos según el género: mientras que en las mujeres se observa un progresivo abandono del hábito (menos del 1% de las nacidas después de 1960 ha muerto por causas relacionadas con el tabaco), en el caso de los hombres la cifra ha pasado del 10% al 20% y seguirá creciendo. La situación es especialmente crítica para los varones nacidos entre los años 70 y 80 del siglo pasado, que empezaron a fumar a una edad muy temprana y en un momento en que el consumo de cigarrillos tocó máximos. Las mujeres de esta generación, en cambio, son las que menos fuman de las últimas décadas.
El análisis compara los resultados de dos estudios realizados con 15 años de diferencia a más de 730.000 ciudadanos chinos de varios puntos del país, tanto en las ciudades como en el campo, para mostrar la evolución del porcentaje de fumadores en China. Los resultados son totalmente opuestos según el género: mientras que en las mujeres se observa un progresivo abandono del hábito (menos del 1% de las nacidas después de 1960 ha muerto por causas relacionadas con el tabaco), en el caso de los hombres la cifra ha pasado del 10% al 20% y seguirá creciendo. La situación es especialmente crítica para los varones nacidos entre los años 70 y 80 del siglo pasado, que empezaron a fumar a una edad muy temprana y en un momento en que el consumo de cigarrillos tocó máximos. Las mujeres de esta generación, en cambio, son las que menos fuman de las últimas décadas.
El tabaquismo es ya uno de los mayores problemas de salud pública del gigante asiático. China es el primer país consumidor y productor de tabaco del mundo, con más de 300 millones de fumadores activos y 740 millones más expuestos directamente al humo. Los últimos datos oficiales indican que alrededor de 1,3 millones de personas al año mueren por enfermedades relacionadas con el tabaco. Los investigadores habla de «epidemia», y aseguran que la única solución para evitar estas muertes es lograr que muchos de los actuales fumadores lo dejen y prevenir a los más jóvenes que se enganchen.
Se trata de una tarea complicada en un país donde fumar es un hábito arraigado en el día a día de la sociedad. Muchos negocios se cierran en restaurantes, después de comidas copiosas, entre cigarrillos y copas del licor local baijiu. De hecho, un paquete de tabaco de calidad es un regalo muy apreciado tanto entre jóvenes como mayores.
Otra de las causas que ha propiciado el cada vez mayor consumo de tabaco es su precio. Un paquete de baja calidad puede costar solamente 2,5 yuanes (unos 35 céntimos de euro), una cantidad muy asequible para la práctica totalidad de la población, después de varios años de aumento constante de los ingresos gracias al rápido desarrollo del país. Las autoridades han subido los impuestos en varias ocasiones, pero esto no ha logrado desincentivar el consumo porque el precio sigue siendo irrisorio.
A falta de una ley a antitabaco de ámbito nacional, varias ciudades han aprobado sus propias normas, la más restrictiva en Pekín, donde desde el pasado junio se prohíbe fumar en restaurantes, oficinas e incluso en algunos espacios públicos al aire libre. Si bien hay menos humo en los locales, sigue siendo habitual ver clientes encendiéndose cigarrillos después de comer. Fuera de las grandes ciudades, el progreso en este campo es mínimo.
Las campañas antitabaquismo se enfrentan a la dura oposición de la Corporación Nacional de Tabaco de China, la compañía estatal que, en régimen de monopolio, produce y comercializa este producto en todo el país. Los impuestos por cada cajetilla vendida y los beneficios de esta corporación —que no cotiza y, por lo tanto, no está obligada a revelar sus cuentas— son una importante fuente de ingresos para las arcas públicas. Según varias estimaciones, contribuiría entre un 7% y un 10% del total recaudado cada año.
(El Páis)