El año de la masacre yo ya era profesora de la UNAM. Había ingresado a estudiar la licenciatura en Historia desde 1953, y fui docente hasta el año de 2015. Algunas de las ideas responden a mis recuerdos y otras me baso en fuentes que eminentes personalidades han investigado sobre el 68
Por Aurora Flores Olea*
Regeneración, 1 de octubre del 2018. Dos acontecimientos recientes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han llamado nuestra atención: por un lado las conmemoraciones del 2 de octubre de 1968, y por otro, los ataques de los “porros” a la manifestación pacífica de estudiantes del CCH Azcapotzalco frente a la Torre de Rectoría.
Yo ya era profesora de la UNAM en 1968, en la Preparatoria # 2 (Tacubaya) y también lo había sido en la Preparatoria #5 (Coapa) y en la #8 (Mixcoac), amén de que había ingresado a dicha institución a estudiar la licenciatura en Historia desde 1953, y fui profesora en la misma hasta el año de 2015; por ello, algunas de las ideas que aquí vierto responden a mis recuerdos y otras, como lo señalo en su momento, me baso en fuentes que eminentes personalidades han investigado acerca de ciertos hechos.
Por lo que se refiere a 1968, se vivía una etapa en la que los medios de comunicación estaban controlados por el gobierno y he sido testigo de cómo se han ido abriendo, probablemente por un inicio de democratización que, precisamente, desde mi punto de vista lo inicia el movimiento estudiantil de 1968 y que ahora, en 2018, ha culminado, en términos electorales, con la histórica copiosa votación del 1° de julio a favor de Andrés Manuel López Obrador.
Así, hasta que pasaron casi 30 años, después de 1968, fue posible entender el porqué de aquellos hechos.
En la década de los años 90 se inició una desclasificación de documentos sobre lo sucedido; primero los estadounidenses, y paulatinamente ciertos archivos mexicanos.
Algunos personajes contemporáneos al hecho ya pudieron escribir sobre el mismo: Julio Scherer, Carlos Monsivais, Álvarez Garín, Carlos Montemayor, entre otros muchos; así como la elaboración de documentales, principalmente los elaborados por Carlos Mendoza, director del Canal 6 de Julio.
En suma, con el tiempo, y la ayuda de nuevas fuentes, la perspectiva histórica se amplía, misma que comparto con el público de Regeneración.mx
En el inicio, nos enteramos de un “pleito”, el 23 de julio de 1968, entre estudiantes de dos vocacionales (nivel medio superior) del Instituto Politécnico Nacional y una preparatoria particular incorporada a la UNAM, la Isaac Ochoterena, en la zona de la ciudad conocida como la Ciudadela; que al intervenir la policía del Distrito Federal para imponer el orden, un grupo de estudiantes “agresores” se habían refugiado en la vocacional 5, por lo que había entrado la policía para castigar a los revoltosos.
En la realidad, el gobierno quería controlar cualquier disturbio en la ciudad, pues se temía a los jóvenes de tendencia izquierdista, ya que se aproximaba el 12 de octubre, fecha de inauguración de las olimpiadas y los ojos del mundo estarían puestos en el país.
Así, el jefe del Departamento del Distrito Federal, Gral. Alfonso Corona del Rosal, envió a un grupo de jóvenes que estaban adscritos al Servicio de Limpieza y Transporte que eran elementos de choque entrenados conocidos como “porros”, y que habían provocado la pelea.
De esta manera, ya se tenía el pretexto para que la policía interviniera; aunque paralelamente agravió a verdaderos estudiantes.
En este punto, surge la siguiente interrogación: se acercaba el fin del sexenio y los “pretendientes” se movían para ser los elegidos por el “dedo” presidencial, como Luis Echeverría, Secretario de Gobernación, Gral. Corona del Rosal, Jefe del Depto. del D.F., Martínez Manatou, Secretario de la presidencia, Juan Gil Preciado, Secretario de Agricultura…
¿También por esto los 2 primeros mencionados intervinieron en los hechos?
