Hace 15 años el padre de Hermelinda murió. Ella tenía solo 9 años de edad.
17 de noviembre de 2014.-A este dolor se sumó haber sido violada por el esposo de una prima por lo que decidió dejar su natal Pachuca y aventurarse a la vida de la calle.
Hoy de 24 años, con 5 abortos y un hijo que dio en adopción a los 15 años, la joven vive en las calles del Centro Histórico con un solo miedo: la muerte.
«Me preocupa que me vayan a matar, que las ambulancias no se vayan a parar», respondió la joven al preguntarle qué era lo que más miedo le daba de vivir en la calle.
«Mi mayor miedo es que me pase algo y nadie me ayude. Les hablamos a las patrullas o ambulancias que pasan y no se paran… nos insultan y tratan mal».
Desde su llegada a la Ciudad ha estado en distintos puntos del DF, siendo los alrededores del Metro Juárez su última parada.
«La banda» a la que pertenece solía estar integrada por unas 30 personas de distintas edades que vivían en la calle.
Al paso de los años algunos se han ido a otros grupos o han logrado dejar las drogas para reinsertarse en la sociedad, sin embargo, otros han muerto.
«Antes éramos más, pero se han muerto. Paulina no sé de qué murió, El Cacho murió, Jazmine murió, a Abraham lo mataron, Claudia murió en el hospital, en el parto… dicen que de un derrame cerebral», recordó la joven.
Con el objetivo de poder actuar en caso de una emergencia, la joven explicó que llevaba una semana sin drogarse y con «su chavo» buscaban dejar las drogas.
‘Varios de la banda murieron en la calle’
Si alguien pregunta por Abraham, sus compañeros inmediatamente responden que «lo mataron con un machete».
Intoxicados con thinner y aguarrás, los 10 integrantes de esta comunidad asentada en las inmediaciones del Metro Juárez recuerdan que así murió, aunque no logran asegurar si fue hace un mes o hace un año.
«A un valedor lo mataron igual, nosotros estábamos durmiendo, sino los hubiéramos detenido.
«Dicen que se molestó porque una chava, que luego viene para acá, le pidió una cobija, pero llegó otro hombre en ese rato y se empezaron a pelear, nomás que mi valedor no vio y el otro sacó un cuchillo y ahí quedó», narró Víctor de 36 años, el mayor integrante de este grupo.
Recordó, además, que a otro de sus compañeros que le decían «El Jarocho» lo atropellaron y el culpable se dio a la fuga.
Hace unos años este grupo, que previamente «vivía» en la Calle Artículo 123, era conformado por unas 30 personas, hoy apenas se cuentan 10 de ellos.
Algunos, explicaron, después de tantos intentos lograron dejar las drogas y regresaron con sus familias y consiguieron un empleo. Otros murieron víctimas del vicio.
«Varios compañeros se han muerto por la droga, no aguantaron y tuvieron recaídas (…) yo ya estoy dejando de hacerle. Con mi chava llevamos una semana sin meternos nada, no queremos que nos vaya a pasar algo», agregó Víctor que trabaja limpiando parabrisas.
Él es «el chavo» de Hermelinda, de 24 años, quien manifestó que la muerte es su mayor miedo.
«No somos extraterreste, somo igual que todas las personas, sólo que vivimos en la calle.
«Hay veces que hablamos con la gente y no nos apoya; muchas veces paramos una patrulla o una ambulancia y no nos quieren ayudar», lamentó.
Actualmente, se desconoce con exactitud el número de decesos de población de la calle ocurridos durante el año y qué sucede con sus cuerpos.
Por ello, la asociación El Caracol se dio a la tarea de ir a los puntos en los que se ubica población de la calle y preguntarles directamente cuántos de sus grupos habían muerto.
En este año se contabilizaron 21 decesos. De ellos, tres cuerpos terminaron en la fosa común.
*Información: Agencia Reforma