El INAH descubrió un complejo sistema de canales debajo de la tumba del rey Pakal II, lo cual cambia la teoría original de la construcción; se pretendía asociar al gran señor de Palenque con los mantos acuíferos.
Regeneración, 26 de julio 2016.- Un complejo sistema de canales, descubierto por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) debajo de la tumba del rey Pakal II en el Templo de las Inscripciones, ‘‘cambia la teoría original sobre la construcción’’ de esa pirámide maya en la zona arqueológica de Palenque, Chiapas.
Así lo explicó el arqueólogo Arnoldo González Cruz, director del proyecto, quien detalló que el sistema hidráulico fue diseñado y construido en el siglo VII dC y ‘‘fue el punto de partida desde el cual se erigió el edificio y cuyo fin fue asociar a Pakal II, el gran señor de Palenque, con estos acuíferos’’.
Además, prosiguió, ‘‘la cercanía de este sistema a la cámara funeraria de Pakal II –a 1.70 metros debajo del umbral de la pared norte– permite suponer que reproducía de manera simbólica el camino que conduciría al rey a las aguas del inframundo’’.
El proyecto arquitectónico fue diseñado por K’nich Janaab’ Pakal durante su reinado, que abarcó de 615 a 683 dC, cuya construcción culminó su primogénito, K’nich Kan B’ahlam.
Hecho fortuito
El hallazgo es ‘‘un hecho fortuito, pues ocurrió durante los trabajos de conservación arquitectónica que se desarrollan en el edificio’’, explicó el arqueólogo. El 13 de mayo de 2013, La Jornada adelantó sobre los primeros estudios que se efectuaban en ese lugar mediante la utilización de georradar.
Con ese descubrimiento, puntualizó González Cruz, ‘‘cambia la tesis original del arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier acerca de que la cámara funeraria de Pakal II, descubierta en 1952, era el punto de partida de los nueve cuerpos que componen el Templo de las Inscripciones. Sin embargo, con la actual evidencia se sustenta que su centro debió estar dado por la existencia de un manantial’’.
La exploración previa del sistema hidráulico se hizo con cámaras de video, adaptadas a un par de pequeños vehículos, con la colaboración del arqueólogo Miguel Ángel Vázquez y el trabajador Hernán Peñate, quienes se introdujeron varios metros.
El director del Proyecto Arqueológico Palenque consideró que el diseño de los canales pudo determinarse como una forma de drenar el agua pluvial proveniente de las terrazas que forman el Templo XXIV, ubicado al sur de la pirámide maya.
No obstante, la hipótesis más sólida es la relacionada con la existencia de un manantial sobre el que fue construida la tumba de Pakal II y cuyas aguas fueron canalizadas por esa vía.
Cuerpos de agua
‘‘Esa teoría se sustenta tanto en los datos arqueológicos como en las menciones en la epigrafía e iconografía mayas sobre Palenque y otros sitios donde el entierro de personajes se asoció a la presencia de cuerpos de agua’’, señaló.
El canal, dijo, está construido mediante hileras horizontales de grandes piedras talladas, unidas con rajuelas y arcilla plástica.
‘‘Estas piedras –informó el especialista del INAH– están cubiertas con otras de mayor tamaño dispuestas en forma paralela a modo de techumbre. El conducto es casi cuadrado (50 x 40 centímetros), el piso es de roca caliza tallada y tiene unos 17 metros, y en el momento de su descubrimiento se observó que el agua aún sigue su curso.’’
Más preguntas que respuestas
Entre el ajuar con el que Pakal El Grande fue ataviado al morir, hace mil 333 años, se halló un par de orejeras con un epígrafe que narra cómo, para ser recibido por el dios del inframundo, el difunto debía sumergirse en el agua del dios Chaac.
Arnoldo González, quien descubrió también el sarcófago de la Reina Roja, explicó que la investigación proseguirá, debido a que estos hallazgos generan más preguntas que respuestas.
Y espera continuar la exploración con el uso de tecnología de punta, como el georradar, que confirme la existencia de éstos o más canales y conocer mejor su origen y configuración.
La existencia de este sistema hidráulico debajo de la tumba del monarca maya, indicó Arnoldo González, ‘‘es importante a nivel arqueológico, histórico y epigráfico porque permite asociar la iconografía y el simbolismo de los antiguos mayas’’.
La construcción de ese acueducto fue realizada –indicó el arqueólogo– ‘‘por habitantes de comunidades aledañas, artistas y artesanos talladores de piedra que vivían’’ en Palenque.
Este es el punto de partida de una serie de investigaciones, explicó Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de arqueología del INAH.
Al respecto, señaló: ‘‘Habrían de destacarse tres aspectos fundamentales: el nivel ingenieril, arquitectónico y tecnológico de los mayas realizado en este sistema hidráulico que muestra la forma en que concebía el mundo esa civilización’’.
Información de La Jornada.