Hace un mes, Peña Nieto dio un discurso que se voltearía contra él pues en Río hay ausencia de medallas, acusaciones de corrupción y se evidenció la falta de apoyo a los atletas.
Regeneración, 15 de agosto 2016.- El pasado 15 de julio en la ceremonia de abanderamiento de las delegaciones mexicanas para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río 2016, Enrique Peña Nieto, pronunció un discurso que ahora parece jugar en su contra.
Ante el micrófono, Peña Nieto afirmó: “Ustedes estarán proyectando al mundo lo que está ocurriendo aquí, en México. La transformación que México está impulsando, no por un esfuerzo sólo del Gobierno, sino porque, como sociedad queremos ser mejores, queremos tener una mejor Nación”, después acotó: “Y estamos esforzándonos todos por irla modelando, por ir transformando a México, por generar un país de mayores oportunidades para todos y, sobre todo, un país que dé a sus habitantes calidad de vida y bienestar para las familias de México”.
Después, insistió: “Ustedes proyectarán, justamente, mucho de este proceso de transformación que México está viviendo”.
A diez días del inicio de los Juegos Olímpicos, en el medallero olímpico no hay ninguna medalla registrada para México.
Cada día se ve más lejos la posibilidad de lograr medallas, se suman las derrotas, se intercambian culpas y reclamos; atletas hacen señalamientos de falta de apoyo y la sociedad mexicana cada día más decepcionada por la falta de medallas deportivas.
Pero no sólo hay “mal humor” social por la ausencia de medallas, las reformas estructurales que prometieron “milagros” para la economía y la educación, sólo han logrado un sinnúmero de protestas sociales por las fallas en su diseño e implementación y los “gasolinazos” han continuado pese a las promesas de la reforma energética.
Salarios que no alcanzan, y un visible aumento en la pobreza e indigencia, como lo confirmó la Cepal, que posicionó a México con 42% de población en pobreza sólo detrás de El Salvador, Paraguay, Guatemala y Honduras.
Además, los múltiples escándalos de conflicto de interés y corrupción que han manchado el gobierno de Peña Nieto.
En este sentido, los atletas mexicanos han sido un triste retrato de un México que no invierte suficiente en deporte, cultura y educación y un reflejo de funcionarios corruptos o sin conocimientos en la rama, a la cabeza de instituciones, haciendo gala de su puesto, viajando con sus parejas y gastando dinero del erario, mientras los atletas a duras penas cuentan con apoyo para el desempeño olímpico.
Han sido, pues, el retrato de un México desquebrajándose por la corrupción, el tráfico de influencias y la incapacidad del gobierno, así como de las ilusiones rotas de un país.
Las últimas esperanzas de escuchar el himno mexicano en Río 2016, quedan en manos del equipo de nado sincronizado, el triple salto y de los taekwandoin Carlos Navarro y Saúl Gutiérrez y María del Rosario Espinoza.
Con información de Sin Embargo y Proceso.