Último adiós a Pedro Tamayo, periodista asesinado en Veracruz

“Él ya está tranquilo, jodidos nosotros que seguimos en este infierno”, dice su esposa.

 

Pedro Tamayo

Regeneración, 25 de julio de 2016.- El pasado domingo, entre llantos y lamentos, familiares, amigos y conocidos despidieron a Pedro Tamayo, reportero asesinado que había huido de Veracruz por amenazas.

El periodista huyó de Veracruz hacia Oaxaca luego de que fuera amenazado por policías para que “dejara de estar chingando al Fiscal y al Gobernador”, regresó a Tierra Blanca, donde fue asesinado la noche del pasado jueves.

El cortejo fúnebre en su natal Tierra Blanca estuvo encabezado por su esposa y compañera de redacción, Alicia Blanco Beiza; su madre, Socorro Rosas; su hijo, su hermano y su nieto de cinco meses quien aún está en brazos.

Su esposa recordó la disciplina con la Tamayo ejercía el periodismo.

“Gorda, reportan que hay un ejecutado. Vamos, por favor“. “Pedro me convencía, así fuera de madrugada. Nos íbamos y cubríamos la exclusiva. Más que esposos, fuimos los mejores amigos. Ya no podré leerle a Catón, ni las crónicas de Ignacio Carvajal, sus favoritas. En fin, él ya está tranquilo, jodidos nosotros que seguimos en este infierno”.

Antes de llevarlo al camposanto, la mujer se acercó a su cara y le dio un beso en los labios.

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La última noticia que Tamayo reportó fue el mismo día en que murió, minutos antes de ser baleado, subió a su página de Facebook, Línea de fuego, la nota de un sujeto de 51 años que fue acribillado sobre la carretera estatal Pueblo Viejo-Cotaxtla, como siempre, escribió las características de los agresores.

Cuando el cuerpo llegó a su última morada, el Cementerio Jardines del Recuerdo, en Tierra Blanca, su madre se lanzó contra los agresores: “Malditos los que te hicieron eso. Eras mi niño tan hermoso… que amabas tu trabajo, me quitaron mi corazoncito”.

Sus familiares no evitaron llorar la ausencia; un hermano hincado sobre el lodo reprochaba el final de Tamayo Rosas; su hijo, aferrado al hombro de su madre buscaba consuelo en medio de cánticos funestos. La despedida inminente llegó con el sello de cemento sobre la lápida.

Tamayo pasó de lavaplatos y ayudante de mesero a las filas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) como policía raso para finalmente colaborar de manera activa con los periódicos El Piñero de la Cuenca, Al Calor Político, Mi Revista Veracruz, El Cañero de la Cuenca, Crónica de Tierra Blanca, Noticieros Radio Max y La Voz de Tierra Blanca.

Su familia lo reconoce como un hombre luchón que buscaba por todos lados para que hubiera más entradas de dinero: vendiendo perfumes, postres, tortas en los partidos de béisbol y en las loterías que organizaba en el patio de su casa; jamás tuvo mucho dinero, como aseguran quienes lo vinculan con el Cartel Nueva Generación.

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“Dicen que mi esposo edificó una mansión en la parte trasera de mi domicilio, pues bien, ya vieron los medios que no es así. Si bien mi esposo se dio la oportunidad de comprar un auto de agencia, como muchas personas, no somos ricos ni tengo resuelto mi futuro. Pedro fue un hombre luchón y todo lo que consiguió escribiendo lo que pocos se atreven: incomodando al Gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

Para los familiares, la pérdida es irreparable y lo único que quieren es justicia.

Con información de Sin Embargo.