El 26 de julio las autoridades del Distrito Federal “ingenuamente” otorgaron la autorización para 2 manifestaciones: una para celebrar el triunfo de la Revolución cubana organizada por el Partido Comunista y la otra, (FENET/PRI) para protestar por los excesos policíacos contra estudiantes en la Ciudadela.
Ambas manifestaciones se encontraron en la Avenida Juárez y acabaron enfrentándose entre sí y no se sabe por qué se realizaron actos de vandalismo contra comercios (con palos y piedras encontradas misteriosamente en los botes de basura).
Cuando un contingente intentó llegar al Zócalo, se le impidió avanzar mediante granaderos ahí parapetados.
Muchos estudiantes, dentro de sus escuelas protestaron por la intervención exagerada de la policía, con el resultado de que durante la noche del 30 de julio, ahora sí con la intervención directa de ejército, éste hizo un disparo de bazuca en la puerta de la Preparatoria #1 (San Ildefonso), además de desalojar a estudiantes de las Preparatorias 2 y 5 y resguardarlas con camiones militares.
El gobierno ni siquiera avisó a las autoridades universitarias acerca de lo que haría.
Por ello, el Rector Javier Barros Sierra, ante los acontecimientos, determinó encabezar una manifestación; las autoridades del D.F. se lo permitieron, de C.U. hasta la calle de Félix Cuevas.
La tarde anterior a la misma, el Rector puso la bandera a media asta en la explanada universitaria en señal de duelo: según expresó, lo que estaba en juego era LA AUTONOMÍA de la institución y había que defender ésta.
El 1° de agosto se llevó a cabo la manifestación encabezada por el Rector; en el transcurso de la misma, hubo agitadores que animaban a los manifestantes a continuar hasta el Zócalo, cuando se veían granaderos a la altura del Parque Hundido para impedir cualquier avance.
Obviamente, los agitadores buscaban otro enfrentamiento.
Después de lo relatado, se conformó el Consejo Nacional de Huelga que más adelante formuló su pliego petitorio.
En cuanto al Rector Barrios Sierra, cayó en desgracia ante el gobierno de Díaz Ordaz por lo que anunció que presentaría su renuncia ante la Junta de Gobierno, sin embargo, aun cuando no había celulares, ni internet, ni redes sociales, se corrió la voz entre profesores y alumnos para que enviáramos telegramas a la Junta de Gobierno, con el objetivo de que no se aceptara la renuncia del Rector; lo que se consiguió.
Una interpretación que escuché recientemente en TV sobre Barrios Sierra y con la que concuerdo: fue un personaje que intelectualmente se mostró superior a Díaz Ordaz y que no sólo intentó preservar la autonomía de la UNAM, sino la DIGNIDAD DE LA INSTITUCIÓN.
Hacia fines de agosto el ejército tomó las instalaciones de C.U. y encarceló a estudiantes y profesores.
Durante todo este mes y septiembre se organizaron manifestaciones estudiantiles ordenadas; una de las peticiones que destaca es la petición de DIÁLOGO que no se dio por aquel gobierno autoritario.
En el movimiento estudiantil, hubo estudiantes de UNAM, POLI, CHAPINGO, IBERO, la NORMAL; brigadas de los mismos, “boteaban” en camiones, mercados, y la población civil no los rechazaba, sino que les demostraba simpatía.
IMPRESIONANTE:
C.U. rodeada por el ejército; transitar por diversas avenidas de la ciudad junto a camiones de ejército.
El gobierno siempre manejó la idea de que los estudiantes eran movidos y manipulados por agentes cubanos y soviéticos, quienes les proporcionaban armas de fuego; por lo tanto, se trataba de una CONJURA INTERNACIONAL, aprovechando que en México se aproximaban los Juegos Olímpicos.
Así se llegó al 2 de octubre.
Convocatoria: a manifestarse en la Plaza de las Tres Culturas en el conjunto habitacional de Tlatelolco para escuchar las decisiones del Consejo Nacional de Huelga cuyos miembros hablarían desde el edificio Chihuahua.
Como sabemos, el resultado fue una masacre o genocidio.
