Walmart, corrupción y un nuevo Estado democrático

Por Irma Eréndira Sandoval. El gran tema que rondó todas y cada una de las intervenciones de los candidatos presidenciales en el debate fue el de la corrupción, ya fuera como diagnóstico, como denuesto, como denuncia, o como promesa para combatirla.
 
Ya sabemos que Walmart desembolsó 24 millones de dólares en sobornos y corruptelas para agilizar permisos de construcción en áreas no pocas veces reservadas a hospitales, escuelas, reservas ecológicas y hasta zonas arqueológicas. Pero más que saber lo que Walmart pagó, hoy lo urgente es saber lo que esta empresa, y otras similares, no pagan.
 
El tema de fondo son los miles de millones de pesos que esta trasnacional y muchos otros poderosos grupos, continuamente dejan de ingresar al fisco vía la evasión de impuestos, los regímenes preferenciales y la multiplicación de los llamados créditos fiscales. Es ahí donde junto a los fraudes y las tropelías de los actores privados, se anida la gran corrupción que tiene al país al borde del colapso.
 
Durante el sexenio de Calderón, Walmart recibió más de 2 mil contrataciones gubernamentales, 200 nuevas concesiones, y tan sólo en 2011, 365 permisos para abrir nuevas sucursales, (abriendo una sucursal diaria: 365) ello demuestra que hoy por hoy el sistema económico en nuestro país funciona a partir de un continuo tráfico prácticas ilícitas, intereses empresariales y lobbies políticos que claramente anulan la competencia y el crecimiento.
 
Los cálculos recientes han estimado que la corrupción involucrada en las licitaciones y las asignaciones de contratos gubernamentales llega a representar más del 30% del dinero público invertido en este tipo de procesos. Incluso de forma cínica muchos gobiernos de países desarrollados, cómodamente permiten a sus empresarios locales la deducción de impuestos de los montos dedicados a los sobornos en el exterior. Los mexicanos hemos vivido en un régimen antidemocrático y corporativo en el que al desmantelamiento neoliberal del Estado protector y desarrollista le ha seguido el franco sometimiento del Estado de Derecho y el vaciamiento de la soberanía de nuestra nación.
 
Hoy el Estado yace capturado por poderosos intereses económicos y rentistas que tienen a los ciudadanos a merced de los monopolios. Para contrarestar esta terrible situación es indispensable:
 
1. Cancelar la oprobiosa Ley de Asociaciones Público Privadas que busca liquidar la rectoría del Estado en áreas neurálgicas para el desarrollo como educación, salud, seguridad pública, comunicaciones, e infraestructura básica del país.
 
2. Abrogar el artículo 57 de la actual Ley de Petróleos Mexicanos que establece un régimen de excepción para las compras de bienes y servicios en todas las “áreas sustantivas” de la empresa, removiéndolas del control del Congreso de la Unión.
 
3. Establecer una Ley Federal de Conflictos de Interés que amplíe los mecanismos de prevención de los mismos, endurezca sanciones, y en particular haga obligatoria la publicidad de las declaraciones patrimoniales de todos los funcionarios públicos de alto nivel.
 
4. Auspiciar normas orientadas a ofrecer mayores y mejores garantías para fortalecer la cultura de la denuncia en México. Las leyes de protección a informantes sólo pueden funcionar de forma en el marco de la vigencia de las libertades de expresión, de acceso a la información, de asociación y de sindicalización.
 
5. Reformar la Constitución para dotar de plena autonomía e independencia a las instancias tendrían que velar por la honestidad y la transparencia en la administración pública, ello ayudaría a profesionalizar sus tareas fiscalizadoras e implantaría un verdadero régimen de rendición de cuentas en el país.
 
6. Convertir a sindicatos, partidos políticos y empresarios, concesionarios y corporaciones en sujetos obligados de las leyes de trasparencia del país. El origen de muchas de las tropelías surge porque estos actores se cobijan en el derecho privado aunque desempeñen funciones públicas y se nutren de cuantiosos recursos públicos.
 
7. Finalmente, eliminar salarios irracionales, gastos improductivos, derroche y los privilegios que hoy gozan gobernantes, representantes populares y la burocracia de los diversos órganos constitucionales autónomos, entre otras autoridades.
Walmart quedará en la memoria de los mexicanos hundido en el pozo del desprestigio junto al Fobaproa, la CFE, ISOSA, ABC y Bizjet. Pero este episodio es más una historia de impunidad que de corrupción. El propio presidente de la Comisión Nacional Bancaria de Valores, Luis Téllez, quien es hoy su principal escudero, en reiteradas ocasiones ha negado de forma rotunda acceso a información relacionada con sus operaciones financieras como lo es la autorización del Banco Walmart México Adelante, S.A. de C.V. de muy dudosa legalidad.
 
Todo esto demuestra asimismo, que las historias de éxito y meritocracia empresarial son muchas veces una mera falacia y que la avaricia, la inmoralidad, el sinsentido están signando esta hora de acumulación financiera. El Wall Street Journal publicó recientemente declaraciones de Luis Videgaray quien abiertamente señaló que lo primero que hará al llegar al poder Peña Nieto es reformar la Constitución para permitir que las empresas privadas trasnacionales participen en la exploración, la producción y la refinación del petróleo y que “es hora de deshacernos de las camisas de fuerza ideológica”. (Ver: http://bit.ly/HectZd) Pero nuestra experiencia con las grandes privatizaciones en México demuestra que estas visiones miopes y anacrónicas solamente llevan a la expansión de la corrupción y la ineficiencia de la economía mexicana.
 
Hoy más que nunca debemos pugnar por la verdadera “reforma estructural” que necesita el país que es la reforma del combate a la corrupción.

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* Irma Erendira Sandoval es miembro del Consejo Consultivo de MORENAasí como Coordinadora de Enlace de con la Sociedad Civil y los Movimientos Sociales del Comité de Campaña de Andrés Manuel López Obrador  @Irma_Sandoval  

 
Tomado de:http://www.sinembargo.mx/opinion/09-05-2012/6806
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