Regeneración, 06 de noviembre de 2015. Para el expresidente Carlos Salinas no hay otra causa del mediocre crecimiento económico del país que el llamado “error de diciembre”, ocurrido en el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.
Relajado en su asiento, cruzado de piernas, el lenguaje fluido y la mirada retadora, el exmandatario priista sentenció: “En ese momento se interrumpió el proceso de crecimiento y vino una recesión terrible, y desafortunadamente perdimos el gran momento en que la economía norteamericana, con el presidente Clinton, inició el proceso de expansión más largo y sostenido de su historia”.
Su presencia en el Foro México Summit, organizado por la publicación The Econommist, sembró la expectativa entre académicos, inversionistas, empresarios y medios de comunicación.
Salinas de Gortari enfatizó que la crisis económica desatada en el último mes de 1994 impidió aprovechar el impulso que tenía la economía mexicana con el entonces recién firmado Tratado de Libre Comercio (TLC), el cual ayudó a salir más rápido de la recesión.
Pero Salinas no paró ahí y de plano dijo: “El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) arranca en enero de 1994, y en enero de 1995 tuvimos una macrocrisis, la crisis más terrible que haya tenido México desde la Revolución”.
Según él, los beneficios del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá fueron desaprovechados por el país ante la falta de continuidad de las reformas estructurales, que fueron retomadas por el actual gobierno de Enrique Peña Nieto.
“Tuvimos casi dos décadas sin reformas, y lo que el TLC ha permitido es tener un dinamismo mayor del que hubiéramos tenido sin las reformas, pero no basta, es sólo un instrumento. Si no se dan los otros elementos no se pueden crecer a tasas superiores”, aseguró.
Precisamente culpó del bajo rendimiento de la economía a los sexenios subsecuentes a su gobierno: Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón.
Sobre los casos de corrupción ocurridos durante su gobierno, el manejo insostenible de la deuda, la privatización de varios sectores de la economía, solamente justificó:
“Cometimos errores y esos están reconocidos públicamente. Rendimos cuentas al Congreso de la Unión sobre procesos que en su momento fueron muy debatidos, como las privatizaciones, pero cada uno se sometió a subasta pública, los ingresos se entregaron completos a la Tesorería de la Federación y el Congreso recibió un libro blanco de cada empresa privatizada” presumió.
Luego parafraseó al expresidente estadunidense John F. Kennedy: “El peor enemigo de la verdad no es la mentira, el peor enemigo de la verdad es el mito, el estereotipo, persuasivo, persisten, pero alejado de la realidad”.
Con información de Proceso.