Este texto es un extracto de la tesis de doctorado entregada en diciembre de 2020 al Instituto Mora, y que lleva el nombre de “Experiencia sociopolítica en los movimientos estudiantiles recientes (2012-2014), #YoSoy132 y el movimiento por los 43 de Ayotzinapa: juventud ideología y clase”.
Por Ángel González Granados (@angelfulminante)
RegeneraciónMx.- Este 11 de mayo de 2022 se cumplen 10 años del estallamiento del movimiento juvenil-estudiantil #YoSoy132, sui generis y punto de encuentro de diferentes juventudes definidas por su ideología, clase y trayectoria política.
En esta serie comenzaremos por plantear el escenario de la coyuntura electoral que terminaría por ser modificado tras el surgimiento del movimiento.
Lo primero que es importante mencionar es que basados en las preferencias electorales manifestadas en las tres anteriores elecciones presidenciales, parecía que el PRI iba en una irremediable picada para el 2012. En 1994 obtendría 50.1%, en 2000, aproximadamente el 36.1% y en 2006 con un 21.6% (Hernández y Pansters, 2012: 784).
Para el proceso electoral del 2012 el mapa político se componía de dos coaliciones y cuatro candidatos. La coalición “Compromiso por México” encabezada por quien fuera gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, abanderado del PRI y el PVEM. Por otra parte la coalición Movimiento Progresista, compuesta por el PRD, el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, que fue encabezada por Andrés Manuel López Obrador, quien contendía por segunda ocasión a la presidencia.
Según la legislación electoral la campaña electoral para la presidencia duraría 90 días, iniciando el 30 de marzo y terminando el 27 de junio de 2012, cuatro días antes de la jornada electoral (Redacción Animal Político, 2011). Pero probablemente los campos de batalla por la presidencia se ampliaron por primera vez con un alto grado de importancia hacia las redes sociales.
Para Peña Nieto, la opinión pública y la campaña comenzaría en otros espacios de una manera poco suave. El 3 de diciembre del 2011 acudiendo como invitado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para presentar su libro “La Gran Esperanza”. Un reportero le preguntaría cuáles eran tres libros que habían marcado su vida, la respuesta fue un tropiezo complejo en el cual cruzó nombres de autores con libros que no correspondían y titubeó frente al público.
La reacción de la opinión pública en redes sociales fue desfavorable, el tema se mantuvo como tendencia en Twitter por alrededor de tres días a nivel mundial.197 La onda expansiva llegó hasta el otro lado del mundo y cual profeta, la revista británica The Economist cuestionaba a sus lectores si pondrían algo de mayor altura o algo mucho más bajo si se postularan para una elección (T.W., 2011). El medio electrónico Aristegui Noticias, citó ambiguamente el texto de The Economist como “falta de sustancia del aspirante del PRI” (Redacción AN, 2012).
Las aseveraciones de los dos medios no estarían faltas de sustento, sobre todo considerando el seguimiento que Jenaro Villamil, periodista de Proceso, venía haciendo de la construcción de la candidatura presidencial de Peña Nieto. Quien desde su gestión al frente del gobierno del Estado de México había entregado parte de la producción de su imagen a la empresa Mediamates, de Pedro Torres, otro productor de la empresa televisiva Televisa (Villamil, 2012).
Para 2012 la empresa de Torres sería productora de la candidatura a la presidencia de Peña bajo el nombre clave del Proyecto Jorge, encargándose de publicidad, producción de spots, asesoría en discurso, imagen, redes, sociales, manejo visual y contrastes con el adversario (Villamil, 2012). Aunque Villamil menciona que no hubo forma de rastrear el dinero invertido en la construcción de la campaña de Peña, había a disposición informes internos que daban pistas de por lo menos 200 millones de pesos gastados en términos de imagen solo entre abril y junio de 2012 (Villamil, 2012).
En consonancia con estas cifras, pasada la elección, en 2014 una comisión investigadora emanada de la Cámara de Diputados entregó un expediente donde se documentaba el uso de recursos económicos multiplicado 13 veces más que el tope permitido, es decir un aproximado de 4 mil 599 millones 947 mil 834 pesos (Redacción AN, 2014).
Para el 2017, cerca de la finalización de su mandato el gasto en publicidad del gobierno mexicano fue el campeón del gasto. La organización Fundar, documentó que el gobierno de Peña Nieto sería el que más dinero público había gasto en toda la historia del país, es decir, 200 millones de dólares en los primeros cinco años (Ahmed, 2017). De forma que, de principio a fin, el gobierno de Peña Nieto significó sin duda alguna un gobierno teleproducido que encontró la convergencia de una oposición en forma de movimiento social durante una buena parte de la campaña y durante el proceso electoral.
Durante la elección de 2012 fueron alrededor de 50 millones de mexicanas y mexicanos los que sufragaron. De nuevo la diferencia de los votos fue nimia, ni siquiera alcanzaba los 10 puntos. Peña Nieto obtendría 38.59% de la votación, en segundo lugar, Andrés Manuel tendría 31.59% y en tercera posición, la candidata Josefina Vázquez Mota del PAN tendría 25.41% de la votación (Samuano, 2016: 267).
El factor sorpresivo del origen de un movimiento juvenil-estudiantil vendría a cambiar el rumbo del proceso electoral y a enriquecerlo con una serie de protestas que comenzarían en la Ciudad de México y se expandirían rápidamente por las principales ciudades del país.
Semblanza: Ángel es doctor en historia moderna y contemporánea, maestro en sociología política y licenciado en ciencia política. Integrante de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales, el Seminario Nacional de Movimientos Estudiantiles y la Asociación Mexicana de Historia Oral.