La población civil carecía de información; se difundieron rumores de personas que transitaban por ahí cerca y que escucharon disparos, ráfagas de metralleta, y vieron a muchos camiones del ejército transitando por aquellas calles; surgió una sensación de MIEDO.
Familias y amigos se reunían en los hogares para tratar de discernir qué había pasado; si tenían conocidos en las cercanías o en edificios de Tlatelolco les hablaban por teléfono para informarse, pero todo era confuso y nada seguro.
Radio y Televisión minimizaron el acontecimiento: «pequeña gresca suscitada POR LOS ESTUDIANTES».
Al día siguiente los periódicos hablaron de algunos muertos…
Así, ¿QUÉ PASO ESE 2 DE OCTUBRE DEL 68?
Según las fuentes posteriores:
a) a un sector del ejército comandado por el Gral. Hernández Toledo se le ordenó que mantuviera el orden entre los estudiantes
b) al Batallón Olimpia, que resguardara las salidas del edificio Chihuahua para aprehender a los integrantes del Consejo Nacional de Huelga.
Entonces, ¿Por qué los muertos?
Respuesta oficial: los estudiantes ARMADOS POR AGENTE CUBANOS, dispararon contra los soldados y éstos tuvieron que defenderse. (Los estudiantes NO tenían armas de fuego y menos aún metralletas).
LA REALIDAD fue que elementos del ESTADO MAYOR PRESIDENCIAL, comandados por el Gral. Gutiérrez Oropeza, (y de Corona del Rosal) ubicaron francotiradores tanto en el edificio Chihuahua y techo de la Iglesia de Tlatelolco en la misma plaza, y en otros edificios, de tal manera que de un departamento del edificio Chihuahua salió el primer disparo contra elementos del ejército en tierra y contra manifestantes.
Por ejemplo, el gral. Toledo recibió un disparo en la espalda… y soldados de este grupo gritaban a los manifestantes hacia donde correr para guarecerse de los tiros.
Hubo 2 etapas de tiroteo.
El secretario de la Defensa Marcelino García Barragán NO fue informado de lo que se planeó e hizo el Estado Mayor Presidencial; las instrucciones para Martínez Oropeza fueron dadas por Díaz Ordaz, con el conocimiento de Echeverría.
En suma, si los estudiantes armados atacaron al ejército, cuyas funciones para aquel evento era sólo guardar el orden, pues ese mismo ejército tuvo que responder y en la gresca murieron estudiantes.
Al respecto hay que señalar que García Barragán participó en la Revolución de 1910 y sus ideas eran nacionalistas.
En contraste, se afirma que los presidentes López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría aceptaron a la CIA en México y actuaban conforme a sus intereses.
En aquellos años, se luchaba contra el comunismo (Guerra Fría), y EUA pretendía promover gobiernos militares en América Latina (como posteriormente ocurrió en Chile y Argentina).
En el 68, en México, también se pretendía; por ello la intervención del ejército en los eventos del 68.
Pero aquí no se pudo imponer una dictadura militar porque nuestro ejército no era “de casta”, sino popular gracias a la Revolución de 1910.
Por ello, García Barragán NO se hubiera sometido a instrucciones de la CIA y por ello no se le informó de lo que haría el Estado Mayor Presidencial.
En resumidas cuentas, aquel gobierno autoritario consiguió lo que pretendía desde el inicio: paralizar la actuación estudiantil por las olimpiadas, pero lo hizo mediante miles de muertos y presos políticos.
Lo que resulta una paradoja es que, como hemos visto, ese mismo gobierno provocó el “pleito” entre estudiantes para tener un pretexto con el fin de aprehender a algunos y que el miedo mantuviera pasiva a la mayoría.
Desde luego, tal estrategia fue la equivocada pues no tuvo en cuenta los tiempos que corrían: movimientos estudiantiles en países europeos y en Estados Unidos de Norteamérica, todos ellos, en general, contra el autoritarismo, por diversos factores sociales; pero también todos y cada uno de ellos con sus peculiaridades específicas.
Hemos resumido aquí las de México que, como ya lo señalamos, podría considerarse como el inicio de un proceso, un camino hacia la democracia, que en términos electorales ya predominó el pasado 1° de julio.